Usted está aquí: domingo 15 de junio de 2008 Política A la mitad del foro

A la mitad del foro

León García Soler

■ El dedo y las falanges

Honores de jefe de Estado, cena en palacio real que deslumbró a los acompañantes de pluma y Blackberry; la condecoración que lleva el nombre de Isabel la Católica; los brindis con su majestad el rey don Juan y la recepción por los diputados, así como la bienvenida a cargo de José Rodríguez Zapatero, entre los primeros en felicitarlo como cuando tomó posesión en el herradero del primero de diciembre de 2006. Todo eso y la impronta del origen hispanista hicieron que Felipe Calderón elogiara los lazos que nos unen a España y acuñara una sonora “nostredad” al hablar de la madre patria y uno de sus hijos obedientes.

El Pan nuestro de cada día, dijeron los críticos amargados por el insoportable silencio de Vicente Fox. Afortunadamente, el michoacano tuvo a bien añadir condicionante al uso del término. Y el Fénix de los ingenios dejó la fiesta murmurando: “A mis soledades voy/ de mis soledades vengo/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos”. Sean los que fueren. Por lo pronto, en Madrid pudo Calderón reivindicar los insondables contenidos de la iniciativa de reformas que tanto tiempo ocultó en lo más profundo, en espera de que su partido, o la fracción parlamentaria del mismo, lo sacara a la luz, o pasara el deslumbramiento popular con el anuncio televisado del tesoro que esperaba en el fondo del mar el arribo de ciencias y sabios foráneos capaces de sacarlo y compartirlo con los afortunados mexicanos que adquirieran acciones o bonos de deuda de Pemex.

Mucho ruido, mucha discusión ideológica, pero no han ido al fondo de mi propuesta los participantes en los debates a los que convocó el Senado de la República. Mucho verso y nada de ciencia para dilucidar el contenido de la iniciativa presidencial. Del ultramar llegó a la península ibérica el eco del coro de reclamaciones de indignados legisladores de la antigua Nueva España. Y Calderón se desdijo, a medias. Aseguró que no tiene reproche alguno que hacer al quehacer del Congreso, pero reiteró su convicción de que no han tocado el fondo de su iniciativa petrolera. Y sí. Mario Molina, un premio Nobel ante la comisión senatorial, diría lisa y llanamente que “antes de acabarse las reservas de hidrocarburos, se iba a acabar la atmósfera”. Y desde constitucionalistas hasta legos ahondaron en las raíces de la palabra privatizar y la ineludible identidad axiomática con el acto de entregar lo público a lo privado.

En fin. Está en lo suyo el autor de la iniciativa. Como los empresarios que lo escucharon con deleite y aplaudieron con delirio decirles lo que querían oír, confirmarles la voluntad de abrir la puerta al capital extranjero para que construya refinerías en México y maquile sus productos para Pemex el cliente cautivo. Como pasa en todo el mundo, dijo el Presidente de México. Y no, no es así. Ni lo será por ahora en esta tierra de hijos desobedientes, aferrados a lo suyo y que se niegan a vender las rentas de los veneros del petróleo. Largo debate en el Senado, seguido de una inconsulta consulta popular que en nada viola la norma y en mucho consolidaría el posible acuerdo de la mayoría legislativa que apruebe o rechace las reformas. Siempre y cuando los enfermitos de infantilismo democrático no pretendan dotar de fuerza impositiva a la posible respuesta de los consultados.

A final de cuentas, tendrán que sumar los votos en favor y en contra los legisladores que para eso están ahí, con las facultades que les otorga el mandato del voto popular y les demanda el ejercicio de sus funciones en esta, nuestra república democrática representativa. Y ya empezó la cuenta regresiva. Manlio Fabio Beltrones conduce, induce y concierta voluntades; a lo bien dicho por Beatriz Paredes se sumó la sorprendentemente vigorosa y sólida argumentación del hidalguense Jesús Murillo Karam, legislador y secretario general del CEN del PRI: ¡No! Y mal puede haber milagro de la multiplicación de los panes sin sumar los votos del PRI. Alguno de los jóvenes turcos leyó mal lo que indicaba el dedo a sus falanges: defenestrar a Santiago Creel les resta un voto; lo que propusieron para sus entidades los gobernadores del PRI es agua que pasó molino.

Y ahí queda el reproche de Fidel Herrera Beltrán por las declaraciones de futurismo electoral hechas en España por quien es Presidente de México. Del proceso electoral de 2009 y de cómo esperan los del sueño neofalangista dar gusto al dedo presidencial. Sin eso, muy menor sería el cambio de coordinador de bancada senatorial: un pequeño Madero, a pesar de la resistencia crítica a reflejar las burlas de los enemigos de Francisco, apóstol de la democracia. Gustavo se llama este, como el hermano combativo sacrificado por la soldadesca en la Decena Trágica; es de Chihuahua y empezó su labor de liderzazo con frivolidad intolerable, contando chistes a los reporteros, dejando ver nostalgia por el terruño y su aspiración de gobernar la tierra de Abraham González. Tan pequeño que engrandeció de un golpe la imagen del llamado “hombrecito”, del consejero ciudadano, diputado y secretario de Gobernación que escuchó el canto de las sirenas y ahora lo reconoce para que no lo cultive la mediocracia.

Desde La Zarzuela dice Felipe Calderón que es para dar impulso a la inminente campaña electoral. Entusiasmado con el Nos mayestático, dijo: Vamos a ganar Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro y Sonora. “¡Tan larga me la fiais!”, decían los que vinieron con Hernán Cortés. Si alguna opción hubo en Campeche, se disolvió con el nombramiento de Juan Camilo Mouriño y sus desventuras en la ingrata tarea de ser el conducto del titular del Ejecutivo con el Congreso y los estados de la Unión, con los partidos de la pluralidad y con la levantisca clerigalla: como condena de Sísifo en la obsesión retrógrada de disolver el Estado laico. A San Luis ya lo gobierna un panista, o adherente. También a Querétaro; Nuevo León fue suyo, lo perdieron y seguirá bajo bandera del PRI. Así fuera con un gobernador a la derecha de los panistas, como hoy Eduardo Bours en Sonora.

Demasiado optimista el PAN en plena tormenta económica. Según todas las encuestas el PRI es ahora el favorito de los votantes; su ventaja es tal que predicen será la primera mayoría en la Cámara de Diputados. Y no hay entre las piezas puestas en el tablero del futurismo presidencial quien se aproxime siquiera al nivel en que ponen a Enrique Peña Nieto los mexicanos que elegirían presidente de la República. Si las elecciones fueran hoy, dicen los augures. Por ahora, el del estado de México viste frac y practica oficios diplomáticos con jefes de Estado y de gobierno, así como la tarea de promotor de inversiones del extranjero, parte del oficio presidencial en la era del libre mercado y la ética de mercaderes.

Peña acompaña a Calderón, panista, político de oficio, dirigente de partido que se alineó al falso centro de Aznar el exiguo, pero supo sobrevivir la anarquía foxiana y hoy se ocupa de que marchen cara al sol sus lugartenientes: Germán Martínez Cázares, Juan Camilo Mouriño, César Nava, Ernesto Cordero y Rogelio Carbajal.

Bien dice Fidel Herrera que hay tiempo de lanzar cohetes y tiempo de levantar varas. También llegó a la corte de España Juan Sabines, gobernador chiapaneco, a quien quieren instaurar juicio político los del descabezado PRD. Mejor hagan una consulta popular.

 
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