■ Festejan 40 años de labor docente ininterrumpida del fotógrafo en la Casa del Lago
Cada vez es más difícil encontrar una imagen que valga la pena: Lázaro Blanco
■ Abrirá la exposición titulada A propósito del ambiente, en la Biblioteca de México
Ampliar la imagen Blanco, durante la entrevista con La Jornada Foto: José Antonio López
Para el fotógrafo Lázaro Blanco las imágenes se vuelven cada vez más descuidadas.
Originalmente “eran muy cuidadas porque el fotógrafo sólo tenía la oportunidad de hacer una en un día. Ahora, cada vez puede hacer más y con las cámaras digitales cientos y a veces miles. Disparos sí, pero imágenes no creo que tengan alguna. Cada vez es más difícil encontrar una imagen que valga la pena”.
A lo largo de cuatro décadas las reflexiones de Blanco han servido para animar a muchos jóvenes a dedicarse a la fotografía. De allí que la Casa del Lago haya organizado un par de mesas redondas con motivo del 40 aniversario de labor ininterrumpida al frente del taller de fotografía que allí imparte todos los sábados.
La segunda y última sesión, titulada Lázaro Blanco: una visión en el tiempo, se efectuará hoy a las 18:30 horas en la sala Rosario Castellanos, con la participación de Pablo Ortiz Monasterio, Alejandro Castellanos, Christa Cowrie, Juan Monroy y Fabrizio León. Asimismo, en la galería de la Casa del Lago se exhibe la muestra Huella en el tiempo, con una amplia gama del trabajo del homenajeado.
Blanco no usa cámara digital, pues sigue fiel a sus tomas de 6 x 6 y su película de 35 mm.
Pero, ¿cuál es el futuro de la fotografía análoga? Al respecto, contesta: “No creo que no dure. Todos los tipos de fotografía que se han hecho a lo largo de 180 años pueden realizarse en este momento. Lo que no puedo hacer son las imágenes bien hechas, bien construidas, bien organizadas, porque en el momento actual hay demasiados elementos que distraen y hacen que las imágenes se degraden tanto como el ambiente”.
Luz, espacio y tiempo
Respecto del taller de la Casa del Lago, Blanco manifiesta que “pasó el tiempo, seguí haciendo mi trabajo y se acabó”. Sin embargo, no ha disminuido el interés de los alumnos ni del fotógrafo por impartir sus cursos: “Es más, lo hago cada sábado desde las siete de la mañana hasta las siete, ocho de la noche; ni siquiera salgo a algún lado. Pero lo disfruto como no tiene idea, por eso sigo, y por ellos, que son un material dúctil.
“Algunos llegan sin conocer absolutamente nada, con una idea totalmente diferente de lo que hacemos. Se van quedando porque se van interesando y hacen cosas muy buenas.”
A lo largo del día, Blanco imparte varios niveles de talleres, sin embargo disfruta en especial el primero de la mañana, ya que “empiezo a hacerles ver cosas que jamás pensaron que podían ver o distinguir o de alguna manera incluir en su trabajo. Allí, muchos quedan atrapados”.
–¿Qué tipo de alumnos llaman más su atención?
–Lo que más disfruto es el muchacho que aparentemente no avanza. Sigue viniendo y no produce nada digno de ser reconocido y, de manera repentina, se abre, así como una flor, y empieza a producir cosas maravillosas. A lo largo de tantos años eso se repite muchas veces.
–¿Qué significa para usted hacer bien la fotografía?
–Tener plena conciencia de los ingredientes básicos: la luz, el espacio y el tiempo, que son tres enormes magnitudes que hay que incluir en cada imagen. Si uno no los reconoce y si no los puede integrar en la imagen, éstas son siempre faltas de algo.
El 19 de junio, Lázaro Blanco inaugurará la exposición de imágenes a color A propósito del ambiente, en la Biblioteca de México. Hoy, “todo mundo está muy preocupado por la degradación del ambiente; de ello me preocupé hace más de 20 años, cuando empecé a hacer este trabajo”.
Para Blanco en el momento mismo que “despojaron a los aborígenes de sus tierras y sus maneras de vivir, entramos en la época de la degradación ambiental”.