Usted está aquí: domingo 1 de junio de 2008 Cultura Eduardo Galeano, fenómeno literario en territorio español

■ Durante dos meses ha recorrido varios puntos de ese país para promover Espejos

Eduardo Galeano, fenómeno literario en territorio español

■ Logró reunir a miles de personas, sobre todo jóvenes, sólo para escuchar pasajes de sus obras

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Ampliar la imagen La gira del autor uruguayo concluyó ayer en la Feria del Libro de Madrid La gira del autor uruguayo concluyó ayer en la Feria del Libro de Madrid Foto: Armando Tejeda

Madrid, 31 de mayo. Eduardo Galeano lleva más de dos meses viajando por España, recorriendo, a veces en tren y otras en avión, una gran parte del territorio hispano, desde Cádiz hasta Galicia, de Barcelona a Madrid. Su principal encomienda era, según sus propias palabras, “encaminar a la criatura”. Es decir ayudar a la difusión de su más reciente libro, Espejos. Una historia casi universal (Siglo XXI Editores), una sinfonía de relatos que habla de la vida y de la muerte, del amor y del desamor; en definitiva, de los grandes contrastes de la historia de la humanidad.

Este periplo también le ha servido a Galeano para constatar dos cosas: la primera, que sigue siendo un escritor muy querido y leído en España, sobre todo por gente joven, que descubre por primera vez su voz de juglar del siglo XX; y, la segunda, que más allá de los fenómenos literarios creados por las secciones de marketing de las editoriales, prevalece, al menos en su caso, la literatura.

Galeano, de 67 años, llegó al viejo continente el pasado 15 de abril. Venía acompañado de su mujer, Elena, y de su nueva “criatura”, un libro en el que volcó con un lenguaje preciso y su vocación depuradísima de contador de historias, gran parte del conocimiento, las lecturas y las emociones que ha acumulado a lo largo de su vida.

Su primera escala fue Barcelona, la capital de la industria editorial española, pero además una ciudad que forma parte de su biografía más desgarrada, quizá también de la más dolorosa. Fue precisamente Barcelona la ciudad a la que llegó de forma furtiva, huyendo del régimen de exterminio y degradación impuesto por los militares y la extrema derecha, primero en su Uruguay natal, en 1973, y después en Argentina, en 1976. El hecho de que su nombre apareciera en una lista de “condenados a muerte” por parte del general Jorge Rafael Videla cuando dio el golpe de Estado, precipitó la huida de Galeano a Barcelona, donde vivió hasta 1985 y, sobre todo, donde escribió su famosa trilogía Memoria del fuego.

Por eso eligió iniciar su gira de promoción en España en Barcelona, porque quería volver a recorrer sus calles, el barrio gótico, visitar las viejas librerías del barrio chino, inclusive ir a las “casas de comidas” donde vivió largas noches de buena comida y tertulia. Sólo que en esta ocasión Galeano se dedicó de lleno a atender a su público, a sus lectores de antes y a sus lectores de ahora, tanto a los que descubrieron en su escritura una nueva forma de entender y ver el futbol, hasta los que llevan impregnada en su conciencia sus lúcidos alegatos contra la injusticia y la irracionalidad.

Edición de urgencia

El primer acto de Barcelona fue, además, la presentación mundial de su “criatura”, que, como era de esperar, provocó momentos de pánico y hasta de estupor en los organizadores: pensaron que con una sala para 300 personas sería suficiente, pero el aforo se llenó en sólo cinco minutos, ya que había gente haciendo cola más de una hora antes. Así que tuvieron que habilitar una sala contigua, con una enorme pantalla, para que las más de 500 personas que no pudieron entrar al acto lo pudieran seguir. Huelga decir que la gente estaba entregada, obnubilada por la capacidad de Galeano de contar historias, de romper con la rapidez y vorágine de la vida cotidiana mediante la palabra sencilla y profunda.

En Barcelona, Galeano también vivió dos anécdotas curiosas. La primera ocurrió cuando, ya de madrugada, se dirigía a su hotel después de una entrevista televisiva y fue interceptado por un grupo reducido de lectores que llevaban un largo rato esperando su salida únicamente para que les firmara unos libros. La segunda anécdota fue en el día de Sant Jordi, el santo patrono de la ciudad y el elegido para celebrar el día del libro, cuando sus propios editores tuvieron que producir de forma urgente la segunda edición del libro, pues en unos cuantos días se había acabado la primera. Algo más de dos meses después de su salida, el libro Espejos ya va por la tercera edición, con más de 20 mil libros vendidos.

Entre peticiones y sugerencias

Después de Barcelona, Galeano se fue a Andalucía, donde hizo una gira intensa por localidades pequeñas y ciudades, ya que en esta ocasión prefirió sumergirse en el calor y la belleza de esta región de España. Estuvo en Chiclana, en Puente Genil, en Cádiz y en Sevilla, donde, como en la capital catalana, también se llenaron sus presentaciones y firmó miles de libros en todos los actos que asistía.

Otra anécdota curiosa de su gira por tierras andaluzas fue que un grupo de unos 50 lectores fieles de Galeano residentes en Córdoba decidieron fletar un autobús para ir directamente a verle en Puente Genil, ya que en esta ocasión el escritor uruguayo no pensaba hacer escala en su ciudad.

Galeano viajó después a Galicia, en concreto a Orense y a Santiago de Compostela, donde protagonizó los actos más multitudinarios, gracias en parte a que los responsables de la editorial decidieron arriesgarse y contratar un teatro para más de mil 200 personas. El aforo fue insuficiente, para sorpresa del propio Galeano, que logró reunir en una lectura de su obra a más de 2 mil personas.

Finalmente, Galeano terminó su periplo en Madrid, donde presentó su novela en la Casa de América el pasado miércoles 28 de mayo, en un acto lleno de calor y de emoción, y donde, de nuevo, se volvió a quedar pequeño el recinto.

La última escala de Galeano en el viejo continente fue la Feria del Libro de Madrid. El escritor estuvo hoy, en la sesión de mañana y de tarde, y fue, con mucha diferencia, el más solicitado. Otra vez fueron sobre todo lectores jóvenes, algunos de ellos que se limitaban a balbucear con timidez la importancia de su literatura en su corta vida. Otros, ya veteranos en la lectura de Galeano, le hacían peticiones o le sugerían una historia para que la convirtiera en un fragmento más de su obra. Y así sucesivamente iba respondiendo al calor y a las inquietudes de más de 400 personas, que soportaron una cola de más de una hora para verlo de cerca.

Con este viaje, Galeano confirmó que no es necesario ser Carlos Ruiz Zafón o J.K. Rowling para ser un fenómeno de masas, sólo que él sin el apoyo del marketing y los grandes medios. Pero también ha confirmado que es el único escritor latinoamericano capaz de generar escenas más propias de una estrella del rock y de llenar hasta el límite grandes teatros.

Él, entre la humildad y la consternación, dijo a La Jornada: “Me he sentido realmente abrasante y abrazado”.

 
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