■ Afirma que la histórica contienda rompió barreras para las mujeres estadunidenses
Clinton suspende su campaña y ofrece “pleno apoyo” a Obama
■ El precandidato del Partido Demócrata agradece el respaldo y reconoce valentía de la senadora
Ampliar la imagen La aspirante a la candidatura presidencial se despidió este sábado de sus simpatizantes en la ciudad de Washington Foto: Ap
Ampliar la imagen Chelsea y y Bill Clinton, entre los asistentes al acto en que la legisladora por Nueva York, durante un discurso de casi media hora en el edificio del Museo Nacional, puso fin a su contienda electoral Foto: Reuters
Nueva York, 7 de junio. Hillary Clinton, la primera mujer aspirante de uno de los dos partidos nacionales a la presidencia, suspendió –pero no clausuró– su campaña electoral y se comprometió a llevar a su hasta ahora contrincante Barack Obama a la Casa Blanca, cerrando así un primer capítulo de esta campaña electoral histórica.
Después de más de tres días de incertidumbre sobre si Clinton continuaría su pugna, la precandidata por fin dejó claro que su batalla contra Obama había llegado a su fin: “La manera de continuar nuestra lucha ahora, de lograr las metas que representamos, es emplear nuestra energía, nuestra pasión, nuestra fuerza, y hacer todo lo que podamos para ayudar a elegir a Barack Obama como el próximo presidente de Estados Unidos. Hoy, al suspender mi campaña, lo felicito por la victoria que ha logrado y la campaña extraordinaria que ha llevado a cabo. Lo endoso y le otorgo mi pleno apoyo”.
Aunque Clinton sólo “suspendió” su campaña –o sea, técnicamente no anunció el cierre de su esfuerzo, y esto la deja con todas sus opciones abiertas, incluso poder reactivarla por algún motivo–, la mayoría de los analistas están convencidos de que lo hizo sólo para seguir recaudando fondos para reducir la deuda por más de 20 millones de dólares que requirió su esfuerzo electoral.
“Los cambios por los cuales estamos trabajando sólo podremos lograrlos juntos… Eso es lo que haremos hoy, al sumar fuerzas con el senador Obama y su campaña. Haremos historia juntos, al escribir el próximo capítulo de la historia de América (sic). Estaremos unidos por los valores que estimamos, por la visión del progreso que compartimos y por el país que amamos”, declaró hoy en Washington ante miles de sus simpatizantes, promotores, equipo de campaña, donantes y junto con ella su esposo, el ex presidente Bill Clinton, su hija Chelsea y su madre Dorothy.
“Piensen cuánto hemos progresado ya. Cuando empezamos, la gente en todas partes preguntaba lo mismo: ¿En verdad una mujer puede servir como comandante en jefe? Pues creo que respondimos. ¿Puede un afroestadunidense en verdad ser nuestro presidente? Y el senador Obama ha respondido”, afirmó. Y adoptó el lema de la campaña de su hasta hoy adversario al decir que “hoy estoy junto con el senador Obama para decir ‘sí se puede’”.
En su discurso de casi media hora en el National Building Museum, Clinton enfatizó las dimensiones históricas de esta pugna electoral al recordar las luchas por los derechos civiles tanto de las mujeres como de los afroestadunidenses, y cómo todo eso culminó en esta coyuntura. En particular, se enfocó en lo que logró esta campaña para las mujeres. Declaró que de aquí en adelante “sería absurdo pensar que una mujer no pueda ser presidenta” de este país.
Así concluyó lo que ha sido la lucha electoral interna más competitiva de las últimas décadas, después de unos 57 concursos por todo el país y sus territorios, que generaron 36 millones de votos entre Obama y Clinton, participación electoral jamás registrada en las elecciones internas de un partido en esta nación.
Algunos, con lágrimas, atestiguaban el hecho histórico tratando de aceptar la derrota de lo que hace poco parecía un triunfo inevitable. Y es que todo empezó hace más de 15 meses (enero de 2007, cuando anunció el inicio de su campaña) con Clinton prácticamente coronada desde que anunció su precandidatura, ya que contaba con amplio apoyo de la cúpula del Partido Demócrata, enorme ventaja en el tesoro recaudado para realizar su campaña y consenso entre los expertos y estrategas, quienes casi daban por concluido el resultado.
Ahora todos se están dedicando a examinar qué fue lo que falló, y si ello implica el fin de la casi dinastía de los Clinton.
Cada quien tiene su versión sobre el fracaso. Unos señalan que tardó mucho en tomar en serio el reto que representaba Obama. Otros, que fue su voto como senadora para autorizar la guerra contra Irak. Algunos más que estaba demasiado confiada y expresaba una actitud como si la nominación y hasta la Casa Blanca fueran su herencia, o que se lo merecía más que nadie.
Pero tal vez lo más paradójico es que los Clinton parecieron olvidar cómo llegaron a la cúpula política de este país. En una coyuntura donde 81 por ciento de ciudadanos consideran que la nación está caminando en dirección equivocada, donde la mayoría se ha opuesto a la guerra contra Irak, donde la implosión económica y los crecientes costos de la política económica seguida en los últimos siete años estaban cada vez más a la vista, el deseo popular por un “cambio” brotaba por todas partes.
En lugar de enfocar su mensaje en el cambio decidió enfatizar que era la candidata de “mayor experiencia”, que estaba preparada para asumir las responsabilidades de ser “comandante en jefe” desde el primer día y recordó por todas partes su carrera como primera dama y senadora. Fue Obama quien arrebató de las manos de Clinton la bandera del “cambio”.
Hoy, Obama emitió un mensaje en respuesta al discurso de Clinton: “La honro por la campaña valiente e histórica que ha realizado. Deshizo barreras a nombre de mis hijas y las mujeres en todas partes, quienes ahora saben que no hay ningún límite para sus sueños”. Agregó: “Nuestro partido y nuestro país están más fuertes por el trabajo que ha realizado a lo largo de su vida, y yo soy un mejor candidato por haber tenido el privilegio de competir con ella en esta campaña”.
Por el momento todo indica que por vez primera en 20 años, en 2009 la Casa Blanca ya no será ocupada por un Bush o un Clinton (a menos, claro, que sea nombrada candidata a la vicepresidencia).