■ Estados Unidos, Rusia, China, Israel, India y Pakistán eluden adherirse al acuerdo
Aprueban 111 países, entre ellos México, la prohibición de las bombas de racimo
Ampliar la imagen El camboyano Tun Channareth, víctima de una bomba antipersonal, participa en una protesta frente a la embajada de Estados Unidos en Dublín junto con manifestantes que escenifican una matanza por esos artefactos, luego de que un funcionario estadunidense dijo el miércoles que el tratado que prohíbe las bombas de racimo dañará la seguridad mundial y pondrá en peligro la cooperación militar de Washington con los países que firmen el acuerdo Foto: Ap
Dublín, 30 de mayo. Un acuerdo que prohíbe las bombas de racimo en el mundo fue formalmente adoptado este viernes por 111 países –México incluido–, tras 10 días de negociaciones sobre los términos del documento, pero en ausencia de los principales países fabricantes, Estados Unidos, China, Rusia, Israel, India y Pakistán.
La Convención sobre las Bombas con Submuniciones proscribe la producción, utilización, traspaso y almacenamiento de ese tipo de proyectiles que están diseñados para portar en un contenedor cientos de esquirlas que dilatan su estallido hasta el momento de entrar en contacto con personas, después de haber sido lanzadas y caído en su blanco.
Una de las más recientes ocasiones en que las bombas de racimo fueron usadas fue en el verano de 2006, cuando Israel invadió Líbano para atacar a la organización islámica Hezbollah. Durante el conflicto y aun semanas después hubo denuncias sobre su uso, especialmente en sur del país.
Los gobiernos de los países que prepararon la convención se comprometieron “a no emplear estas armas, bajo ninguna circunstancia”, puesto que su utilización en conflictos armados afecta principalmente a las poblaciones civiles. Estas municiones fueron utilizadas por primera vez en 1960.
Según organizaciones civiles que promovieron la convención, como la Cluster Munition Coalition (Coalición Bombas de Racimo) y la Handicap International, la aprobación del texto es una victoria que tiene el mismo alcance histórico que la Convención de Ottawa, que prohibió las minas antipersonales en 1997, también apoyada por México.
Según Handicap International, 85 por ciento de las víctimas por el estallido de las bombas de racimo han sido civiles, una cuarta parte de los cuales eran niños.
Los negociadores del documento dejaron de lado la prohibición de un tipo de proyectiles conocidos como bombas de racimo superinteligentes, dotadas con un sistemas de radar para situar su blanco, que además pueden autodestruirse o desactivarse en caso de que no estallen al caer.
Los países que aprobaron el acuerdo dejaron también abierta la posibilidad de participar en operaciones militares conjuntas con países que producen o utilizan este tipo de municiones.
La convención aprobada pasará a la firma oficial de los gobiernos los días 2 y 3 de diciembre en Oslo, capital del país que tomó la iniciativa de las negociaciones. Entrará en vigor seis meses después de que lo hayan ratificado al menos 30 países.