Pápagos se distancian de lengua, tradiciones y costumbres, por su situación binacional
Hermosillo, Son., 14 de junio. Antes de la llegada de los españoles, los pápagos formaban un extenso grupo nómada que recorría las planicies desérticas en busca de alimentos, como la mayor parte de los grupos que habitaban el territorio sonorense (pimas, sabaipuris, soba, gileños y piatos, entre otros).
Pero unos siglos atrás, antes del colapso de cerro Trincheras estaban organizados en castas, te-nían su sistema de agricultura y división del trabajo. Por su contacto con los misioneros jesuitas relanzaron el cultivo de la tierra.
Los pápagos vivieron alejados de los grandes mantos acuíferos, situación que influyó en el nombre que ellos se dieron: to’hono o’otham (gente del desierto), aunque hoy ese vocablo ha evolucionado a tohono odam. Los españoles los llamaron pápagos, que según un investigador del INAH significa “comefrijoles” en la lengua tohono odam.
Actualmente unos 6 mil tohono odam habitan las comunidades de Las Norias, Los Bajíos, Magdalena, San Francisquito, Pozo Prieto, Pozo Verde y Quitovac, pertenecientes a los municipios de Caborca, Sáric, Altar y Plutarco Elías Calles, en Sonora. Se calcula que unos 10 mil viven en poblaciones vecinas del sur de Arizona. Su gobierno tradicional se encuentra en Seltz, Arizona.
La alimentación de este grupo consiste principalmente en frijoles, maíz, carne, chile y tortillas de harina de trigo fritas en aceite, que son usadas como tostadas, donde lo mismo se sirve carne con chile, frijoles, verdura o miel.
Los tohono odam han integrado la comida cotidiana de Sonora a su alimentación, mientras los que habitan en Estados Unidos son grandes consumidores de comida industrializada y refrescos embotellados, por lo que son más obesos.
Tienen poco de ganado vacuno en San Francisquito y Pozo Verde. Algunos han sido contratados por la minera ECLA que hace pocos años comenzó a extraer oro y otros metales.
La situación binacional de los odam ha permitido que muchos hablen español e inglés y su lengua materna ha pasado a tercer lugar, pues no existen escuelas para su enseñanza.
Las generaciones jóvenes son las que más se distancian de los valores tradicionales del grupo y asumen, sin cuestionamiento, los valores de moda.
Los odam han perdido paulatinamente sus costumbres como la música, las danzas y sus artesanías.