■ El dirigente de las FARC ha sido dado por muerto al menos 17 ocasiones
Tirofijo, veterano guerrillero que ha puesto en aprietos a los gobiernos colombianos
Ampliar la imagen Nelly Ávila Moreno, la comandanta Karina, quien se entregó a las autoridades de Colombia el pasado día 19 Foto: Reuters
Ampliar la imagen Sepelio de 18 personas que resultaron muertas durante ataques de las fuerzas armadas colombianas contra integrantes de las FARC cerca de la frontera con Ecuador, el primero de marzo anterior Foto: Ap
Bogotá, 24 de mayo. Manuel Marulanda, Tirofijo, el veterano fundador de la guerrilla marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quien presuntamente murió en marzo pasado, según afirmó este sábado el Ministerio de Defensa de este país, puso en aprietos al gobierno colombiano al realizar secuestros para posteriormente canjear a los rehenes por rebeldes presos. Sin embargo, incluso el presidente colombiano, Álvaro Uribe, se mostró reticente a confirmar el deceso, pues al menos 17 ocasiones se ha hablado de ello.
A continuación, lo que se da por hecho en la vida de Marulanda y su liderazgo en las FARC, pese a las distintas versiones e incertidumbre sobre su presunto fallecimiento.
Pedro Antonio Marín, su verdadero nombre, nació el 12 de mayo de 1928 –según su padre, aunque él decía que fue en 1930– en Génova, pueblo cafetalero del centro-oeste de Colombia, en una familia de pequeños agricultores. Fue el mayor de cinco hermanos. Se dice que siendo campesino, en algún momento pensó en volverse panadero.
El considerado “guerrillero más viejo del mundo” decidió tomar las armas en 1949 para enrolarse en grupos insurgentes campesinos vinculados con el Partido Liberal en medio de una convulsionada coyuntura política de la época llamada genéricamente “La violencia”, por los enfrentamientos entre liberales y conservadores.
Un año atrás había sido asesinado el carismático candidato presidencial liberal Jorge Eliécer Gaitán, cuya homicidio impulsó más la violencia, especialmente en sectores rurales. Eliécer Gaitán fue líder del ala de izquierda del Partido Liberal. Marulanda y 14 primos suyos crearon una autodefensa campesina para enfrentar a grupos de ex policías armados por el gobierno conservador.
La mayoría de esa guerrilla se acogió a un armisticio en 1953, pero Tirofijo se mantuvo en armas, animado por el Partido Comunista, y asumió el nombre de Marulanda en memoria de un dirigente sindical.
En 1964 participó en la creación del Bloque Sur, embrión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con un programa de reivindicaciones encabezado por la reforma agraria. Por su habilidad militar y ascendencia sobre la tropa se convirtió en el jefe.
El 27 de mayo de ese año la nueva guerrilla tuvo su bautizo de fuego, cuando el Ejército bombardeó y envió más de 5 mil hombres a la llamada república independiente de “Marquetalia” (sur).
Marulanda y sus 48 hombres evadieron el cerco, pero el ejército lo dio por muerto y le dieron el mote de Tirofijo, en alusión a su certera puntería.
Las versiones sobre su muerte se repitieron numerosas veces desde entones. La última fue en 2004, cuando se aseguró que padecía cáncer terminal. Pero documentos hallados en la computadora obtenida el primero de marzo de 2008 en el operativo en que fue muerto Raúl Reyes, de quien se afirma era su yerno y número dos de las FARC, dejaron ver que Marulanda seguía vivo.
Numerosas ocasiones se ha hablado sobre su deceso. A principios del año que se le vio públicamente y desde entonces poco se sabe de su estado, pero es considerado el guerrillero más viejo del mundo. En 2008 la prensa brasileña especuló nuevamente que el líder insurgente tenía cáncer. Una de sus hijas, Olga Marín, era esposa del segundo al mando, Luis Édgar Devia Silva (Raúl Reyes), quien murió en el bombardeo de la fuerza aérea colombiana contra su campamento en la zona fronteriza de Ecuador el primero de marzo de 2008.
El biógrafo de Marulanda, Arturo Alape, quien estuvo en las filas de las FARC, lo describía como tímido y reservado.
Por su parte, desertores de la guerrilla aseguraban que era tan carismático y leal con sus hombres como despiadado.
Según un oficial que lo combatió, medía 1.68 metros y pesaba más de 68 kilos. Sus rasgos indígenas y cabellos negros fueron retratados por el pintor colombiano Fernando Botero, quien lo representó en un lienzo con gorra y uniforme verde oliva, junto con una infaltable toalla al hombro y una metralleta.
Tirofijo empezó a cobrar notoriedad nacional cuando con un grupo de campesinos-guerrilleros ocupó militarmente la zona de Marquetalia, en el departamento de Tolima (centro-oeste), que posteriormente fue recuperada por las tropas del gobierno. Marquetalia, empero, continúa siendo símbolo para las FARC.
Ya como máximo líder de la organización, Marulanda Vélez protagonizó un primer proceso de paz con el gobierno del presidente conservador Belisario Betancur (1982-1986), que avanzó hasta la declaración de una tregua bilateral y la formación de un partido político de izquierda, la Unión Patriótica (UP), con el objetivo de dar cauce democrático a la lucha guerrillera.
No obstante, las pláticas se rompieron en medio de mutuas acusaciones de incumplimientos, mientras la UP, como partido, fue literalmente exterminada por el asesinato de sus principales dirigentes a manos de grupos paramilitares de ultraderecha.
Un segundo intento de paz se produjo durante la administración del liberal César Gaviria (1990-1994). Tirofijo dio el visto bueno a conversaciones entre el gobierno y otros grupos guerrilleros, entre ellos el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), aglutinados, junto con las FARC, en la Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar.
Los diálogos con las FARC, que incluyeron rondas en Venezuela y México, también fracasaron. Entonces la guerrilla comandada por Tirofijo se fortaleció, en buena medida por su vinculación más directa con el narcotráfico.
El 9 de diciembre de 1990 el ejército lanzó un nuevo ataque contra Marulanda y el estado mayor de las FARC en su feudo de Casa Verde (centro).
Pese a esa ofensiva, la extendida presencia rebelde en zonas cocaleras les permitió financiarse y extenderse a 24 de los 32 departamentos colombianos.
El gobierno acusó a Marulanda de introducir el narcotráfico y la toma de rehenes en la guerrilla, también acusada de usar indiscriminadamente minas antipersonas y reclutar a cientos de niños campesinos.
Las FARC aseguran que se limitan a cobrar “impuesto” a los cocaleros, aunque Estados Unidos –que junto con la Unión Europea incluye al grupo en su lista de organizaciones terroristas– asegura que se comportan como cártel cocainero.
A mediados de los años 90 lanzaron ataques de envergadura, en los que tomaron cientos de soldados y policías como prisioneros, de los cuales aún mantienen a más de tres docenas.
Aunado a ello comenzaron a secuestrar políticos para incluirlos, junto con los uniformados, en canjes, hecho que llevó a la ruptura de las negociaciones con el presidente Andrés Pastrana (1998-2002), quien había dejado un territorio de 42 mil kilómetros cuadrados en manos de los rebeldes. Entre éstos figura la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt.
Los golpes
Los mayores golpes contra las FARC se han suscitado durante los dos gobiernos de Uribe, quien hizo de la derrota de la guerrilla su principal bandera política y característica que le ganó el favor del gobierno estadunidense. En agosto de 2002 ordenó una ofensiva, en el contexto de su llamada “política de seguridad democrática”.
En septiembre de 2007 murió en un bombardeo Tomás Medina (Negro Acacio), considerado la pieza clave en el financiamiento de las FARC. Pero el principal golpe fue el pasado primero de marzo, cuando aviones colombianos bombardearon un campamento de la organización en territorio ecuatoriano, en el cual fallecieron 25 personas, entre ellas Édgar Devia (Raúl Reyes), portavoz y número dos del grupo.
Dos días más tarde un guerrillero de rango medio asesinó a Manuel Muñoz (Iván Ríos), quien junto con Reyes ocupaba uno de los siete puestos de la cúpula de las FARC. El motivo aparente fue cobrar una recompensa ofrecida por el gobierno.
Y es que el gobierno de Uribe ha recurrido a disminuir sentencias y ofrecer otros beneficios a guerrilleros de las FARC que se entreguen a las autoridades y proporcionen información.
De acuerdo con cifras de autoridades colombianas, las FARC tenían en 1998 unos 21 mil miembros y ahora cuentan ahora con menos de la mitad, es decir, cerca de 9 mil integrantes. En sólo seis meses cerca de 3 mil 200 guerrilleros han desertado para acogerse al programa gubernamental de “ayuda” a los desmovilizados de grupos armados ilegales.