■ El próximo viernes se estrenará en México Déficit, la opera prima del también cineasta

Gael: no hay diferencia entre actuar y dirigir; al final cuentas historias

■ El encuentro entre dos clases sociales dio pauta a la cinta, si no hubiera sido de chavos desmadrosos nada más, dice

■ El nuestro “es un país ingobernable que se gobierna a sí mismo“

Juan José Olivares

Estar delante o detrás de las cámaras es un privilegio para Gael García Bernal, el más exitoso histrión de México en los años recientes, que ahora presenta la cinta Déficit, su opera prima como director.

“No hay mucha distancia entre dirigir y actuar: al final cuentas historias. Para mí el acercameinto fue inmediato, natural, y sin el afán laboral de empezar una carrera de cineasta. Ahora entiendo por qué la actuación ha sido menospreciada (gracias a las telenovelas, tan devaluadas), pero para mí es de las cosas más difíciles, de los trabajos más complicados, porque hay veces que ves una cinta e imaginas que es muy fácil de hacer. Además, nunca he pedido permiso para nada, más bien he tenido que pedir perdón”, aseguró García Bernal.

Entrevistado por La Jornada en las oficinas de su productora, Canana, García Bernal dijo que la cinta, que este viernes se estrena en México con 60 copias, pudo llamarse “corrupción, que puede extrapolarse a algo metafórico, pero el término déficit es muy lejano, significa tener una pérdida, en vez de un superavit. Eran esas ganas de traer esa palabra que nos es tan común. Es como la palabra neta, que habla de la sustancia esencial, del peso de las cosas, y déficit puede ser de algo emocional, de un déficit de identidad, de seguridad, afectivo, de encuentros”.

Injusticia, devaluación...

Ha dicho Gael previamente que palabras como déficit, injusticia, devaluación... son con las que hemos crecido la mayoría, con las diferencias abismales entre clases sociales, con la “complejidad entre ser fresa o naco”. En la historia –escrita por Kyzza Terrazas y protagonizada por Camila Sodi, Tenoch Huerta, Luz Cipriota, Alvaro Verduzco, Dagoberto Gama, Ana Serradilla– dos clases se enfrentan: Cristóbal, hijo de un político corrupto, y Adán, primogénito de los cuidadores de la morada de descanso del primero en Tepoztlán. Cristóbal organiza un reven en la casa, que terminará en tragedia.

La plataforma que le dio razón de ser a la película, afirmó Gael, “fue ese encuentro entre dos clases sociales. Sin eso, hubiese sido la cinta de los chavos desmadrosos, nada más. Había la necesidad de encontrar la tragedia para que los personajes se enamoraran, se juntaran, tuvieran esos desencuentros. Y la tragedia también es el abismo social entre los dos personajes (el hijo del rico y el de la servidumbre) que crecieron juntos. Las diferencias sociales en México se han ampliado y al crecer uno se da cuenta de ello. Cuando los personajes de la cinta van dejando de ser niños, se van alejando; se ven los abismos más largos y profundos. En la realidad ya se volvió un Chivas-América, cuestión que se exacerbó con la situación económica reciente, en la que la clase media ya no existe. O sea que desde chavo estás siendo afectado emocionalmente”.

Por eso, la palabra que da título al filme “la vamos a seguir escuchando, pero sí cumplió con una función liberadora en el sentido tácito y de acercamiento a los diferentes mundos, viéndolo todo con esta distancia antropológica. Quería jugar con los elementos del fresa y de la servidumbre, y revolverlos. Hay cierta distancia y no la hay. Nos enfrentamos con nuestra visión moral del conjunto de lo que sucede. Quería mostrar eso y no dar rienda suelta a nuestros sentimientos o a nuestra moral, acercarnos sin ningún juicio y mostrar a los personajes con ese viaje paralelo, que los dos fueran inocentes del mundo en el que nacieron y responsables de sus actos. Fue liberador hacer este filme porque me siento más cercano a esos mundos. Cuando sales de México pierdes la distancia y te es más fácil acercarte a otras personas”.

Para Gael, el mayor déficit de los gobiernos, no sólo en México, es la representatividad de la sociedad. “Ahora se han vuelto el carcelero y los dueños de la prisión son las empresas, el comercio. Antes había la noción de que si estabas preso estabas adentro, y ahora, estar preso es estar fuera del sistema. Ahora, por ejemplo en México, la labor del gobierno es querer agarrar las riendas de algo que está fuera de control: la impunidad, o sea, hay un déficit de ingobernabilidad. Pero por eso existe México, porque es un país ingobernable que se gobierna a sí mismo.”

–Si fuera político ¿qué cambiaría de este país?

–¿Así como Cantinflas en Si yo fuera diputado? No sé, a modo general abogaría por los encuentros, por los espacios públicos de rencuentros. Si estuviera en una situación en la que tuviera que gobernar, me daría cuenta del abismo, del déficit de gobernabilidad que hay. Llevaría de vuelta a la sociedad a la mesa de discusión para mostrar que la sociedad es más evolucionada que las instituciones.