■ La Policía Cibernética lleva a cabo 323 investigaciones en el país
Hackers rusos operan en México desde hace cinco años
■ Aseguran que la mafia de ese país y cárteles mexicanos están ligados
El poderío de la mafia rusa que opera en México desde hace al menos cinco años, en sus vertientes de narcotráfico y trata de blancas, ya infiltró el mercado de Internet de nuestro país.
Según consta en registros de la Policía Cibernética, perteneciente a la Policía Federal Preventiva (PFP), los cuales fueron consultados por La Jornada, en lo que va del año los agentes investigadores han realizado 323 pesquisas por supuestos actos de pillaje, que afectaron cuentas de diversos usuarios de la banca electrónica.
Funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal consultados al respecto indicaron que la Policía Cibernética trabaja de manera coordinada con la Procuraduría General de la República (PGR) para desmantelar una banda de hackers rusos que han logrado, desde algún cibercafé del Distrito Federal o de otras ciudades mexicanas, romper los candados de diversas páginas electrónicas de instituciones bancarias y financieras, con el propósito de cometer fraudes.
Hasta el momento la PFP desconoce cuántas denuncias sobre la supuesta acción de hackers obedecen a la participación de grupos delictivos rusos.
La labor de la Policía Cibernética es independiente del Ministerio Público, y sólo cuando la PFP encuentra la posible existencia de un delito da parte a la autoridad ministerial para que se abra la averiguación previa correspondiente.
Es por ello que cualquier ciudadano que detecte alguna irregularidad en el manejo de sus transacciones bancarias por Internet debe ponerse en contacto primero con la institución crediticia que le brinda el servicio, con el propósito de realizar las aclaraciones pertinentes. Después acudir ante un agente del Ministerio Público y luego llamar a la Policía Cibernética para pedir apoyo en la investigación.
Los hackers procedentes de Rusia han sido detectados operando con los nombres de ZOMBiE y Hell Knights Crew, y las autoridades mexicanas no descartan que los autores intelectuales sean profesionistas de aquel país, que desde hace mucho tiempo ha tenido un eficiente sistema educativo en matemáticas y ciencias, y hasta la relativa y reciente mejoría económica, pues multitudes de graduados a menudo tenían pobres perspectivas de empleo.
En agosto pasado, durante una visita al Distrito Federal, Óscar A. Naranjo, jefe de la Policía Nacional de Colombia, alertó sobre la llegada de esas mafias internacionales a México y otros países de América, luego de que en su nación se “encendieron las alarmas” por la presencia de hombres que están instalando salones de juego y casinos, así como casas de seguridad con instrumentación tecnológica, lo que podría entrañar una de las operaciones más importantes de lavado de dinero.
Además, la PGR y la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) comparten información desde 2003 y tienen evidencias sobre los vínculos de la mafia rusa y los cárteles mexicanos de la droga, así como de la presencia de esas organizaciones en la frontera norte del país.
En 2003, José Luis Santiago Vasconcelos, entonces titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, aseguró en agosto de ese año que “la mafia rusa había sido particularmente efectiva en la penetración de bandas de la región Tijuana-San Diego”.
En declaraciones al Miami Herald y difundidas en nuestro país por Notimex, Santiago Vasconcelos, quien ahora se desempeña como subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR, calificó a los rusos de “muy hábiles y extremadamente peligrosos”.
La fortaleza de la mafia rusa ha permitido que sus redes criminales lleguen a varias naciones de América, aunque sus principales áreas de acción delictiva están en Europa.
Apenas la semana pasada cayó en España una de las mayores mafias rusas del mundo, identificada como Tambovskaya, luego de que las autoridades de ese país detuvieron al menos a 20 de sus integrantes en las provincias de Málaga, Granada, Valencia, Alicante, Madrid y Baleares. Fue capturado, entre otros, el jefe del clan, quien ordenaba asesinatos, traficaba armas, realizaba fraudes cibernéticos y blanqueaba dinero.