■ En 2003 el cantante no pudo presentarse en Tulum, porque así lo dictaminó el INAH
La titular de la SEP decidirá si se autoriza el concierto de Plácido Domingo en Chichén Itzá
Ampliar la imagen El tenor italiano Luciano Pavarotti durante el concierto que ofreció en la zona arqueológica de Chichén Itzá, en abril de 1997 Foto: Fabrizio León
La titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Josefina Vázquez Mota, tendrá la última palabra para decidir si se realiza el concierto de Plácido Domingo en la zona arqueológica de Chichén Itzá, en Yucatán, después de que analice la evaluación final que le entregue el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Fuentes confiables de la SEP confirmaron lo anterior a La Jornada y que, no obstante, “no existen plazos fatales”, así que la autorización o prohibición podría llegar al gobierno yucateco inclusive un día antes de la realización del recital, “aunque no es lo deseable”.
Acerca del dictamen emitido en mayo por el Consejo Nacional de Arqueología, en el sentido de que durante el llamado Concierto de las Mil Columnas no existirían las condiciones adecuadas para preservar los vestigios por el número de personas que se considera podrían asistir al espectáculo, en la SEP se sabe que “no se trata de la última versión, y se están analizando, al menos, cuatro propuestas más del gobierno de Yucatán, que contemplan diversos aforos a Chichen Itzá: 20 mil, 15 mil, 10 mil y 5 mil personas.
“Si el dictamen no resulta favorable a la realización del espectáculo, el gobierno de Yucatán tiene la posibilidad de presentar otras propuestas para ser analizadas. Pero también deben tener ya un plan B en caso de que ninguna sea convincente.
“No sería la primera vez que se negara un permiso para llevar a cabo un concierto en una zona arqueológica. En 2003 Plácido Domingo no pudo cantar en Tulum, Quintana Roo, porque los dictámenes del INAH no lo recomendaban, tuvo que hacerlo en un campo de golf”, concluyó la fuente de la SEP que pidió el anonimato.
En el dictamen emitido en mayo por el Consejo Nacional de Arqueología, a cargo de Roberto García Moll, se argumenta que ninguna de las opciones de aforo al concierto en Chichén Itzá pueden ser aprobadas, porque “todas ellas rebasan la capacidad de asimilación y distribución que permite tan emblemático pero frágil espacio patrimonial en términos de conservación”.
Secuela de una campaña comercial
El documento explica que el gran interés que ha despertado durante el año anterior la zona (luego de la campaña comercial privada impulsada por el millonario suizo Bernard Weber), inclusive obligó a diseñar un nuevo plan de manejo integral para administrar mejor a los visitantes (aproximadamente un millón 400 mil anuales).
Añade que la explanada donde pretende realizarse el recital, conocida como gran nivelación, fue diseñada por los mayas “para dar marco y vertebración al conjunto arquitectónico’”, por lo que concentrar ahí a muchas personas “resultaría contrario a lineamientos básicos de preservación y salvaguarda” de ese patrimonio.
García Moll hace hincapié en que la realización del concierto tornaría más compleja la relación con los actuales propietarios y poseedores ejidales de los terrenos donde se ubica la zona, quienes podrían establecer demandas de carácter civil y mercantil, como ya lo ha hecho Hans Thies Barbachano, dueño de los terrenos donde se asientan las principales estructuras del sitio, entre ellas el emblemático Castillo de Kukulkán.
Hace cinco años se negó el permiso para la realización del concierto de Plácido Domingo en Tulum, tomando como base un solo dictamen emitido por el Consejo Nacional de Arqueología, que entonces argumentó que la infraestructura que sería construida para el espectáculo ponía en grave riesgo el patrimonio arqueológico de la zona, además de que no se respetaba la distancia mínima entre aquella y los edificios.
El recital se tuvo que realizar en el campo de golf del hotel Moon Palace, en la carretera Cancún-Tulum, y asistieron 7 mil personas.