■ Los ciudadanos deben decidir el futuro de Pemex, plantea
Sin un referendo no habrá cambios: López Obrador
■ Millones de mexicanos se oponen a la privatización del sector, dice
Oaxaca, Oax., 20 de mayo. Tras los debates en el Senado sobre la reforma a Petróleos Mexicanos (Pemex) va a haber una consulta pública, “porque no podemos permitir que, en aras de la corrupción, se despoje al pueblo de México”, advirtió aquí Andrés Manuel López Obrador, en respuesta a quienes rechazan la participación social en este tema.
Al reunirse con las brigadas en defensa del petróleo en esta entidad, el tabasqueño sostuvo: “Vamos a llevar a cabo una consulta ciudadana, porque el petróleo es de todos los mexicanos y por eso los mexicanos tienen derecho a opinar sobre un tema fundamental para el futuro del país, y si políticamente eso nos desgasta, no importa, lo que importa es la patria. Vamos a llevar a cabo un referéndum, para que sea el pueblo de México el que decida”.
Destacó que hasta el momento la oposición ha dominado los tres primeros debates que han tenido lugar en el Senado, al tiempo que se construye una resistencia civil pacífica, “porque la gente no quiere la privatización” del petróleo, como pretende el gobierno “usurpador”.
Más tarde, en Puebla, López Obrador aseguró que en este movimiento están comprometidos “millones de mexicanos para no permitir este atraco al pueblo y a México”. Se trata, dijo, de la disputa de dos proyectos opuestos de nación: el que impulsa la derecha “entreguista” y el que defiende los intereses del país.
Recordó que desde la campaña presidencial de 2006, mientras “nuestros adversarios” decían que iban a continuar con la política económica antipopular y entreguista, “nosotros propusimos un cambio real, distinto a las ofertas del PRI y del PAN, que no se diferencian uno del otro”.
A ellos, añadió, “les falló el cálculo, pues pensaron que iban a imponer a un presidente y que después iban a tener el campo libre para hacer y deshacer, pero se han equivocado, se van a fregar, no van a poder privatizar el petróleo. Pensaron que iba a ser fácil terminar con nos-otros después del fraude. Pensaron que íbamos a renunciar a nuestros principios, pero se equivocaron otra vez. Defender el petróleo es defender un mejor destino para el país y para su pueblo”, aseveró.
A los brigadistas los convocó a no bajar los brazos: “Si hacemos bien nuestro trabajo vamos a tener buenos resultados”, les dijo, “porque eso tiene que ver con la conciencia y las convicciones. Esto no lo tienen ni el PRI ni el PAN. Tienen dinero, tienen a los medios de comunicación, pero no pueden comprar la conciencia de millones de mexicanos. Para hacer lo que hacen las brigadas tendrían que pagarles, pero un brigadista pagado tira los folletos en un basurero”.
Por ello, insistió en que cada uno de los brigadistas tiene que convertirse en un medio de comunicación ante el cerco informativo de las televisoras. Ejemplificó el poder de los medios con el caso del gobernador poblano, Mario Marín, y su relación con el empresario Kamel Nacif:
“Cuando se conocieron las grabaciones de la conversación entre estos personajes todo el mundo gritaba: ‘¡Fuera Marín! ¡Fuera Marín!’, pero ahora ya nadie parece acordarse. Inclusive durante la elección pasada los opositores trataron de revivir ese pasaje, pero ningún medio, salvo honrosas excepciones, hizo eco. ¿Qué hizo Marín? Apergolló a los medios de comunicación, casi a todos, con el dinero del presupuesto”.
El mismo ejemplo, siguió, lo viven en Oaxaca, donde no se castigan las violaciones a los derechos humanos porque el gobernador Ulises Ruiz “tiene un acuerdo con el gobierno espurio” y con el PAN.
Por la noche, en Tlaxcala, se refirió a la situación de pobreza en el país. Advirtió que como resultado de la política neoliberal últimamente se ha agravado la situación económica, con aumentos de precios en todos los artículos de primera necesidad, lo cual afecta a los más necesitados y a la clase media; están quebrando medianas y pequeñas empresas y el campo está en su peor momento, pues los campesinos no pueden siquiera sembrar ante el alto costo de los fertilizantes, que han incrementado sus precios hasta en 30 por ciento.
“Por si fuera poco, es una política entreguista que no sólo ha empobrecido al pueblo de México, sino que ha entregado las principales empresas que eran de la nación”, concluyó.