Usted está aquí: miércoles 28 de mayo de 2008 Cultura Cannes no es ni rojo ni blanco, ni burgués ni proletario: Favre le Bret

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■ Cineastas rebeldes tomaron el Palacio de Festivales

Cannes no es ni rojo ni blanco, ni burgués ni proletario: Favre le Bret

Afp

Ampliar la imagen Claudia Cardinale en un fotograma de la cinta Il Etait une fois dans l´ouest Claudia Cardinale en un fotograma de la cinta Il Etait une fois dans l´ouest Foto: Keystone / Other Images

París, mayo. Dirección colectiva, entradas gratuitas, abolición de las “estructuras reaccionarias” de la cinematografía francesa: la utopía invadió en mayo de 1968 el Festival de Cannes e inflamó brevemente el séptimo arte.

“Transformar el sistema, las condiciones en las que se ha encerrado el cine de Francia, hasta encontrarse cortado de toda realidad social y política”: tal era la ambición de los Estados Generales del Cine francés, que se iniciaron en París el 17 de mayo, afirmaba entonces la revista Cahiers du Cinéma.

Durante dos semanas, unos mil 500 estudiantes y profesionales debatieron y elaboraron proyectos de transformación del cine, cuenta Antoine De Baecque en su libro Les Cahiers du cinéma, histoire d’une revue.

Esa misma tarde se decidió la huelga de los obreros de los estudios cinematográficos y el envío a Cannes de una moción que instaba a directores, productores, distribuidores, actores, periodistas y miembros del jurado a “oponerse a la continuación” del festival, que había empezado el día 10.

“Es hora de manifestar solidaridad con los trabajadores y estudiantes en huelga” y de protestar por “la represión policial” a fin de “contestar el poder gaullista y las estructuras de la industria cinematográfica”.

Enviados a Cannes por los Estados Generales del Cine, los directores Jean-Luc Godard y François Truffaut exhortaron el 18 de mayo a críticos y cineastas a interrumpir el festival. La gran sala del Palacio de Festivales fue ocupada inmediatamente.

En medio de un estruendoso debate, ante un público enardecido, un grupo de cineastas rebeldes, entre ellos Jean-Luc Godard, se colgaron del telón para impedir la proyección de Peppermint frappé, del español Carlos Saura.

Robert Favre le Bret, presidente del Festival en la época, argumentó que “Cannes no es ni rojo ni blanco, ni burgués ni proletario. Su única ambición es seguir siendo lo que es, es decir, la más importante cita anual del mundo del cine”. No obstante, el 19 de mayo al mediodía, clausuró el festival, a su pesar.

Entre tanto, en París se organizaban comisiones de trabajo abiertas a todo el mundo, y estudiantes, directores y técnicos lanzaban el 19 de mayo la consigna de huelga ilimitada y de ocupación.

La única excepción fue la autorización de rodaje de películas no firmadas, siempre y cuando estuvieran dedicadas a los movimientos obrero y estudiantil.

EL AÑO QUE CAMBIÓ AL MUNDO

 
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