Usted está aquí: domingo 25 de mayo de 2008 Opinión 61 Festival de Cannes. Últimas decepciones y pronósticos reservados

Leonardo García Tsao
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61 Festival de Cannes. Últimas decepciones y pronósticos reservados

Cannes, 24 de mayo. La competencia ha concluido al fin tras una cosecha que prometía en un principio y acabó por decepcionar. La francesa Entre les murs (Entre los muros), de Laurent Cantet, es un documental actuado sobre un año escolar de un grupo de secundaria parisino. François Bégadeau, quien fue maestro de escuela y escribió el libro que inspiró la película, interpreta a un maestro de francés a cargo de un grupo mixto de adolescentes, la mayoría originaria de África o Asia.

No se trata, desde luego, de uno de esos melodramas sobre cómo un maestro ejemplar transforma la vida de sus alumnos o enfrenta y vence a un salón lleno de hampones peligrosos. Es más, podría tratarse de la secuela adolescente de Ser y tener (2002), de Nicolas Philibert. Las cámaras han sido dispuestas para registrar largas sesiones de clases reales, en que los alumnos se interpretaron a sí mismos e improvisaron sus diálogos basados en una línea general. Muchas discusiones están centradas en el tema del lenguaje y cómo el francés académico no se aplica en la vida cotidiana de unos muchachos tan listos como insolentes. El resultado es una película correcta, bienintencionada, pero muy poco apasionante. Uno diría que encontraría un espacio más apropiado en un congreso pedagógico que en un festival internacional de cine.

El cierre vino a cargo del rey de los cartuchos quemados. Según parece, no hay manera de que Wim Wenders vuelva a ser un cineasta relevante. Palermo Shooting, su regreso a la producción europea, es una ingenua meditación sobre el tiempo y la muerte, a través del viaje que emprende un famoso fotógrafo (el rockero alemán Campino) a la ciudad epónima, donde se encontrará cara a cara con la parca, o el parco, porque se llama Frank y lo interpreta Dennis Hopper en plan bonachón.

La obra de Wenders fue tan importante en los años 70 y 80, que no se entiende cómo el director de El amigo americano, París, Texas o Las alas del deseo, pudo haber perdido toda la inspiración, la chispa creativa, la musa o como quieran llamarle. Entre momentos de un turismo fotográfico digno de revista de modas, una estética kitsch apoyada en los efectos digitales, aforismos que se pretenden profundos (“quien le teme a la muerte, le teme a la vida”) y, en general, una pretensión mal encausada, la película provocó en varios momentos la risa burlona de la prensa, El fracaso de Palermo Shooting hasta enternece, porque son evidentes el esfuerzo y la sinceridad de su autor por expresar algo significativo cuando ya no se le da. Aunque la película está dedicada a “Ingmar y Michelangelo”, uno siente que debe guardar luto por la carrera de Wenders.

Ahora los críticos nos entretenemos haciendo predicciones temerarias. Hay quienes apuestan por el triunfo inopinado de Che, de Steven Soderbergh. El argumento es que Sean Penn, presidente de un jurado de clara postura liberal, se inclinará a apoyar una película de izquierda, sin mucho futuro comercial. Soderbergh ha hecho proyectos personales que casi ni se exhibieron; pero Schizopolis (1996) y Full Frontal (2002) no costaron ni una fracción de los 60 millones de dólares invertidos en Che.

Uno prefiere la hipótesis de que Clint Eastwood se llevará el gran premio porque, si bien Changeling no está entre sus mejores logros, ya se lo deben. Ha estado cinco veces en competencia y nunca se ha llevado la Palma de Oro (Es más, el mismo Penn fue uno de los actores de Río Místico, que fue injustamente obviada hace cuatro años). Y no descontemos que el país anfitrión no ha ganado en décadas. Un conte de Noël, de Arnaud Desplechin, cuenta con muchos adeptos en el festival.

Entre las actuaciones femeninas han sobresalido las protagonistas de la argentina La leonera, la belga Le silence de Lorna y la turca Üç maymun. A saber por quién se decidirá el jurado. Por otra parte, los actores no brillaron en esta edición. Un candidato sería el italiano Toni Serville, por su participación en las dos cintas italianas: como un empresario de la mafia en Gomorra, e irreconocible disfrazado de Andreotti en Il divo.

La israelita Waltz with Bashir, de Ari Folman, es susceptible de llevarse un premio especial del jurado, por su innovadora animación y lo polémico de su tema. Otras favoritas de la crítica, Delta, del húngaro de Kornél Mundruczó, y 24 City, del chino Jia ZhangKe, también podrían colarse al Palmarés. (De hecho, Delta ha obtenido hoy el premio de la Fipresci, lo cual podría condenarla. Los jurados no suelen coincidir con los críticos). Mañana haremos los corajes de rigor.

 
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