Renta y excedentes petroleros: una estimación
El viernes pasado el crudo ligero de referencia West Texas Intermediate (WTI) se cotizó en 138.54 dólares, 10.75 dólares por barril más que el jueves. Y nuestra mezcla mexicana llegó a 112 dólares. Las estimaciones más conservadoras indican un promedio anual de entre 120 y 130 dólares para el WTI y de entre 105 y 115 dólares para nuestra mezcla. Con ello, es altamente probable que los excedentes petroleros que se reúnan en nuestro país –independientemente de su destino– alcance los 80 mil millones de dólares, volumen de recursos nunca alcanzado en nuestro país.
Estos excedentes son la suma de una renta petrolera que me atrevería a estimar en cerca de 35 mil millones de dólares y excedentes circunstanciales de mercado por 55 mil millones. Independientemente de esta estimación o de otra que pudiera ser mejor, es urgente que los legisladores reconozcan esta diferenciación. El primer componente de los excedentes petroleros depende, en lo fundamental, de los siguientes elementos:
En primer término, el costo de producción del yacimiento marginal, es decir, el de menor fertilidad, más desventajosa ubicación y mayor dificultad de producción, pero cuyo crudo es exigido por el nivel de la demanda, siempre fundamental para determinar dicho yacimiento marginal. Y en segundo término, el costo de producción de nuestro crudo, sin duda cada vez mayor por la caída en la producción de Cantarell y los costos crecientes de explotación en nuestro país.
¿Qué números actuales pueden ser considerados para estimar la renta petrolera de 2008? Dadas las decisiones de producción de la OPEP, en el primer caso –costo marginal de referencia– diversas estimaciones permiten pensar en un nivel cercano a 40 dólares por barril para un crudo semejante al nuestro, o próximo a 55 dólares para un crudo de la calidad del West Texas Intermediate. Este nivel no incluye ni los beneficios por el capital invertido en la producción ni los pagos por concepto de intereses de los financiamientos requeridos.
Respecto a la demanda mundial, un nivel que ronde los 87 millones de barriles al día para este 2008 es una buena estimación. Y, finalmente, y considerando los datos oficiales, podemos pensar en no más de seis dólares por barril como costo de producción de nuestro crudo.
Así, con una producción estimada en 2.8 millones de barriles al día, el ingreso anual por concepto de renta petrolera sería cercano a 35 mil millones de dólares. Pero si el precio medio anual de nuestra mezcla fuera –como se estima hoy– de 112 dólares por barril, el gobierno recibirá no menos de 58 mil millones de dólares más, suponiendo que Pemex Exploración y Producción debería guardar cerca de 15 dólares por barril para sus rendimientos de capital y pago de financiamientos.
Esos 58 mil millones más son lo que he llamado excedentes petroleros circunstanciales, en estos momentos derivados de la alta especulación en commodities, las presiones y riesgos geopolíticos que tienden a elevar el precio, y los márgenes que se pagan hoy para garantizar seguridad de suministro. Buena parte de estos excedentes circunstanciales puede derrumbarse de un momento a otro y desaparecer. Por eso no deben mezclarse con la estrictamente llamada renta petrolera, cuyo flujo es más permanente y más seguro, aunque siempre condicionado a los elementos que indique antes.
Mezclar o confundir conceptos (por cierto, reiteradamente en el debate actual en el Senado) y tratar legal y presupuestalmente a ambos componentes de la misma manera sólo conduciría –como ya sucede– a destinarlos inadecuadamente. Además, se reitera una terrible y regresiva fiscalidad, que sin petróleo apenas alcanzará un año de estos 11 por ciento del producto interno bruto, hecho económico y social realmente grave, sumamente delicado para nuestro futuro. Sin duda.