■ El pueblo brasileño es dueño de la Amazonia, ratifica
Lula culpa a países ricos del fracaso del Protocolo de Kyoto
Rio de Janeiro, 26 de mayo. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este lunes que Brasil es “dueño” de su territorio amazónico, en respuesta a cuestionamientos sobre la idoneidad del país para cuidar la mayor selva tropical del planeta.
“La Amazonia brasileña tiene dueño y es el pueblo brasileño. Son los pescadores, extractores de caucho y los que somos brasileños”, dijo el presidente al inaugurar un foro en Rio de Janeiro.
“Tenemos conciencia de que es preciso reducir la deforestación de la Amazonia. Pero también es preciso desarrollarla (...) A final de cuentas, allí viven 25 millones de personas que quieren acceder a los bienes que tenemos en Sao Paulo o en cualquier otro lugar”, añadió.
La reciente renuncia de la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, cansada de batallas por cuestiones ecológicas dentro del gobierno de Lula, desató incertidumbre internacional sobre la preservación de la Amazonia brasileña, considerada pulmón del planeta.
Asimismo, el nuevo jefe de la cartera, Carlos Minc, se enfrascó en polémicas con el gobernador del estado de Mato Grosso, Blairo Maggi, sobre el punto de equilibrio entre el cuidado de la selva y el desarrollo de la agricultura. Lula afirmó que los países desarrollados son responsables de 70 por ciento de las emisiones de gases contaminantes y dijo que es “gracioso” que ellos hagan exigencias a Brasil sobre la Amazonia.
Etanol, la solución
Consideró irónico que los países desarrollados hayan firmado el Protocolo de Kyoto para reducir esas emisiones –causantes del recalientamiento del planeta y el cambio climático– y, sin embargo, ese protocolo “fracasó” porque los mayores contaminantes no lo acatan.
“Fue bonito firmar (el Protocolo de Kyoto). Fue una maravilla, pero quien debía tomar medidas para cumplirlo no lo ratificó”, dijo en alusión a Estados Unidos, la mayor fuente mundial de gases de efecto invernadero.
Lula insistió en que el cuidado del ambiente pasa por el desarrollo de los biocombustibles. Afirmó que con el etanol de caña de azúcar, Brasil redujo en 800 millones de toneladas sus emisiones de CO2, uno de los principales gases detrás del calentamiento global.
Brasil es, junto a Estados Unidos, el mayor productor mundial de etanol, utilizado internamente como combustible para automotores, en remplazo de los derivados del petróleo.
Los activistas temen que los cultivos de caña de azúcar ganen terreno en la selva amazónica y aumenten así la depredación de sus 7.9 millones de kilómetros cuadrados, cerca de 60 por ciento del territorio brasileño.