Astillero

Julio Hernández López
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■ Lo que (no) parece

■ Derrotas victoriosas

■ Cárdeno deslinde

Con el desparpajo verbal que le caracteriza, el procurador federal de justicia reveló ayer la clave que permite entender al país con el optimismo que lo hacen Felipe Calderón y los miembros de su gabinete: las cosas parecen ser de la manera en que todo mundo las ve, pero en realidad son de manera totalmente opuesta (la tesis es una continuación del episodio electoral presidencial: desde 2005 Calderón iba punteando las preferencias ciudadanas aunque, por estrategia, se hacía pasar por el aspirante más retrasado y, en julio de 2006, su triunfo era apabullante aunque prefirió disimularlo tras cifras comiciales modestas, reñidas).

“Vamos ganando, aunque no parezca”, escribió Eduardo Medina Mora con letras de oropel en los muros de las cámaras de Televisa al ser entrevistado en relación con el asesinato de siete agentes federales en Culiacán un día antes. “Tenemos muy claro el diagnóstico, muy clara la estrategia y muy claros los componentes”, añadió el prestidigitador policiaco que, entre otros temas, mencionó que el “asedio del Estado” mexicano sobre los narcotraficantes ha llevado al decomiso de 15 mil armas largas que serían suficientes para pertrechar un ejército, pues éste solamente requiere de unas 8 mil 700. Sensato y práctico, el ex secretario federal de seguridad pública aceptó que hay descomposición y violencia, pero la adjudicó enteramente a los narcotraficantes: el problema es “entre ellos, porque tienen que competir por un pastel más pequeño” (en Culiacán, ayer mismo, aparecieron varias narcomantas con mensajes contra jefes militares y policiacos a los que acusaron de defender a determinado segmento de empresarios de la droga).

Juan Camilo Mouriño (que, de acuerdo con la doctrina Medina Mora, también iría ganando la batalla política, aunque aparatosamente no lo parezca) ha hecho saber a Amnistía Internacional que, aunque haya la impresión de que hay presos y desaparecidos políticos (y que dos de ellos finjan llamarse Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez e incluso que haya pláticas oficiales mediante intermediación con el EPR sobre esos casos) en realidad no hay nada. Tajante, el funcionario recurrió al expediente de la acumulación de declaraciones como excluyente de responsabilidad: “Ya en varias ocasiones se ha dicho que este gobierno no tiene ni presos políticos ni mucho menos desaparecidos o comete delitos de lesa humanidad” (por cierto, felicitaciones al apuesto titular de Bucareli en cuyo honor se abrió ayer un blog en http://elmaswapodetodos.blogspot.com que le llena de elogios físicos y políticos y denuesta al “don nadie” López Obrador; otro aplauso para el secretario de agricultura, míster Al Cárdenas, que al asomar la oreja en el asunto del acuerdo nacional arrocero aprovechó para asegurar que esos convenios abaratadores forman parte de las grandes hazañas del pueblo mexicano bajo la conducción gloriosa del actual gobierno federal de facto).

Otro personaje que combate las apariencias es Cuauhtémoc Cárdenas, quien se ha desmarcado con vigor de los riesgos de infección política que le significaría aceptar las palabras de reconocimiento que diez días atrás le había dirigido Andrés Manuel López Obrador en Morelia al mencionar el apoyo “tan importante, significativo y trascendente” del ingeniero michoacano al movimiento nacional en defensa del petróleo. AMLO había llamado, además, a mantener unida a la izquierda en defensa de la riqueza nacional, a “estar todos juntos en esta lucha”. A pesar de que asistentes a ese acto en la capital del estado habían gritado “¡traidor!” cuando el tabasqueño mencionó al otro ex candidato presidencial perredista, Andrés Manuel presionó para defender a Cárdenas: “¿sí entendemos, verdad, que vamos a estar juntos en la lucha por la defensa del petróleo? Porque le daría mucho gusto a la derecha que nos dividiéramos, para poder hacer de las suyas”. Pues ya le dio mucho gusto a esa derecha, porque Cuauhtémoc primero rechazó el marcador futbolero de 2-0 que AMLO adjudicó a favor de los adversarios de la privatización en los debates senatoriales, y luego emitió un deslinde en el que calificó de “desubicado, excluyente y limitativo” el saludo y reconocimiento hecho por AMLO (por cierto, Cárdenas está muy activo: ayer recibió en sus oficinas al formal presidente sustituto del PRD y luego se reunió con un aspirante a consejero del IFE).

Astillas

Por unanimidad, la periodista Carmen Lira Saade fue electa para un periodo más como directora general de La Jornada, durante una asamblea de accionistas comunes en la que se aprobaron los informes de la propia Lira, del consejo de administración (a cuyo frente fue designado Hugo Gutiérrez Vega, quien fungía como presidente de ese órgano de manera interina desde que en febrero pasado Ricardo García Sainz había renunciado a él) y del comisario Luis Linares. La directora repasó los problemas a que se enfrenta el periodismo ejercido con compromiso social y sin complicidades con el poder público, se congratuló de la unidad interna que hay en el diario y convocó a seguir trabajando para mantener a La Jornada como espacio en el que se reflejan las luchas del pueblo mexicano, a diferencia de muchos otros medios virtualmente cerrados a lo que realmente sucede en el país... Enrique Pastor Cruz reporta desde Campeche que un par de pequeñas empresas de la familia de Juan Camilo Mouriño serán embargadas porque se niegan a pagar 657 mil pesos, conforme a una decisión de las autoridades laborales, a tres trabajadoras despedidas injustificadamente de una lavandería. William Antonio Pech Medina, subprocurador de la Defensa del Trabajo en la entidad, aseguró que los representantes patronales “señalan que no tienen el dinero para cubrir el monto en estos momentos”. Silvia Navarro Notario, una de las ex trabajadoras, aseguró que “aquí se ve la prepotencia y el abuso de autoridad del secretario de Gobernación, quien pisotea el derecho de los trabajadores, y de continuar el día de mañana será peor”... Y, mientras el PRI exige reparto a los estados de los excedentes petroleros que el calderonismo pretende volver humo, ¡hasta mañana, en esta columna de pareceres!