■ Envió una comisión investigadora y no se encontró droga
Confirma JBG inexistencia de cultivos ilegales en La Garrucha
■ Crece la hostilidad del Ejército en los pueblos autónomos, señala
La Garrucha, Chis. 7 de junio. Pasada la conmoción en el municipio autónomo Francisco Gómez por la fallida incursión del Ejército federal en el caracol de La Garrucha, San Alejandro y Hermenegildo Galeana el 4 de junio, la junta de buen gobierno (JBG) El camino del futuro envió una comisión de investigación a estudiar los rastros de los soldados y recoger el testimonio de los pobladores.
“Esas comunidades tienen mucho tiempo en la organización zapatista, y allí no existe ni se ha visto ninguna mariguana. Esta JBG atestigua que esas comunidades no hacen esos trabajos de sembrar droga”, declara la propia junta a La Jornada en su oficina de La Garrucha.
Refiere que, al interceptar a los soldados, la comunidad de Galeana les exigió que probaran que había mariguana en la milpa donde estaban, y “no lo pudieron probar”. Aún así, la comisión de la JBG inspeccionó los predios de las dos comunidades, sin encontrar ningún cultivo ilegal. “Luego que pudieran ser los mismos militares que lo siembran un poco para luego acusar. Pero ni eso”.
Lo que sí encontró la comisión fue papel higiénico con restos de pintura negra y otros papeles. “Allí fue que se pintaron la cara de guerra. Como no ha dejado de llover, los papeles ya estaban medio escurridos”.
En San Alejandro, una ex finca, hoy joven comunidad autónoma cerca de la carretera Ocosingo-San Quintín, kilómetros adelante de La Garrucha (entre Patiwitz y Prado Pacayal), los soldados no pudieron llegar muy adentro de los territorios autónomos. La comunidad se los impidió.
Si bien el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer ha vuelto a la normalidad, y se mantiene “la guardia habitual”, según la JBG, también consigna que “ya después de la entrada de los soldados todos los pueblitos esperan, listos”.
Hay indicios de que se trata de una “normalidad” diferente a la que había hasta hace una semana. Cabe recordar que este es el único caracol zapatista que no ha dejado de ser patrullado por tropas federales, ni siquiera en las épocas de “distensión” foxista (la cual no fue sino un periodo de reacomodo del dispositivo de guerra en las montañas de Chiapas).
Las cañadas de la selva tzeltal están ocupadas y han sido trasegadas a diario por el Ejército federal. Eso explica que la JBG considere que “por el momento, en la cañada de Las Tazas la situación es normal”, siendo que eso significa patrullajes diarios a lo largo de la cañada y abierta contrainsurgencia propiciada por el gobierno en las comunidades oficialistas. Lo “normal”.
En las demás regiones del territorio correspondiente a la JBG El camino del futuro se ha escalado la hostilidad del Ejército federal contra los pueblos autónomos. El intento de sitiar el caracol y entrar a dos comunidades, así como la ocupación de San Jerónimo Tulijá hace dos semanas, son tan inamistosas como pretender acusar públicamente a las bases zapatistas de sembrar droga, el 23 de mayo desde Nuevo Chamizal, una poblado priísta y paramilitar, tan conocido como guarida de delincuentes que ya un par de sus pobladores han ido a la cárcel por robo y delitos ambientales y contra la salud.
En la zona del municipio autónomo Ricardo Flores Magón al noroeste de Montes Azules, tanto dentro como fuera de la reserva de la biosfera circulan “rumores”, presumiblemente disemina- dos por los propios militares o policías, de que “les van a llegar” a las comunidades zapatistas Laguna Paraíso, San Pedro (Ocotal) y 6 de Octubre. Sin conceder mucho crédito a los “rumores”, la JBG no omite mencionarlos.
Al mismo tiempo, los recientes movimientos castrenses y policiacos mantienen en alerta a Culebra y San Jerónimo Tulijá, dos importantes poblados de ese municipio rebelde.