■ Pasó de cuna de cantantes rancheros a lugar altamente peligroso por los asaltos
Inseguridad y antojitos caros hacen agonizar al mercado de San Camilito
■ Las labores de remodelación no han funcionado; a la deriva, 75 locatarios que lo componen
Ampliar la imagen Músicos trasnochadores en el mercado de San Camilito Foto: Roberto García Ortiz
Cuna de cantantes rancheros, como Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez o Lucha Villa, el mercado de San Camilito agoniza. La inseguridad, los precios exorbitantes de sus alimentos y la falta de promoción han derivado en una caída en sus ventas de hasta 80 por ciento.
Felipe Alvarez Hernández, administrador del mercado 4 Lagunilla-San Camilito, lamenta que a unos años de haber sido “lugar obligado” de visita por los capitalinos y turistas nacionales y extranjeros para degustar una rica birria, pozole, pancita, carne asada, tamales de frijol, enchiladas y atole, “hoy nadie se atreve a entrar ni siquiera para bajarse la borrachera o curarse la resaca, al compás de la música de mariachis, tríos y norteños que deambulan por la plaza Garibaldi”.
Las labores de remodelación de la plaza “no han funcionado y, al contrario, están hundiendo a los 75 locatarios, pues muchas veces las cazuelas humeantes se queden sin probar y la desesperación se refleja en sus rostros, aunque debemos reconocer que la falta de precios fijos ha coadyuvado a esta situación, porque cobran lo que quieren”, señala el administrador.
A los precios de los platillos, de por sí caros, de entre 40 y 60 pesos, se suma el “encaje” al obligar a las familias a pagar cuentas “grandísimas, que les cobrarían en un restaurante bueno, no en un mercado, lo cual ahuyenta a muchos clientes, quienes ya de entrada tuvieron que luchar contra el miedo de ser asaltados en las inmediaciones”, señaló.
El administrador, sin embargo, no tiene ninguna posibilidad de mejorar esta situación debido a la existencia de un reglamento que data de la década de los 50 y estaba acorde al inicio de operaciones de este mercado, en 1957, pero “nos ha colocado en una posición de conserje, pues la gente hace lo que quiere”, comentó.
Con ello un sitio “netamente turístico hoy está en declive, y requiere de una cirugía mayor para salir adelante y mantenerse abierto las 24 horas del día y dar cabida a nuevos artistas, como los de antaño, que pusieron el nombre de México muy alto”, dijo, al señalar que la medida debe hacerse extensiva a los 319 mercados públicos de la ciudad
Y principalmente a los de giros específicos, como el de Eje Central, que es para acuarios; el de Jamaica, de flores; el de Tepito 60 y Granaditas, de zapatos; el de Minillas, de Vísceras; o el de Pugibet, de venta de comida exótica, a fin de que, como antaño, sean parte del abasto de la ciudad, pues “no queremos jóvenes de supermercados”, señaló por su parte la secretaria general de la sección 29 del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), Claudia Fátima Rosales.