■ El técnico holandés Guus Hiddink consumó un nuevo milagro, ahora con los rusos

Cortocircuito en la maquinaria holandesa; Rusia, a semifinales

■ Pavlyuchenko adelantó a su equipo, pero a cuatro minutos del final Van Nistelrooy empató 1-1

■ En el segundo tiempo extra, Torbinski y Arshavin consumaron la insistencia roja, para el 3-1

Dpa

Basilea, 21 de junio. La selección de Rusia, de la mano del mago holandés Guus Hiddink, dio hoy un inesperado golpe al vencer 3-1, con total merecimiento, a la favorita Holanda en la prórroga, y clasificarse así para jugar las semifinales ante el ganador del choque de este domingo entre España e Italia.

El partido había terminado 1-1 en el tiempo reglamentario, con anotaciones de Roman Pavlyuchenko, al minuto 56, y de Ruud van Nistelrooy, al 86. En la prórroga Dmitri Torbinski y Andrei Arshavin, a los minutos 112 y 116, respectivamente, sentenciaron la historia en favor de los rusos, quienes avanzan por primera vez a semifinales de un torneo importante en la era postsoviética.

La definición llegó en la segunda mitad del tiempo extra. El sustituto Torbinski incrustó el esférico casi sobre la línea de meta por el lado izquierdo a pase de Arshavin, quien marcó el tercero cuatro minutos más tarde ante la pasividad de la defensa holandesa en un saque de banda.

Desde el inicio, el equipo de Marco van Basten lució preocupado, muy lejos de la imagen que había dejado en sus tres partidos de la fase inicial, cuando sin sombra alguna encabezó el grupo de la muerte, con palizas sobre Italia y Francia.

La opción más clara de los rusos fue un cabezazo de Pavlyuchenko que se fue sobre el travesaño y hubo otras dos pelotas que resolvió bien el portero holandés Edwin van der Sar.

En el entretiempo, Van Basten, en su último encuentro como seleccionador, movió el banquillo y apostó por Robin van Persie, pero nada cambió.

Rusia siguió confiando en su juego rápido y desenfadado; entonces llegó el acierto de Pavlyuchenko, quien rompió el cero cuando fue a buscar al corazón del área un centro de Sergei Semak y, anticipándose a John Heitinga, con la pierna izquierda colocó el balón pegadito al palo derecho de la meta de Van der Sar.

Holanda había agotado los cambios con los ingresos de Heitinga y de Ibrahim Afellay. La misma resignación que se apreciaba en el rostro de sus hinchas era la que transmitían sus jugadores desde el campo. Nerviosa, la naranja terminaba chocando mecánicamente contra la firme defensa rusa.

Sólo Sneijder buscaba y buscaba, con remates desde fuera del área, hasta que con su privilegiada pegada puso la pelota como con un guante para la entrada de Van Nistelrooy, quien selló el 1-1.

En la prórroga Rusia estuvo más cerca de anotar gracias a Andrei Arshavin, Torbinski y sobre todo Pavlyuchenko, quien sacudió el travesaño con un trallazo.

En la segunda mitad del tiempo extra, Rusia no perdonó y armó su gran fiesta ante la mirada desde el palco de su mecenas, Roman Abramovich. La Eurocopa 2008, de la mano de Hiddink, sumó un nuevo golpe, el más fuerte desde su inicio.

Hiddink, especialista en lograr resultados sorprendentes, consumó un nuevo milagro. “Nos dijo que los holandeses serían agresivos, pero al final lo fuimos nosotros. No paró de decirnos que podíamos derrotar a cualquiera”, dijo Arshavin.

“Es una lástima que hayamos tenido problemas en el aspecto físico. Ellos jugaron mejor y merecieron la victoria”, comentó Van Basten.