Dinero
■ Aerolíneas: abren paracaídas
■ Interés en las tasas
■ Tomates y salmonela
El sexenio pasado se puso de moda que nuestros magnates crearan sus propias líneas aéreas. Todos, o casi, tienen jets privados, tal vez supusieron que era lo mismo administrar la nave con la que apantallaban a los desfavorecidos por la fortuna que una compañía aérea. Los Azcárraga hoteleros fueron favorecidos por la señora Marta y Fox con Mexicana de Aviación, mientras que Citibank-Banamex y un grupo de conocidos financieros se llevaron el premio gordo de Aeroméxico, gracias a Calderón, quien así abonó deudas contraídas en campaña. Paralelamente nacieron las llamadas ABC –aerolíneas de bajo costo-; en una de ellas, A Volar, presuntamente son socios los hermanos Bribiesca. Los directivos de la Cámara Nacional de Aerotransportes que encabeza Javier Christlieb, se reunieron ayer en la de Diputados, a gestión del obsequioso presidente de la subcomisión de Transporte Aéreo, Jesús Ramírez Stabros, con funcionarios federales que tienen a su cargo el sector. Les urge un paracaídas: el gasavión ha subido de precio como todos los demás combustibles, lo cual, añadido a la desenfrenada competencia, ha vuelto inoperantes a las empresas. Dicen que no quieren un subsidio, sino una reducción de precios, lo cual, en la práctica, viene a ser lo mismo. En Estados Unidos y otros países están enfrentando la turbulencia de otras maneras, sin recurrir a dinero de los contribuyentes.
Ginkgo Biloba
“Si no tenemos un estado de derecho fuerte que aplique y haga valer las leyes y que garantice la igualdad de los ciudadanos, será muy difícil que tengamos una economía que produzca las tasas de crecimiento que necesitamos de 7.0 por ciento o más”. ¿Quién creen que lanzó tremendo rollo a los cuatro vientos? Ni más ni menos que el ex presidente Ernesto Zedillo, conferencista de lujo del Foro Económico Latinoamericano. Ya peina canas aquel joven tecnócrata que fue el as bajo la manga que sacó Salinas de Gortari después del sospechoso asesinato de su delfín, Luis Donaldo Colosio. Es impecable la idea, sólo que Zedillo no es exactamente la persona indicada para hablar de un estado de derecho fuerte, ni de igualdad y menos de crecimientos portentosos. Parece que olvidó cómo en su sexenio se maquinó el megafraude del Fobaproa. Pasando por encima de la Constitución el gobierno mexicano asumió las pérdidas de la banca privada. Ese fardo de más de un millón de millones de pesos es lo que impide que México crezca a una tasa de 7 por ciento anual y concentró desigualmente la riqueza en unas cuantas manos. El tecito de Ginkgo Biloba es bueno para la memoria, don Ernesto.
e@Vox Populi
Asunto: tasas de interés
Respecto a la opinión de Gerardo Javier Gálvez Arellano, de Monterrey, en el sentido de que “tiene mucho sentido el comentario del presidente Calderón de que los intereses bancarios deben bajar”, quisiera decir que las tasas a las que se refirió Calderón no son las que se imagina el regiomontano, o sea las de hipotecas o de tarjetas de crédito. Esas son impuestas por los bancos calculando su riesgo y, como somos tan pobres e informales, ellos toman mucho riesgo prestándonos dinero. O al menos es lo que nos dicen. Las tasas de Calderón son las interbancarias. El Banco de México crea los pesos y los crea de dos maneras: o imprime más billetes o baja las tasas para que haya más pesos disponibles en crédito. La inflación no es sólo el alza de precios como comúnmente se piensa, también se refiere a la inflación de papel moneda en el mercado. A más pesos en circulación, menos valor tendrán. De hecho lo que está pidiendo Calderón, y también Carstens, es sumamente inflacionario. Si ya el aumento de precios, o lo que es lo mismo, la devaluación del peso, está disparada, ¿cuál es la prisa por devaluar más? ¿Son suicidas?
Ignacio Valero/Distrito Federal
R: Estimado Ignacio: me late que eres economista y no precisamente del ITAM, el arroyo por el que fluye el pensamiento (es un decir) oficial. En defensa de nuestro amigo Gálvez quisiera hacer una aclaración, que debí hacer en su momento. Calderón no fue preciso, no se refirió específicamente a las tasas interbancarias. Como no somos adivinos, tampoco economistas, la mayoría de la gente creyó que finalmente había salido en gallarda defensa de la victimizada clientela de la banca. Según tu planteamiento, fue un autoengaño colectivo.
Asunto: tomates y salmonela
Querido Enrique: acabo de leer que estás en Los Angeles, ¿por qué no das un brinquito y vienes a visitarnos a Portland, Oregon? Aquí tampoco cantamos mal las rancheras: el galón de gasolina ya está en 4.25 dólares. Con respecto al erudito comentario del titular de la Sagarpa, en el sentido de que el tomate roma no es la causa de la salmonela que hay en Estados Unidos, porque no hay salmonelosis en México, lamento mucho contradecirlo. Acabo de estar de visita en nuestro país y una prima mía se puso muy mal, en un estado febril realmente alarmante, después de comer tomates. Se sometió a estudios de laboratorio y, contrario a lo que sostiene el titular de la Sagarpa, el resultado fue positivo para salmonela tiphy. ¿A quién le creemos?
Dra. Ada C. Pereyra Martínez
R: Hay que que creerle al doctor en medicina porque el doctor “honoris causa”, Alberto Cárdenas, en su desconocimiento científico del problema puede llevar a la tumba a muchos inocentes, lo cual, desde el punto de vista del gobierno, tendría la ventaja de que sería necesario importar menos maíz y frijol, y eso ayudaría a la balanza comercial. Por otro lado, un caso aislado de salmonela no es evidencia de que todo el tomate sea un peligro para la salud. La próxima vez iré a visitarte a Portland, is a deal.