Usted está aquí: viernes 13 de junio de 2008 Opinión Economía Moral

Economía Moral

Julio Boltvinik
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■ Pobreza de niños y pensionados crece en Gran Bretaña, debido, en parte, al método relativista de medición

La noticia central del diario The Guardian (11/6/08) es que entre 2006 y 2007 aumentaron la pobreza de los niños y de los pensionados, así como la desigualdad del ingreso en Gran Bretaña (GB). Son datos del informe reciente del Departamento de Trabajo y Pensiones (DTP) denominado Hogares con ingreso inferior al promedio nacional. Un análisis de la distribución del ingreso 1994/95-2006/07. En GB es el DTP, una oficina gubernamental, la que mide la pobreza y, al parecer, lo hace con gran independencia política respecto del gobierno del que forma parte (¿virtudes del viejo servicio civil de carrera de este país?). Se trata de un informe que se publica anualmente (desde hace 19 años) con base en la Encuesta de Recursos Familiares (ERF).

De las tres malas noticias, la de mayor impacto político es la del aumento en la pobreza infantil porque es el segundo año en fila que ocurre y porque el gobierno laborista, desde 1998 fijó la meta de reducir para 2010 a la mitad el número de niños en pobreza, y eliminarla totalmente en 2020. Entre la encuesta del 99/00 y la de 04/05 el número de niños que viven en hogares pobres había bajado en 15 por ciento. Así, aunque este número aumentó de 2.8 a 2.9 millones entre 2005/06 y 2006/07, y la proporción que representan del total de niños pasó de 21.9 por ciento a 22.7 por ciento, estas cifras están por debajo de las prevalecientes en 1996/1997 (3.4 millones y 26.8 por ciento), pero se han alejado mucho de la tendencia necesaria para alcanzar la meta para el 2010/11 de bajar el total a 1.7 millones.

Los pensionados pobres aumentaron levemente en números absolutos desde 1996/97, pero disminuyeron en términos porcentuales. Sin embargo, las perspectivas son muy malas para ellos porque los precios de los alimentos y del combustible para calefacción, dos bienes centrales en su reducido estilo de vida, han estado subiendo y seguirán haciéndolo. Aunque el gobierno incluyó en el presupuesto actual un gasto para subsidiar el combustible de los pensionados, la mitad de los “pobres de combustible” son pensionados, según The Guardian. En términos de la distribución del ingreso, sin embargo, la situación de hoy es peor que la de 18996/1997, ya que desde entonces los cuatro quintiles (quintas partes de la población) de más bajos ingresos han perdido casi 2 puntos porcentuales del ingreso total de los hogares que ha ganado el quintil más rico.

En GB, como en el resto de Europa, lo que se mide es la pobreza relativa que se calcula comparando el ingreso de los hogares con una línea de pobreza que es igual a 60 por ciento o a 70 por ciento de la mediana del ingreso de todos los hogares. (La mediana del ingreso es el valor de éste que divide a la población exactamente en dos: los que están por arriba y por debajo de ese valor.) Por tanto, se trata de una línea de pobreza que se mueve con la mediana del ingreso. De esta manera, si el ingreso de todos los hogares subiera en la misma proporción de un año para otro, la mediana subiría también y la pobreza no cambiaría, a pesar de que el nivel de vida de todos hubiese mejorado, ya que en esta forma de medición sólo cuenta la posición relativa.

A esta manera de medir la pobreza la he calificado como una medición no normativa que mide la desigualdad más que la pobreza. No obstante, se ha impuesto en Europa (es la norma oficial de medición en la Unión Europea y en la OCDE) como resultado de la derrota conceptual que Peter Townsend logró infligir a los seguidores del concepto absoluto de pobreza. Con ello la concepción relativista de la pobreza (que la concibe como la incapacidad de las personas y hogares de participar en las costumbres y estilos de vida predominantes en su propia sociedad) se impuso plenamente. Sin embargo, la traslación de esta sabia concepción a la medición de la pobreza de ingresos ha sido mecanicista y lleva al absurdo en situaciones extremas. Amartya Sen la ha criticado severamente señalando que, con este método, la hambruna que sacudió a Holanda al término de la Segunda Guerra Mundial, habría hecho desaparecer casi totalmente la pobreza, ya que la línea de pobreza (LP) habría caído estrepitosamente. También es dudoso el aumento de la pobreza observado ante una LP que se va moviendo hacia arriba. Con una LP fija, incluido el cálculo en el propio reporte, la pobreza sería hoy mucho más baja que en 1995/96.

En el informe hay una innovación metodológica importante, pero aplicada solamente a la pobreza infantil. Se trata del método desarrollado por la escuela que formó Townsend y que ahora encabezan David Gordon, Ruth Levitas y Christina Pantazis en la Universidad de Bristol, equipo en el cual todavía participa activamente Townsend a pesar de su avanzada edad. Se trata de una mirada más amplia, que incluye, además del ingreso, la captación de información sobre la participación (o no) de la población en las costumbres y el estilo de vida predominante en la sociedad, para identificar privaciones específicas. Sin embargo, he criticado este método porque termina usando esta nueva información como filtro adicional para identificar, en términos de sus propios practicantes, a la población “verdaderamente pobre” a la que se le exige, para ser pobre, que además de tener ingresos bajos sufra privaciones específicas, lo que se traduce, necesariamente, en niveles más bajos de pobreza. En el informe se señala que si bien entre 2005/06 y 2006/07 la pobreza relativa de ingresos aumentó en los hogares con niños, “el número y proporción de niños que viven en hogares que se caracterizan tanto por tener bajos ingresos como por sufrir privaciones específicas, disminuyó”. Es decir, el requisito adicional no sólo baja la incidencia de la pobreza en un año dado, sino que puede producir una inversión de las tendencias. Además, exagera la importancia de la pobreza infantil en los hogares uniparentales (véase gráfica). El método de medición de la pobreza cuenta y cuenta mucho.

 
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