■ La disquera, que hizo popular la llamada world music, cumple 15 años
“Putumayo elige canciones que motiven a la gente a explorar más”
■ Jacob Edgar, encargado del proceso de selección del sello, dice que las piezas que editan son accesibles, melódicas y pegajosas
■ Dan Storper, el fundador, afirma que se ofrece música “que haga sentir bien”
Ampliar la imagen Las artísticas portadas de los discos de Putumayo son obra de Nicola Heindl. En la imagen, una de las más populares
Putumayo, la disquera que sacó la llamada world music del circuito de conocedores y la popularizó, cumple 15 años. Abrió los oídos de millones de personas a universos culturales antes ajenos.
En medio de la grave crisis que vive esta industria, Putumayo es una de las disqueras independientes con mayor crecimiento a escala mundial y que se ha vuelto un referente musical para varias generaciones en Occidente.
La disquera busca ofrecer música “que te haga sentir bien”, describió su fundador y presidente, el neoyorquino Dan Storper, en entrevista vía correo electrónico. Al fin y al cabo, la compañía nació de sus ganas de querer compartir la música que había conocido en sus frecuentes viajes y que tanto le apasionaba.
Putumayo refleja, a la par de otros sellos como Real World y Luaka Bop, los actuales procesos de globalización y migración (la música viaja con la gente y se mezcla con la de nuevos lugares).
En el catálogo de cerca de 150 discos, están presentes las raíces musicales de África, América Latina y Asia, así como de Europa (Women of the World, Dublin to Dakar) y Estados Unidos (New Orleans).
Más allá de que muchas de las piezas tienen un animado ritmo que pone a bailar, Putumayo ha acercado a millones de personas a la música de distintos rincones del mundo. Además, gracias a los ilustrativos libritos que acompañan los cedés, la gente aprende sobre los artistas, el tipo de música o la cultura del país de que se trate.
Arcoiris temático
Hoy, el sello cuenta con un arcoiris de complicaciones temáticas, que abarcan desde Music from Coffeelands a Women at Work, pasando por Euro Lounge y Global Soul.
Su estrategia de distribución ha ayudado a difundirlo: además de vender sus productos en las tiendas de discos, pusieron sus estantes en cafeterías, librerías y museos, y hasta en establecimientos de comida orgánica.
Estados Unidos es el mayor mercado de Putumayo: “vendemos como la mitad de nuestros cedés en ese país (cerca de 1.7 millones de discos, como 12 millones de dólares, en 2007)”, informó Storper. Europa representa como la mitad del mercado estadunidense. En todo el resto del mundo venden el equivalente que en Europa. En México, el año pasado, Storper calcula que se vendieron cerca de 130 mil cedés. En total distribuyen en 100 países.
Todo comenzó, de cierta manera, en México, contó el estadunidense Dan Storper: en 1967, cuando tenía 16 años, una tía lo invitó a recorrer México. A partir de esa travesía nació su interés en América Latina y, en general, por viajar.
Tras cursar Estudios Latinoamericanos, en 1974 viajó a América Latina. Estuvo en el valle de Putumayo (el río Putumayo divide a Colombia de Ecuador). De esta experiencia contó a La Jornada hace tres años Bernardo Yancelson, distribuidor del sello en México, por medio de Global E Rack: “estando en Putumayo, Dan sintió una gran alegría, sintió que estaba en un paraíso y lo quiso compartir”.
Compró productos, regresó a Nueva York y montó una tienda de ropa, textiles y artesanía. Ahí ponía música que había traído de sus viajes. Pronto, la gente preguntaba más por lo que escuchaba (“música a la que no tenía acceso”, acotó Yancelson) que por la mercancía en exhibición.
Fundó el sello Putumayo en 1994, buen momento para hacerlo: la demanda de este tipo de música estaba en pleno crecimiento.
Contrató al etnomusicólogo Jacob Edgar, hoy encargado del proceso de selección.
Edgar explicó, en entrevista vía correo electrónico: “La primera parte de este proceso es elegir un tema. Esta puede ser la parte más complicada, porque es muy difícil pensar en un título y un concepto que atraiga a un amplio grupo de personas en el mundo de modo simple, pero evocador.
“La siguiente fase es la investigación y escuchar grabaciones apropiadas.” El equipo de investigación constantemente escucha nueva música y propuestas que llegan de distintas partes del mundo. Edgar y el equipo también viajan por todo el mundo en busca de música.
Tras revisar el material, se mete en una base de datos. Storper escucha estas canciones “para seleccionar las que tienen potencial putumayesco”.
Las piezas de la base de datos son el acervo inicial para un tema en particular. Si hace falta, buscan más.
Ya que pasaron por el filtro de Storper, el personal de Putumayo participa en la selección. El presidente da la última palabra.
“Por lo general, Putumayo busca canciones ‘universales’, que sean accesibles, melódicas y pegajosas, que atraigan a gente de todo el mundo, no sólo a aquellos que son grandes fans del world music”, afirmó Edgar.
“La intención no es crear un panorama completo de un estilo o una región, sino reunir una selección de grandes canciones que emocionarán a la gente y los motivarán a explorar más por su cuenta.”
Respecto de cómo distingue música “real” de falsas fusiones, dijo: “En realidad no somos unos puristas en Putumayo. Pero sí intentamos no incluir piezas no apropiadas para un tema en particular o que no reflejen la música de un lugar. Ayuda mucho mi entrenamiento como etnomusicólogo y estar familiarizado, en general, con muchas áreas musicales. También pedimos montones de opiniones y retroalimentación de especialistas o gente familiarizada con la música local”.
Una reciente producción, Café Cubano, tiene una controvertida (por decir lo menos) parodia de Hasta siempre comandante, en el cual el Che es el chacal. Al respecto, Edgar dijo que como en otras ocasiones han incluido versiones de la original de Carlos Puebla, sintieron que “estaba bien incluir la refutación de José Conde (el cantante y compositor de la pieza)”, ¡porque tiene un gran ritmo y se puede bailar!” Añadió que “Putumayo intenta evitar declaraciones políticas y sentimos que la canción era aceptable, aunque pueda ser controvertida. Es muy difícil complacer a todos todo el tiempo. En otras ocasiones, Putumayo ha recibido críticas de gente en la comunidad cubana en Estados Unidos por simpatizar demasiado con (el otro lado)”.
Otras culturas para los niños
Hoy, Putumayo abre sus horizontes y trabaja en realizar “especiales para televisión, devedés y libros”, explicó Dan, a quien le interesa en especial “presentar a los niños otras culturas mediante la música, como lo hacemos con la serie Playground”.
Además, Edgar creó hace dos años y medio el subsello Cumbancha, con artistas de Putumayo. Este no hace compilaciones, sino que trabaja álbumes completos con artistas.
“Mucha gente sabe que estos son tiempos difíciles en la industria disquera. También es un tiempo emocionante con muchas herramientas nuevas que ayudan a los sellos a mostrar su música a nuevos públicos. He sentido una gran satisfacción personal trabajando con artistas como el fallecido Andy Palacio, Idan Raichel, Habib Koite y Rupa & the April Fishes. Somos muy cercanos y como una familia. La pasamos muy bien juntos.”
Respecto del papel de la música, Jacob Edgar dijo: “Con Putumayo, encontramos que escuchar música de distintas culturas anima a la gente a apreciarlas. Una vez que aprendemos a amar la música de un lugar, ¿cómo es posible que se sienta animosidad hacia la gente de ese lugar?”