■ El mayor acceso debe traducirse en reducción de la desigualdad social
Riesgo de “hinchar matrícula” universitaria para cumplir metas políticas, alerta experto
El incremento de las posibilidades de acceso a la educación superior en México debe estar vinculado a la reducción de la enorme desigualdad social, que se refleja en la “aguda polarización entre incluidos y excluidos de una vida digna”, como uno de los problemas más graves que enfrenta nuestra sociedad, y no sólo como una meta política, dijo Manuel Gil Antón, experto en el sistema educativo nacional.
El también coordinador del estudio Cobertura de educación superior en México, 1997-1998 a 2006-2007, elaborado en colaboración con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, advirtió que aumentar el acceso a dicho nivel debe traducirse en “opciones de contacto sólido con el conocimiento para una mayor y más heterogénea población de jóvenes, lo que a su vez implica diseñar e implantar programas de crecimiento con estricto apego a los niveles de calidad y pertinencia exigibles en los estudios universitarios”.
Dijo que existe el “riesgo real de que, por cumplir un objetivo, como el lanzado por el gobierno federal, de alcanzar una cobertura de al menos 30 por ciento de los jóvenes en edad de acudir a las aulas universitarias, antes de que concluya este sexenio, se opte por hinchar la matrícula, y no necesariamente creciendo, sino incrementando la permanencia de los alumnos, al prolongar su egreso”.
Tras presentar los primeros resultados del informe ante rectores y representantes de instituciones públicas de educación superior, en la 31 sesión ordinaria del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines (CUPIA), que se realizó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, destacó que uno de los ejes centrales al subir la cobertura debe ser la inclusión social, pero “reconociendo las diferencias regionales y las asimetrías existentes en el país, porque se requiere una participación cada vez mayor de los Estados, no sólo una visión de política nacional”.
El estudio, que presenta una radiografía de los procesos de cobertura en México de 1997 a la fecha, destaca también los retos que implica responder a necesidades específicas, “pues luego de elegir seis estados, como Sonora y Nuevo León, con una cobertura por arriba de la media nacional, así como Hidalgo y Zacatecas, que responde a la media, y otras dos entidades, Chiapas y Oaxaca, que se encuentran por debajo del promedio, detectamos que el crecimiento de la cobertura responde a distintos procesos”.
En casos como Nuevo León, identificó que muchos estudiantes van a sus instituciones para continuar su formación universitaria, es decir, es un polo de atracción de demanda, mientras que Chiapas, donde la oferta de cobertura ha crecido básicamente por escuelas privadas, sigue siendo un estado expulsor, porque muchos estudiantes buscan otra entidad para ir a la universidad.
Gil Antón, catedrático de la Universidad Autónoma de México (UAM), quien en coordinación con Javier Mendoza Rojas, Roberto Rodríguez Gómez –catedráticos de la UNAM– y María de Jesús Pérez García, participa en la elaboración del informe, cuya publicación se prevé para septiembre próximo, destacó que uno de los retos es “garantizar que exista demanda, es decir, que los jóvenes efectivamente concluyan su bachillerato y puedan ingresar a la universidad, pues la vinculación con la educación media superior es un factor prioritario para mejorar la cobertura”.
Si queremos mejorar no sólo la calidad, sino la movilidad social, y con ello el acceso a mejores condiciones de vida, “se debe evitar el riesgo de engrosar las estadísticas de cobertura sin mejorar los niveles calidad, pertinencia y eficacia de los programas de estudio”.