■ Plagas y falta de planeación oficial afectan al suelo de conservación, señala el delegado
Autoridades lanzan programa para rescatar flora tradicional de Xochimilco
■ Serán sustituidos eucaliptos, pinos y cedros por árboles de capulín y durazno, anuncia
Ampliar la imagen Un joven adiestra a su caballo en el bosque de Nativitas, en Xochimilco Foto: Roberto García Ortiz
Las plagas y la falta de planeación gubernamental han afectado gravemente el suelo de conservación en Xochimilco, al grado de que han desaparecido árboles frutales como el capulín y el durazno, que tradicionalmente se sembraban en la región.
Ante esta situación, las autoridades delegacionales llevan a cabo un programa de reforestación y saneamiento de las más de cinco mil hectáreas de zonas chinamperas y boscosas, para la cual se tiene un presupuesto de 20 millones de pesos.
La estrategia incluye la tala de eucaliptos, pinos y cedros, estos últimos provenientes de Estados Unidos, que resultan inadecuados para el clima de la región, por lo que fueron presa fácil de la plaga de gusano barrenador.
Asimismo, se contempla la plantación de diversos tipos de árboles, entre ellos frutales como el capulín, con el propósito de “recuperar la tradición” de ese fruto, que “prácticamente es ya inexistente en Xochimilco”.
Sin embargo, vecinos de zonas boscosas, como la de Nativitas, han expresado su desacuerdo en lo que llamaron “tala indiscriminada”, pues aseguran que son “sacrificados” ejemplares sanos, lo que está provocando que se pierda esa área verde.
Para el gobierno delegacional, el saneamiento de ese bosque es ya impostergable, por lo que se continuará con los trabajos para su rescate, además de que se pretende que sea declarado como área de valor ambiental, pues se trata de una zona turística importante para Xochimilco.
De acuerdo con el jefe delegacional, Uriel González Monzón, son dos las principales plagas que han afectado el suelo de conservación de Xochimilco: el muérdago, en la zona chinampera, que ataca a los ahuejotes y los seca por completo en cuatro años.
Mientras que la zona boscosa está afectada por el gusano barrenador, que ha atacado sobre todo a pinos y cedros introducidos “en programas de mala planeación, pues no son adecuados para la zona alta”, como es el caso del pino radiata, proveniente de Estados Unidos, de un clima muy cálido, que no se da en esta región, lo que produjo el agrietamiento de los árboles, lo que los hizo presa fácil de la plaga.
Otra problemática, también causada por una mala proyección gubernamental, fue la introducción de grandes cantidades de eucalipto, cuya sombra impide que crezcan nuevos árboles, por lo que actualmente se realizan controles biológicos para sanear el área, sobre todo en los bosques de San Luis Tlaxialtemaco y Nativitas.
La reforestación se lleva a cabo con especies mexicanas de árboles, y de acuerdo con el funcionario hasta el momento se ha logrado controlar en 85 por ciento la afectación provocada por el muérdago en la zona chinampera, así como tres cuartas partes del área atacada por el gusano barrenador en la zona boscosa.
Para este año, se pretenden plantar 70 mil ahuejotes en las chinampas, así como 90 mil árboles de distintas especies en la montaña y bosques, mientras que en la zona urbana de Xochimilco se apoyará a los vecinos para que conviertan en huertos los traspatios de sus casas.
El jefe delegacional destacó que con estas acciones además de preservar el medio ambiente, se pretende rescatar el cultivo de frutos como el capulín, que era muy abundante en Xochimilco, al grado de que en la zona hay un paraje y una colonia con su nombre.
Acciones similares se realizan con el durazno, que años atrás “fue factor importante en la economía de Xochimilco” y ahora se debe buscar su repoblamiento en los barrios de San Francisco, Santiago, San Andrés, San Mateo y Tulyehualco.
Asimismo, añadió el funcionario, se trabaja en la reconversión de los fertilizantes, ya que el químico que siempre se ha utilizado ha generado un “enorme” desgaste para el suelo, razón por la cual la delegación dota a los productores de abono orgánico, aunque, aclaró, aún se entrega fertilizante químico, para no provocar un “desequilibrio” en las cosechas.