Usted está aquí: miércoles 18 de junio de 2008 Espectáculos El cine de AL, en plena expansión; produce más y mejores películas

■ El reconocimiento fuera de la región, sin beneficios para los cineastas en sus países de origen

El cine de AL, en plena expansión; produce más y mejores películas

■ La cinematografía de Estados Unidos cubre 80 por ciento de la oferta en el área

■ Se estrenan más filmes argentinos en Francia que en toda Latinoamérica

■ La brasileña Tropa de elite, la excepción

Reuters

Ampliar la imagen Es difícil ver películas latinoamericanas en las carteleras comerciales, y más aún que el público las elija por sobre las hollywoodenses. En la imagen, Gilles Marini, en una escena de Sex and the City Es difícil ver películas latinoamericanas en las carteleras comerciales, y más aún que el público las elija por sobre las hollywoodenses. En la imagen, Gilles Marini, en una escena de Sex and the City Foto: Reuters

Buenos Aires, 17 de junio. El cine latinoamericano actual atraviesa un periodo de expansión, que se observa en el aumento de la producción, en nuevas búsquedas temáticas y estéticas, así como en una marcada presencia en festivales internacionales.

Con más de 20 películas seleccionadas en la pasada edición del Festival de Cannes, cuatro de ellas en competencia por la Palma de Oro, el cine de América Latina (AL) ocupó un lugar de privilegio y mostró su condición universal.

Sin embargo, a pesar de las buenas críticas y el reconocimiento en el exterior, a la mayoría de los cienastas les cuesta mucho trabajo estrenar comercialmente sus películas en sus propios países e, inclusive, hacer que crucen las fronteras de la región.

El panorama se repite en casi toda Latinoamérica. La cinematografía de Estados Unidos cubre cerca de 80 por ciento de la oferta, y este porcentaje puede ser mayor en países sin producción propia.

“La cuestión de la hegemonía, de una sola mirada, marca la gravedad de la situación y es el punto de partida. Tenemos que ver cómo recuperamos los espacios perdidos”, dijo Eva Piwowarski, secretaria técnica de la Reunión Especializada de Autoridades Cinematográficas y Audiovisuales del Mercosur (RECAM).

“Hay muestras de alta calidad en la región y es necesario defender las leyes de promoción del cine. Faltan políticas y medidas concretas para que la realidad de los festivales se traslade a la de los mercados”, agregó.

Insuficiente el apoyo del Estado

En algunos países de AL, el Estado desempeña un papel clave mediante el otorgamiento de subsidios, que posibilita el avance de nuevas producciones. Pero ante la falta de una industria sólida, muchos cineastas deben recurrir además a los aportes de entidades privadas, principalmente europeas.

En AL existen tres grandes cinematografías tradicionales, que suelen sobrevivir a las múltiples crisis económicas: México, Brasil y Argentina. Países como Chile, Uruguay, Venezuela, Cuba y algunos de Centroamérica, entre otros, también experimentan una renovación, que incluye el estreno de películas de calidad, según los expertos.

En 2007, México lanzó unas 40 películas, Brasil poco menos de 80 y Argentina cerca de 90. Le siguieron Venezuela con 14, Cuba con 12, Chile con 10 y Uruguay con cuatro.

“Los cines de nuestro continente tienen momentos de auge y caída, pero en los países donde hay tradición cinematográfica el cine se mantiene, porque hay gente que ha transmitido el conocimiento”, dijo Lita Stantic, productora considerada mecenas del llamado nuevo cine argentino.

“Se estrenan más películas argentinas en Francia que en toda AL. Es muy difícil estrenar un filme latinoamericano y hay películas que son éxitos brutales en sus países, como Machuca, en Chile. Las cintas que hace mi productora se venden más fácilmente en Europa que en la región”, agregó.

Según datos de la RECAM, entre 2000 y 2004 se estrenaron sólo 17 películas argentinas en México. Mientras que entre 2000 y 2005 se exhibieron 147 filmes latinoamericanos en Europa, de los cuales 91 provenían de Argentina. De ese total, 27 fueron de Brasil, 17 de Chile, siete de Uruguay y cinco de Venezuela, siendo España el principal mercado (82.22 por ciento), seguido de Francia (9.27) y el Reino Unido (2.49).

Claro que hay excepciones. El filme brasileño Tropa de elite, sobre los policías que combaten el tráfico de drogas en las favelas de Río de Janeiro, se convirtió en el mayor éxito del país en 2007, con más de 2 millones de espectadores. Ganó el Oso de Oro en el pasado Festival de Berlín.

Pero cuesta ver los filmes de la región en las salas comerciales, y también que los espectadores los elijan por sobre los estadunidenses.

Figuran en festivales, pero no comercialmente

“Me pasa mucho eso de encontrarme con una producción de otros países de la región en un festival y no en un estreno comercial. Eso claramente no funciona”, dijo Pablo Trapero, director argentino de Leonera, uno de los cuatro filmes latinoamericanos en la competencia oficial del Festival de Cannes pasado.

“Pero en los años recientes se empezó a dar una relación un poco más fluida que en los pasados. Este año estaban en Cannes (el brasileño) Walter Salles, quien además es coproductor de Leonera, y (el mexicano) Alfonso Cuarón era jurado”, agregó.

Existen algunas iniciativas estatales para que se estrenen las películas de un país en otro, como en el caso de Argentina y Brasil. Pero el diálogo se da más entre directores, actores y productores particulares.

También está Ibermedia, uno de los principales logros de la cinematografía latinoamericana en relación con la industria, que es un acuerdo entre los países de la región más España y Portugal, que tienen un fondo que se otorga a distintas producciones.

“Chile y América Latina existen en la medida en que nos integremos, si no desapareceremos todos en la marea industrial. Al igual que todos los países se unen por cuestiones económicas, sociales, políticas, la cultura es otra forma de hacerlo”, dijo Miguel Littin, reconocido cineasta chileno.

“Estamos segmentados, segregados, divididos. Necesitamos una ley de libre comercio o de libre expresión del cine latinoamericano”, agregó.

El surgimiento de nuevas escuelas de cine, que garantiza profesionales de alta calidad, el acceso a tecnologías digitales más económicas y una fuerte necesidad de expresión, llevaron al incremento de la producción y a nuevas búsquedas temáticas.

“El cine latinoamericano, además de tener una cantera de historias, revisa permanentemente su papel en la sociedad”, afirmó Piwowarski.

En Cuba, jóvenes realizadores intentan abrirse paso dentro de las estructuras estatales para poder exhibir y comercializar sus producciones independientes, en los que abordan desde la censura y la migración, hasta la politización de la sociedad y la falta de diversidad.

El cine en Centroamérica está renaciendo tras años de guerras y desastres naturales, con temas vinculados al rescate de la memoria histórica, la denuncia de los crímenes, junto a asuntos indígenas.

En México, además de los directores Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, que trabajan en Hollywood, existe otro grupo de cineastas que realizan una producción nacional, sobre temáticas más ligadas a lo local, como Carlos Reygadas, Juan Carlos Rulfo, Arturo Ripstein y Luis Estrada.

Denuncia y rescate de historias

Después de las dictaduras que azotaron a muchos países de la región en las décadas de los 70 y 80, muchas cinematografías se volcaron a denunciar y rescatar historias de lo sucedido en esos años.

Ahora los cineastas latinoamericanos retoman el tema desde otra perspectiva. También empezaron a filmar películas de ficción, documentales de los familiares de las víctimas, a quienes les costó más asumir ese compromiso.

Muchos expertos dicen que, más allá de las temáticas, los subsidios a veces cuestionados y los debates sobre si existe o no una industria cinematográfica regional, lo importante es destacar el talento de directores como Reygadas en México, Lucrecia Martel en Argentina y Salles en Brasil, entre otros.

“Es muy difícil hacer industria en un país o en un continente donde realmente no la hay. Creo que en AL los cineastas que están dando de que hablar y están haciendo cosas interesantes son aquellos que son autores”, concluyó Alberto Fuguet, escritor y director de cine chileno.

 
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