■ Por no ser prioritario, el problema está fuera de la agenda política del país vecino

Se cancela el optimismo de legisladores nacionales por un pacto migratorio con EU

■ Prevén congresistas estadunidenses que en los próximos años imperará la ley actual en la materia

Roberto Garduño (Enviado)

Monterrey, NL, 7 de junio. El optimismo de los congresistas mexicanos por allanar el camino a un acuerdo migratorio con Estados Unidos se topó con la realidad: el tema no figura en la agenda política de aquel país.

Correspondió a los republicanos Bob Corker (senador) y Jerry Weller y Brian Bilbray (representantes), aclarar que la migración mexicana tampoco se encuentra entre las prioridades de los candidatos a la presidencia de su país, y prevalecerá en los próximos años la visión que en aquel país se cumpla la ley actual en la materia, sin que haya posibilidad de modificarla en beneficio de millones de indocumentados.

Durante la primera jornada de la 47 Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos, los delegados mexicanos José Jacques (PRD) y Edmundo Ramírez (PRI) dibujaron la visión integral de cómo ha ido creciendo la problemática migratoria entre ambas naciones, donde la defensa de los derechos humanos se imponga como base del respeto binacional.

No obstante que se mencionó que quedaría en manos del virtual candidato presidencial demócrata Barak Obama una posición más progresista en la materia, no dejó de reconocerse que el tema no figura en el ámbito de las campañas electorales con vista al proceso que culminará en noviembre próximo.

“Es un asunto de realismo político el que ellos nos plantean. Nosotros insistimos en que, sin un (acuerdo) migratorio, hay que seguir denunciando que el tema nos obligará a condenar las medidas de corto plazo, como el muro fronterizo, porque no puedes tender una mano, y con la otra pegar”, refirió el coordinador de la bancada de Convergencia, Alejandro Chanona.

En aparente autocrítica, el presidente del Senado, Christopher Dodd, la emprendió contra la decisión de la legislatura que él encabeza: “Estoy terriblemente desilusionado de que el Senado no pudo llegar a una conclusión hace un año para tener una ley de extranjería. Las realidades están asociadas con millones de indocumentados que viven en Estados Unidos. Que viven en las sombras, agregaría yo.

“Para ser claro, los trabajadores que han violado nuestras leyes tienen que enfrentar nuestras sanciones. Pero no podemos deportar a 12 millones de personas. No debiéramos hacerlo. Yo apoyo un nuevo camino de ciudadanía que apoye la dignidad de estas familias.”

Zoe Lofgren, representante por California, se refirió a la urgencia de cuidar la unidad familiar y derechos de los migrantes, porque nadie deja de reconocer que debido a la política migratoria y los muros, los mexicanos buscan los pasos por las zonas más agrestes. Y mueren entonces más mexicanos en la frontera que los estadunidenses que mueren en la guerra de Irak.

Brian Bilbray, republicano por California –de ascendencia australiana–, sostuvo que el Legislativo de su país tiene derecho a defender la legalidad: el que contrata ilegales es ilegal, el que llega sin papeles a Estados Unidos es ilegal y, por tanto, el Congreso va por la migración legal y por que no se contrate a sin papeles.

Jerry Weller, representante por Illinois, observó que el contribuyente medio en Estados Unidos no ve con simpatía las iniciativas que permitan la legalización o la regularización de migrantes mexicanos.

Al concluir el debate en privado, Bilbray confirmó que en por lo menos un año no se producirá una reforma a la ley migratoria de manera total, y que se podría pensar en establecer este grupo de cooperación binacional para poder abordar el tema.

El prísta Ramírez Martínez insistió en que el tema migratorio es prioritario para ambos países: “es sensible para los representantes de ambas naciones la situación de los niños que quedan en abandono por causa de las deportaciones de Estados Unidos”.