Usted está aquí: miércoles 21 de mayo de 2008 Opinión Isocronías

Isocronías

Ricardo Yáñez

■ Tercer Encuentro de Escritores en la Región de Dos Ríos

Algo de fantasioso tienen los encuentros literarios; algo también, o casi siempre, de fantástico. Esto último, desde luego, hace que uno se olvide de lo otro. Y bueno, aunque quizá esté de más decirlo, algo similar ocurre con las ferias del libro (que su mucho tienen de encuentro literario) y con algunas otras muestras de la sociabilidad de la escritura, como por ejemplo, ahora caigo, los talleres literarios, en los que de todas maneras –faltaba más, mi trabajo lo demuestra– sigo creyendo, y acaso las presentaciones de libros.

Esto viene al caso debido al más reciente encuentro al que asistí, el tercero de Escritores en la Región de los Ríos, efectuado en ciudad del Carmen y en Palizada, Campeche, y a la que (convocados por Luis David Canún en representación de los respectivos ayuntamientos, diversos organismos, pequeñas empresas, escuelas y hasta familias, y de manera coincidente con la celebración de los 15 años de los juegos florales carmelitas) acudieron entre otros (disculpas por no citar a todos, el espacio lo impide) Argentina Casanova, Carla Quintanar, Luis Alberto Arellano, Celia Pedrero, Julieta Cortés, Víctor Palomo, Fanny del Rivero, Enrique Chacón, Teresa Dey, José Arturo Burciaga, Xhevdet Bajraj, Darío Ortiz, Juan Castañeda, Pablo Alfonso Graniel, Juan José Valdespino, Lucero Alanís, Víctor Garduño, Jorge Manuel Herrera, César Rodríguez Diez, Ana Patricia Carrillo, Dominique Techy y Mario Heredia, procedentes de (pero no nada más) Guadalajara, el Distrito Federal, San Luis Potosí, Zacatecas, Querétaro, del mismo Campeche, Sinaloa, Tabasco y hasta, al menos tomando en cuenta su lugar de origen, Kosovo y Bélgica. El encuentro duró cinco días, de los cuales sólo estuve tres, lástima.

Hay palabras que terminan por no significar demasiado, como “entrañable”, “maravilloso”, “espléndido”… Pues este encuentro tuvo al menos bastante del sentido querible de las tres primeras, más quizá de las primeras dos, y todavía más de la segunda (sutilezas desde luego poco importan). Otra voz que hace rato no nos dice gran cosa es la palabra “magia”. Palizada está propuesto como “pueblo mágico” ante la UNESCO. Ya lo es, y mucho. Falta nomás que se haga oficial. Mágica también alguna de la gente de la localidad que traté. Y si no mágicos, poéticos por supuesto el ruido de los saraguatos, el viaje por mar y río que hubo que hacer para llegar allí, los cocuyos (les llaman de otro modo, que no recuerdo) de que me hablaron, los lagartos, el arribo, más bien descenso, con las lluvias hasta el pueblo mismo de los venados; la comida, el calor, sobre todo el calor o mejor dicho la frescura, en un muy buen sentido de la palabra, humanos.

 
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