■ Los menores juegan a los operativos o a ser secuestradores; sus padres, presos o trabajando
Mediante títeres, combaten en Tepito la violencia que llega a los niños
■ Se busca que las nuevas generaciones conozcan la tradición del barrio de generar oficios
Ampliar la imagen Dos niñas muestran sus habilidades con los títeres Foto: Víctor Camacho
Como resultado de la violencia que ven todos los días en la calle y la desatención de sus padres, los niños del barrio de Tepito “juegan a los operativos o a ser secuestradores”, de ahí la necesidad de motivar en ellos la imaginación y la creatividad como modo de cambio social, señaló Luis Arévalo Venegas, coordinador del taller Títeres en Los Palomares.
Se trata de un proyecto en que participan más de 40 niños de entre tres y 12 años de edad, cuyos padres, si no están presos, los desatienden por estar trabajando, y que viven en una de las zonas más “duras” del barrio: las unidades habitacionales ubicadas en Eje 1 Norte y Aztecas, conocidas como Los Palomares.
“Era muy difícil tener a los niños en una mesa, porque se agredían verbal y físicamente”, pero a casi un año de iniciado este programa esta situación ha cambiado”, afirmó Arévalo Venegas, quien agregó que el programa también tiene como objetivo que las nuevas generaciones conozcan la tradición de Tepito como un barrio de oficios, que se perdió con la proliferación del comercio informal.
Los Palomares, como los vecinos bautizaron a las unidades habitacionales por sus “reducidos espacios y techos de dos aguas”, que sustituyeron a las vecindades hace más de 50 años, es actualmente una de las zonas más difíciles de Tepito, con problemas de drogadicción y delincuencia, de ahí la importancia, expresó, de promover la actividad cultural que, más que los operativos, permitirá cambiar esta situación, expresó Luis Arévalo.
El proyecto que arrancó en agosto del año pasado y que incluso recibió el apoyo de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal que aportó 35 mil pesos para su realización, se basa en el trabajo con los niños de la zona que, influidos por el ambiente en el que se desarrollan, tienden a desarrollar actitudes violentas, que se ven reflejadas en sus formas de entretenimiento, al llevar al extremo el juego de policías y ladrones, e interpretar el papel de secuestradores o imitar los operativos policiacos que comúnmente se realizan en el barrio.
Por eso, explica Arévalo Venegas, es necesario crear alternativas para que los menores puedan desarrollar su creatividad, razón por la cual se ideó este proyecto, en el que los niños recibieron cursos de la historia del títere, además de que se les enseñó a fabricarlos, labor que realizó la profesora Teresa Rodríguez, quien preparó a los menores hasta cumplir el objetivo: representar una obra a la que titularon Olga, la historia de una mujer que después de 50 años vuelve a Tepito y se encuentra con un barrio muy distinto.
El objetivo es crear una compañía de teatro de títeres que opere de manera permanente; mientras Luis Arévalo ya trabaja en un taller de cuento, en el que los mismos niños podrán escribir pequeñas historias en las que relaten sus experiencias en el barrio.
Asimismo, se planea realizar un taller de guión para complementar el de títeres, con el propósito de presentar la problemática del barrio, pero sobre todo para que los vecinos “tengan el conocimiento de su pasado para poder tener un buen presente”.
Arévalo expresó que la única forma de defender a Tepito es con cultura y educación, pues al convertir el barrio en “un tianguis gigante”, se quiere vender la idea de que el comercio es la “bujía del crecimiento económico” en la zona, pero en realidad “nos ha desintegrado como familia”, ya que esta actividad ha crecido de manera desmesurada.