■ Sólo dos empresas tienen capacidad para incursionar en mercados internacionales
México, lugar 61 en competitividad para desarrollar infraestructura: CMIC
■ Urge que se permita a las firmas importar capital, deuda y recursos humanos, afirman
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Detalle de la hidroeléctrica El Cajón, en Nayarit, ejemplo de las obras de infraestructura generadas en el país
Foto: José Carlo González
México se encuentra en el lugar 61 de competitividad a escala mundial en el desarrollo de infraestructura sólo con las empresas IDEAL e ICA con capacidad para competir en los mercados internacionales, pero muy distantes de los gigantes españoles de la construcción, aseguró el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC, Humberto Armenta.
Detalló que juntas las dos empresas mexicanas vendieron en 2007 alrededor de 2 mil 300 millones de dólares contra casi 31 mil millones de dólares de la española ACS, por lo que la CMIC propuso a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) coadyuve para que 90 por ciento de las inversiones en infraestructura las ejerzan empresas mexicanas, y trabajar de forma coordinada para que al finalizar el sexenio se hayan desarrollado 20 constructoras nacionales con capacidad para operar en el mercado internacional.
El propósito, aseguró, es colocar a México dentro de los 20 países más avanzados en el desarrollo de infraestructura, y estar a la altura de naciones como Alemania, que es la más competitivo en este ramo, a decir del Foro Económico Mundial, o Estados Unidos y España que están en los lugares seis y 19, respectivamente. Y antes que México están Chile, en el sitio 31, y China, en el 52.
Armenta señaló durante una reunión con empresarios de la construcción y funcionarios de la SCT, que a pesar de que España está en el lugar 19 es un ejemplo a seguir porque ha logrado colocarse entre los líderes mundiales en el desarrollo de infraestructura y colocar a cuatro de sus empresas entre las más importantes del mundo.
Eso fue posible, dijo, debido “al aprovechamiento de los fondos de compensación de la Unión Europea, un agresivo plan de desarrollo de infraestructura, un modelo de simplificación normativa y la clara apuesta para fortalecer al sector nacional”, lo que sirvió para impulsar empresas como Acciona/nesco, ACS/Iridium, Ferrovial-Cintra, Sacyr/Itinere, Global Via y OHL.
La estrategia española contribuyó a que sólo durante 2007 Grupo ACS vendiera 30 mil 936.10 millones de dólares en obras de infraestructura, seguida de FCC con aproximadamente 20 mil 149 millones; Acciona, con 11 mil 544.60, y OHL, que en México es uno de los desarrolladores turísticos más importantes de la región del Caribe, que vendió 5 mil 33 millones de dólares.
Mientras que las dos principales empresas mexicanas con participación en el mercado internacional hicieron obras por 2 mil 54 millones de dólares y 254.30 millones respectivamente, de acuerdo con cifras del Departamento de Estudios técnicos de la CMIC.
De ahí, advirtió Armenta, la urgencia de que las empresas mexicanas crezcan, y que se permita importar capital, deuda, tecnología y recursos humanos “siempre y cuando esté supeditado al interés de México y de los mexicanos”.
Convocó a la SCT a trabaja de forma coordinada para conseguir que 90 por ciento de las inversiones que se realizarán mediante herramientas como el Programa Nacional de Infraestructura, las ejerzan empresas mexicanas; avanzar en su fortalecimiento para que al finalizar la actual administración haya entre 15 y 20 constructoras nacionales con capacidad de operar a nivel global, pero que al mismo tiempo sean factor de gran incidencia en el desarrollo económico del país.
Humberto Armenta puntualizó que su propuesta no tiene como fin poner en marcha una política nacionalista demagógica, sino de tener mejores empresas al conseguir entre el sector privado y el gobierno federal eliminar obstáculos para el desarrollo de proyectos, así como lastres normativos que radican en dependencias como las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de la Reforma Agraria, de Hacienda y Crédito Público o de la Función Pública.
Pero sobre todo, enfatizó, es necesario eliminar “lo que está al cien por ciento en nuestro círculo de influencia: privilegiar procesos conciliatorios sobre litigios”.