■ “Ya no estoy deprimido por la derrota ante España; la fiesta está súper”, dijo Arshavin
Rusia festejó su eliminación con vodka, cigarros y bellas modelos
■ El jugador del Zenit se mostró más en forma en el Nigth Club que en el estadio Ernest Happel, criticó la prensa
■ Asistieron magnates petroleros
■ La champaña, en 450 dólares
Ampliar la imagen El astro ruso Andrei Arshavin olvidó muy pronto la derrota ante España y se divirtió en grande Foto: Ap
Viena, 27 de junio. En el futbol hay derrotas que duelen menos que otras: lo demostró la fiesta a la que se entregaron los jugadores de la selección de Rusia hasta bien entrada la madrugada de este viernes, en Viena, en la que no faltaron cigarros, vodka, champaña y numerosas bellas mujeres originarias de su país.
La idea, aparentemente concretada con éxito, fue olvidar pronto los tres goles y la caída ante España, que unas horas antes privó al equipo de Guus Hiddink del pasaporte a la final de la Eurocopa 2008.
Cinco días antes los rusos habían causado sensación al vencer a Holanda 3-1 y meterse en las semifinales.
“Ahora ya no estoy más deprimido, la fiesta es súper”, dijo el astro ruso Andrei Arshavin a la agencia de noticias austriaca Apa, rodeado de bellas mujeres rusas. “En realidad sería mejor que estuviera en su cama, pero esta noche no soy su mánager”, indicó uno de los acompañantes del jugador ruso.
La estrella del Zenit San Petersburgo se mostró más en forma en los salones del hotel de lujo Palais Coburg y el colindante Fashion TV Night Club, que bajo la lluvia y sobre el césped del estadio Ernst Happel, según reportes de prensa.
A la fiesta asistieron figuras prominentes austriacas y oligarcas y magnates del petróleo rusos, que respondieron a la invitación del anfitrión vienés Adam Lisovski. Según se afirma, el multimillonario dueño del Chelsea Roman Abramovich tenía dos mesas reservadas a su nombre, pero finalmente no acudió.
Entre los miembros del jet set ruso estuvieron el hijo del ex presidente de la Unión Soviética Mijail Gorbachov.
El dinero no fue un problema en la larga velada. Una botella de champaña costaba 280 euros (unos 450 dólares). Así las penas de la derrota frente a los muchachos de Luis Aragonés fueron rápidamente olvidadas.
“Desde el principio estuvo muy claro que España ganaría”, explicó Lisovski, fundador de la emisora televisiva Fashion TV. Tras su declaración, el anfitrión volvió a dirigirse a unas preciosas mujeres rusas, quienes también rodeaban a Arshavin, figura ante Holanda y aparentemente pretendido por el Barcelona, Inter de Milán y Chelsea.
Más tarde, las modelos presentaron sobre una pasarela plateada líneas de ropa de diseñadores. “Moda y deporte están relacionados. Vamos a festejar”, señaló Lisovski a su audiencia.
El propio Arshavin habrá coincidido con la sentencia, ya que es egresado de una escuela de diseño y en Moscú tiene su propia marca de ropa.
Previamente, en el estadio, la gran fiesta se la dieron los jugadores españoles. Tras los goles de Xavi (minuto 50) y Daniel Güiza (73), la resistencia rusa desapareció del todo y se frustró la planeada revancha de otra goleada, la del 4-1 del debut en Innsbruck.
Esta vez la Furia Roja cerró la cuenta en 3-0, con un tanto final de David Silva (82), sólo importante para la estadística.
“Durante una hora jugamos en el mismo nivel que España, pero luego nos superaron con pases cortos”, dijo un decepcionado Hiddink por la derrota, pero no con el ánimo abajo:
“Debemos estar orgullosos de los resultados logrados en la Eurocopa, pero sobre todo por la forma en que los conseguimos, jugando un futbol de ataque”, agregó el timonel holandés.
En Rusia, los medios coincidieron con la interpretación y se consolaron. “No hay que estar tristes. El balompié ruso al final ve la luz tras un largo túnel”, escribió hoy el diario Sport-Express.
“Ahora sabemos de lo que somos capaces: no sólo en nuestros sueños, sino también en la realidad”, agregó el diario, mientras, Nowyje Iswestija publicó: “Rusia es nuevamente una potencia en el futbol”.
Con esa sensación, y tras la fiesta que hizo olvidar la debacle de semis, los futbolistas rusos dejaron Viena y se enfilaron rumbo a Moscú.