■ El investigador británico publicó el libro Hombres in/visibles
Modelo de masculinidad bloquea vida emocional de los hombres: Millington
El modelo imperante de masculinidad en América Latina representa un obstáculo que impide a los hombres tener un contacto más sincero consigo mismos, y sobre todo con su vida emocional. Sus necesidades, miedos y expectativas están en constante lucha con el rol social que se han visto obligados a aceptar, y ello puede generar consecuencias nefastas.
A partir de esta idea, el investigador británico Mark Millington realizó un amplio estudio de las versiones de la masculinidad que subyacen en diversas obras literarias de la región, y plasmó sus conclusiones en el libro Hombres in/visibles: la representación de la masculinidad en la ficción latinoamericana, 1920-1980 (Fondo de Cultura Económica).
El contexto histórico de novelas de los primeros años del siglo XX, como Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos y Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier, así como otros relatos experimentales más recientes de Elena Poniatowska, Rubem Fonseca y Mario Vargas Llosa, son utilizados por el autor para reconstruir el esquema de identidad masculina que se ha promovido durante siglos.
Entre los años 20 y 40, la literatura reflejaba este aspecto de manera tangencial, es decir, los escritores no lo abordaban de manera consciente, pero a partir de la década de los 60 ya existe una intención de analizar el tema, problematizarlo y señalar sus aspectos dañinos.
El primer desafío es hablar de la masculinidad sin echar mano de estereotipos o definiciones simplistas, porque, si bien hay referencias culturales compartidas en Latinoamérica, la identidad de los hombres “es un terreno donde se encuentran diferentes elementos, no es monolítica ni homogénea”, apunta Millington en entrevista con La Jornada.
Uno de los aspectos más limitados para los varones, a causa del esquema social dominante, es el manejo saludable de su vida emocional. “La masculinidad es una estructura que implica aceptar ciertas actitudes, valores y conductas que a veces no son adecuadas para expresar la totalidad del hombre y alcanzar la riqueza que podría”, afirma el especialista en literatura latinoamericana.
Esta línea surge de manera constante en las novelas estudiadas, cuyos personajes masculinos deben luchar para reconciliar su intimidad emocional con el rol que se sienten obligados a desempeñar, a veces con efectos trágicos.
De ahí proviene la dificultad de los hombres “para revelarnos, para admitir nuestra vulnerabilidad y nuestra incapacidad de hacer ciertas cosas, para abrirnos y compartir nuestras experiencias, inclusive con nuestras parejas”.
Hoy en día, el ser masculino entraña una fuerte contradicción: por una parte, ocupar un lugar central en las sociedades, tener posiciones de poder y estar continuamente expuestos al público, pero al mismo tiempo esconderse detrás de fórmulas y convencionalismos que le impiden definir sus necesidades personales y llevarlas a cabo.
Para desmontar las estructuras mentales del machismo, considera Millington, es necesario que hombres y mujeres emprendan una serie de pequeños cambios graduales en su vida cotidiana, en el ámbito familiar, entre padres e hijos.
“Podemos llegar a la igualdad entre sexos dando pequeños pasos, haciendo cambios a escala menor. Ahora es mucho más aceptado que el hombre sea quien cuide a los niños en la casa, y las mujeres ocupan posiciones importantes en organizaciones públicas, aunque eso no es suficiente. El machismo tiene bases bien establecidas que no van a cambiar de la noche a la mañana”.