■ Es uno de los factores que generan violencia en su contra, señala

Inmujeres: la pobreza vuelve más vulnerable al sector femenino

■ Persisten “visiones machistas y misóginas” en códigos penales

Carolina Gómez Mena

En México, según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), 90 por ciento de quienes viven en pobreza alimentaria pertenecen al sector femenino, y 24 por ciento de los hogares rurales y 30 por ciento de los urbanos que experimentan esta situación están jefaturados por mujeres; una situación similar se presenta en aquellos en los que hay pobreza patrimonial y de capacidades.

De acuerdo con el Inmujeres, la pobreza es uno de los factores que propician que este sector de la población sea más vulnerable a todo tipo de violencia.

En torno a esto último, datos de dicho instituto refieren que 60 por ciento de los más de 50 millones de mexicanas han sufrido algún tipo de violencia: física, sexual, patrimonial o sicológica, y acota que para combatir este problema urge la armonización de la legislación en la materia en el país.

En este sentido, 18 entidades han armonizado sus marcos jurídicos con lo establecido en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero aún resta que lo hagan más, y que se modifiquen los 33 códigos penales del país en los que persisten visiones machistas y misóginas del derecho.

Por lo anterior, el programa Proigualdad tiene como principales metas contribuir al abatimiento de la pobreza extrema entre las mujeres y combatir la violencia de género, a través de la adecuación de las legislaciones de todo el país, el endurecimiento de las penas y la instauración de las declaratorias de violencia de género, señalaron Rocío García Gaytán y Liliana Rojero, titular y secretaria ejecutiva del Inmujeres, respectivamente.

García Gaytán precisó que dicho programa, lanzado en marzo pasado y cuyas metas fueron dadas a conocer la semana anterior, se espera que comience a rendir frutos lo antes posible, y acotó que será evaluado periódicamente con el propósito de medir y orientar los avances logrados.

Una de las metas de Proigualdad es disminuir en 30 por ciento la pobreza alimentaria en los hogares encabezados por mujeres. Cabe señalar que en el país existen ya 6 millones 649 mil en donde las mujeres son quienes proveen los recursos económicos, y casi un cuarto de ellos se encuentran en pobreza en el campo, y poco menos de un tercio en las zonas rurales.

Tras citar que el “desafío más grande” que tiene el Inmujeres es abatir la pobreza, García Gaytán indicó que ese sector de la población trae aparejadas muchas otras circunstancias, como “no poder decidir sobre su cuerpo, no tomar decisiones, la migración y la violencia” en su contra.

En cuanto a las trabas que tienen las mujeres para salir de la pobreza, Rojero puntualizó que una de ellas es la falta de oportunidades, primero para estudiar y luego para ser reconocidas en igualdad de condiciones en el mercado de trabajo.

En este sentido indicó que mientras “las mujeres estudiamos más años que los hombres, porque tenemos una media de 8.2 contra 7.6 años de educación, percibimos” menos salario por el mismo trabajo. “En el mismo puesto, las mujeres ganamos 30 por ciento menos; estamos mejor educadas y peor pagadas”.

En otro punto, datos de la dependencia refieren que México canaliza cada año entre 113 y 157 mil millones de pesos en atender las consecuencias de la violencia hacia las mujeres, y asegura que es el hogar donde más se ejerce en contra de este sector de la población, al grado que 85 por ciento de los homicidios de mujeres ocurren dentro de sus viviendas.