■ Panteón Rococó e Illya Kuryaki, de los que más prendieron en la primera de dos jornadas
Furioso rito roncanrolero de 50 mil asistentes en el Vive Latino
■ Santa Sabina se rencontró con su público en una de las presencias más esperadas del festival
Ampliar la imagen La banda de ska Panteón Rococó (en la imagen) reunió a unas 30 mil personas en el escenario principal Foto: Víctor Camacho
El festival Vive Latino 2008 ya se volvió un ritual para decenas de miles de jóvenes de la ciudad de México y su periferia.
Se trata de la apuesta de CIE-OCESA (la mayor corporación de entretenimiento de Latinoamérica) por ganarse el corazón –y el bolsillo– de jóvenes que no entonan las canciones de Paulina Rubio o Chayanne, y que suelen escuchar bandas de la escena independiente que llegaron a tener éxito comercial, pero no mediante un aparato publicitario con propuestas musicales que no están en el circuito comercial o que tienen una postura social de izquierda, como Panteón Rococó, que figuró en el cartel del escenario principal del primer día de esta novena edición.
Esta banda de ska mexicano fue la que más prendió al público hasta el cierre de edición. También fue la que más gente reunió: hasta ese momento, al menos unas 30 mil personas. (A esa hora, en total, había cerca de 50 mil en los tres escenarios, según los organizadores.)
Arrancó con La dosis perfecta, una de sus canciones más queridas, que fue coreada por miles que bailaron con emoción.
Recordando al Sub y a Bush
“Para la gente que ya no está con nosotros, pero murió con el puño arriba”, dijo Doctor Shenka, cantante de Panteón, antes de arrancar con Marco’s Hall (en referencia al subcomandante zapatista). Comenzó con un “que-chingue-a-su-madre-Bush”, cantadito, y culminó con un “hasta la victoria siempre, hasta siempre y adelante, Comandante”, coreada por miles con el puño en alto.
Más tarde, ante la prensa, cuando les preguntaron a los panteones por qué seguían cantando Marco’s Hall, respondieron: “El país no ha cambiado nada, sigue habiendo rollo paramilitar en Chiapas, persecución, por eso seguimos hablando de eso. Te maquillan avenida Reforma, pero te vas dos calles atrás y ahí están los niños de la calle. Te vas al norte y siguen matando mujeres; vas a Guadalajara, sigue habiendo presos por protestar contra el sistema capitalista.
“La gente estaba cantándola (Marco’s Hall), crecieron con ella. Se la saben (a pesar de que) nunca fue un sencillo que pasaran en la tele o en la radio”.
La participación de Panteón Rococó culminó con Doctor Shenka diciendo que debía haber unidad: “Llámese rock, llámese ska, llámese emo: fiesta es lo que necesitamos. ¡Unidad, unidad, compadre! Cantamos esta canción para quienes ahorraron toda la quincena para venir a gastársela acá”, y arrancaron con La carencia, esa potente canción dedicada al “alma obrera de esta ciudad”: “La carencia arriba, los salarios abajo, con lo que gano en este empresa no me alcanza pa’ tragar”.
Pero la política es parte más bien marginal en el festival, reivindicada sólo por ciertos grupos en este día.
Más temprano, en el mismo escenario principal, había tocado Los Wailers, la legendaria banda de Bob Marley.
La lidera el bajista original del grupo, Aston Family Man Barret. El cantante, Elan Atias, de unos 40 y pico, quizá 50, se esfuerza por prender a la gente (“yo quiero mirar todos bailando”, pidió en su escaso español). Tocaron los éxitos de Marley, desde Natural Mystic hasta Three Little Birds. La gente bailó con cadencia, aplaudió con entusiasmo, pero Los Wailers sin Marley, como comentó alguien en el público, era como escuchar a un grupo muy bueno haciendo covers.
Antes de Los Wailers estuvo Reel Big Fish, con su ska-punk californiano. Luego, a la prensa, confesaron estar gratamente sorprendidos de que la gente se supiera sus canciones.
También tocó en este escenario Los Mentas, banda venezolana rocanrolera.
Les siguieron Los Straitjackets, enmascarados de Nashville, Tennessee, que tocan surf instrumental mientras siguen una elegante coreografía.
También estuvieron Six Million Dollar Weirdo, una banda chilanga con “look galacticón”.
El Vive Latino se ha distinguido por hacer revivals. En esta ocasión se presentó Santa Sabina, banda con sello personal inconfundible: voz ondulante, música que crea un ambiente de ensueño, tintes arabescos. El grupo transformó la escena del rock independiente mexicano y acompañó a varias generaciones de seguidores de este género.
La vocalista, Rita Guerrero (que ahora canta en Ensamble Galileo, agrupación de música barroca), demostró que sigue teniendo esa voz característica, potente y que alcanza altos registros (y piernas hermosas, como se ocupó en registrar la cámara que proyectaba sobre la gran pantalla).
Interpretaron grandes clásicos, como Azul casi morado, Estando aquí no estoy y Mirrota, así como Una canción para Louis: Vampiro, entre otras.
Tras el cierre estuvieron en el entarimado, Bersuit y Black Rebel Motorcycle Club; finalmente, el encargado de culminar fue Los Auténticos Decadentes.
Más allá del escenario principal, había dos más. Este año, uno, el azul (en el que sobre todo estuvieron grupos mexicanos), estaba tan retirado que uno podía tardar 15 minutos en llegar de ahí al rojo.
Eso sí, en el camino había puestos del Tianguis Cultural El Chopo, y de curiosas actividades tipo feria, como tomarse una foto con un paisaje (vacaciones instantáneas, o algo así), y sobre todo, de cerveza.
En el escenario azul estuvo Ceci Bastida, ex vocalista de Tijuana No y actual tecladista de Julieta Venegas.
También se presentó Pato Machete (Patricio Elizalde, ex vocalista de Control Machete), con su actual hiphopera Contrabanda. Desgraciadamente, no se le alcanzaba a entender nada más que “las manos arriba”. De todos modos, la gente coreó las piezas conocidas: Sí, señor y Me comprendes, Méndez.
También se presentaron el argentino Dante Spinetta e invitó a subir al escenario a Emmanuel Horvilleur, para revivir a su antigua banda Illya Kuryaki con la emblemática canción Abarajame.
Además, estuvieron Sr. Flavio (Flavio Óscar Cianciarulo), ex bajista de Los Fabulosos Cadillacs, con su proyecto solista.
También tocó la banda chilanga Los Dynamite.
En el escenario rojo dominaban las bandas mexicanas de reciente formación, como Electric Co, Descartes a Kant, Insite, The Volture, Los Daniels y Troker.
Tras el cierre de edición, en estos dos escenarios estuvieron: DLD, El Otro Yo, Liquits, Haragán y Cia., Los Tres, Sussie 4, Árbol, Caramelos de Cianuro, Disidente, Urlaub In Polen, Ágora y Ángeles del Infierno.
Hoy continúa el festival con El Gran Silencio, Botellita de Jerez, Babasónicos, Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio y Los Lobos, entre otros.