■ Personaje clave de la Iglesia en Chihuahua
Muere el arzobispo Adalberto Almeida
La Secretaría de Gobernación expresó sus condolencias a la Conferencia del Episcopado Mexicano y al pueblo católico de Chihuahua por el fallecimiento del arzobispo emérito Adalberto Almeida y Merino, ocurrido el pasado sábado a las 6:30 horas en el Hospital Christus Muguerza del Parque, a consecuencia de un paro respiratorio, a la edad de 92 años.
Almeida y Merino fue obispo durante 35 años, 22 de ellos al frente de la arquidiócesis de Chihuahua, entre 1969 y 1991; fue un personaje importante dentro del Episcopado Mexicano, en el cual estuvo al frente de varias comisiones, entre ellas la de Pastoral Social; se preocupó por la participación de los laicos en los asuntos públicos y le correspondió poner en práctica las conclusiones del Concilio Vaticano II (1962-1965).
En los comicios de 1986 para gobernador, en los que se denunció un fraude electoral del priísta Fernando Baeza en contra del panista Francisco Barrio, el arzobispo Almeida jugó un papel importante, primero, durante la época electoral, con la impartición de los llamados “talleres de la democracia”, y en el conflicto postelectoral, cuando amagó –con el apoyo de obispos del estado– con cerrar los templos y suspender el culto religioso como una acción de protesta por violentar la voluntad popular.
Sólo la intervención directa del entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, y del nuncio apostólico, Gerónimo Prigione, quien informó de la intención del arzobispo Almeida a la Secretaría de Estado de la Santa Sede, se pudo evitar dicho cierre, que sólo tenía como antecedente lo ocurrido antes de la Guerra Cristera.
Este hecho es considerado por los estudiosos del tema religioso como el inicio de la abierta participación de la Iglesia católica en cuestiones públicas, incluso las de carácter político.
Con esta muerte prácticamente han desparecido los obispos y arzobispos que vivieron como seminaristas la etapa de la persecución religiosa a finales de la década de los veinte del siglo pasado. Hace menos de dos meses fallecieron los cardenales Adolfo Suárez Rivera, emérito de Monterrey, y Ernesto Corripio, emérito de la arquidiócesis primada de México, quienes fueron pilares en el contexto de las nuevas relaciones Estado-Iglesia.
Almeida, quien nació el 6 de junio de 1916 en el poblado de Bachíniva, Chihuahua, es velado en la catedral del estado; en este lunes, a las 16 horas, se realizarán las exequias, que serán presididas por el actual arzobispo, José Fernández Arteaga.