■ Reunió a 60 mil personas de todas las edades y 35 bandas de distintos rimos y tendencias
Imperó el eclecticismo en el segundo día del Vive Latino
■ Tex Tex, Lost Acapulco y El Gran Silencio pusieron a bailar y a cantar a todos
■ Botellita de Jerez mostró su postura política y ácido sentido del humor; salió adelante pese a las fallas del sonido
Ampliar la imagen Sergio Arau, guitarrista y voz de Botellita de Jerez Foto: Víctor Camacho
Ampliar la imagen La banda, como en otras versiones del festival, desprendió la cubierta del pasto para utilizarla en trampolines Foto: Víctor Camacho
En el segundo día del Vive Latino imperó el eclecticismo: público de todas las edades, 35 bandas de todas las tendencias y ritmos rocanroleros –hasta cumbia–. Sobresalió la estrategia mercantil al por mayor: ofertas de teléfonos, tatuajes y largas filas de carpas de chelas, además de los 40 puestos del Tianguis del Chopo, carpas de alimentos y parafernalia roquera.
El protagonista del encuentro, es decir, el público, llegó paulatinamente a partir de las 15 horas. La asistencia del domingo fue notablemente superior a la del sábado.
Tex Tex, Lost Acapulco y El Gran Silencio comenzaron la fiesta en el escenario Verde. Hicieron bailar y corear sus canciones hasta a los vendedores de chelas.
En el escenario Rojo, a esa misma hora, la Kapanga y Gerardo Enciso reunieron a seguidores confesos, que se distinguieron por la fidelidad más que por el número. Entre los escuchas de Enciso se encontraba Armando Palomas, quien ha alternado con el cantante en diferentes escenarios. Opinó que la presencia de artistas como Gerardo “es chingona, pues se ha abierto una brecha de ese tipo de roqueros en estos espectáculos, que a pesar de que se puede pensar en que es un festival regularsón, por lo repetitivo del cartel, poco a poco ha mejorado”.
Esta edición contó con detalles que la banda agradece: se instalaron mangueras perforadas en forma vertical para refrescar a los asistentes, además de que los revendedores moderaron sus precios debido a que el público pudo conseguir boletos todavía en taquilla hasta alrededor del medio día.
El Vive Latino confirmó la popularidad del rock de México, con la asistencia de unos 60 mil jóvenes, y se consolidó como uno de los más importantes festivales de Iberoamérica.
En su versión número 9, el encuentro sonoro tuvo por momentos tintes ideológicos: “Hay que decirle a Calderón que el petróleo es nuestro”, dijo Botellita de Jeréz; “estamos aquí para olvidar a los políticos que valen pura...”, afirmó El Gran Silencio, por ejemplo. Además se refrendó la calidad de los grupos, y desde el comienzo del encuentro brilló Niña, banda independiente de pop.
Por su lado, los Botellita de Jerez agradecieron al público su apoyo, mismo que se ha reflejado en su permanencia en el gusto del respetable por tres generaciones de escuchas. Anunciaron el estreno de su documental a finales de año.
Botellita, fiel a su estilo, aprovechó la voz y el micrófono para manifestar su postura política y mostrar su ácido sentido del humor, con hilarante crítica a la política nacional; la agrupación tocó por espacio de 40 minutos, en una actuación que salió adelante pese a algunas fallas del sonido.
Grata sorpresa resultó Tex Tex con dos grandes músicos invitados: Armando Espinosa en las percusiones y Rod Levario en la lira, quienes escoltaron a los Muñecos en su set de siete canciones.
Lo único lamentable del encuentro fue el recibimiento que se dio a Los Lobos, pues un pequeño grupo de fanáticos coreaba nombres como el de los Babasónicos, Maldita Vecindad y Panda.
El rechazo se manifestó con una lluvia de vasos vacíos dirigidos al templete. Esta leve expresión de intolerancia no fue el tono del festival. Sin duda, Los Lobos dignifican la música mexicana en el extranjero. El público los despidió con fuertes aplausos y gritos al cerrar su set con la famosa La bamba.