■ La cantautora presentará la reimpresión actualizada en el Museo de la Ciudad de México
Con su libro, Tere Estrada salva del olvido a las roqueras mexicanas
■ La obra surgió luego de que hace 20 años “comprobé que éramos muy pocas las compositoras de ese género”
■ “Eran como fantasmas; sólo se les conocía por el nombre”, dice la también socióloga
Ampliar la imagen Gloria Ríos con Las Estrellas del Ritmo Foto: tomada de Sirenas al ataque: historia de las mujeres rockeras mexicanas
Muchas roqueras mexicanas hubieran pasado desapercibidas si no existiera el libro Sirenas al ataque: historia de las mujeres rockeras mexicanas, escrito por la cantautora y socióloga Tere Estrada.
En 1988, en una bohemia, El Pato Montes (que ahora toca con La Maldita Vecindad) le comentó a la autora que casi no conocía chavas compositoras. Ella respondió: “¿De veras somos tan poquitas? Para mí es natural componer. Así nació la idea de escribir este libro”.
Del volumen se hizo un primer tiraje que salió a la venta en 2001 con 2 mil ejemplares. Llenaba un vacío de información y lo circunscribió a un periodo que comenzó en 1956. En este 2008 se lanza una reimpresión con una adenda (hasta 2006), que será presentada hoy, 20 de mayo, a las 19 horas, en el Museo de la Ciudad de México.
Su investigación ha merecido elogios, pues es una valiosa fuente de información con datos sobre mujeres que de otro modo hubieran pasado al olvido.
“Me quedó esa cosquilla –de si eran pocas las compositoras– y luego, cuando comencé a cantar en los escenarios, hace 20 años, comprobé que sí. El 16 de agosto, en la sala Ollin Yoliztli, voy a festejar mis dos décadas de andar en el rocanrol. Estarán Paty Carreón, Verónica Ituarte y otras personas muy estimadas, con las que he hecho algunas cosas, como el disco Mujeres en fuga. Estará gente con la que he compartido escenario en un momento de la vida.
“Otro momento importante de este libro fue cuando hice mi tesis de sociología, que cursé de 1987 a 1991, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Me dije que mi siguiente trabajo de investigación sería sobre mujeres roqueras. En el último trimestre de 1991 organicé un encuentro sobre el tema, junto con una funcionaria del Museo Universitario del Chopo. Nos juntamos 12 roqueras de ese entonces, como Flor de Metal, Alquimia, que entonces no se llamaba así; Hebe Rossel, Nayeli Nesme, Blanca Soria, Alma Blues, Adriana Trejo y otras.
“Hablamos de la relación con la familia y con los músicos. Grabé esa discusión. Me hablaron del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes para hacer una enciclopedia del rock en México que nunca salió, pero me habían dado la tarea de hacer la biografía de las roqueras. Entrevisté a varias y comencé a acumular información. En un momento tuve unas 20 biografías. Como colaboradora de El Nacional publiqué unas historias sobre roqueras mexicanas, como las de Mayita Campos y Baby Bátiz.
“Así se fue haciendo algo concreto. Busqué más información, pero hallar a las roqueras fue la parte más difícil, pues unas eran como fantasmas y sólo se les conocía por el nombre. Fue aún más arduo con mujeres de las que no viví su etapa artística. Pregunté a músicos que tocaron con ellas para que me dieran alguna referencia. Así salieron los teléfonos, las direcciones… fue una labor como de detective. Lo más sabroso fueron las entrevistas, por el contacto humano. Lo demás ya es talacha y trabajo de hemeroteca.”
Gloria Ríos, pionera
La pionera del rock nacional fue, sin duda, Gloria Ríos, quien en 1956 “grabó el primer disco de rocanrol cantado, porque antes Pablo Beltrán Ruiz había grabado Mexican rock and roll, pero Ríos cantaba y no con sonido de orquesta, sino con un combo pequeño. Era Gloria Ríos y sus Estrellas del Ritmo. Estaban Mario Patrón y Tino Contreras como parte de un grupo que hizo que el rock tomara su camino y el jazz se fuera por otra ruta. Es como una madre sirena.
“Si se escuchan los discos de ese entonces suenan como a boggie-boogie, con contrabajo y sax, más como un combo pequeño de jazz; sin embargo, se advierte el swing del rocanrol. Es como un jazz rocanroleado, un híbrido en el que el jazz se parece al rock, y viceversa. Se cantaba en español y en inglés, con cóvers de temas de Elvis Presley. Gloria Ríos interpretaba El hotel de los corazones rotos o El relojito; esta última es el primer tema del género cantado por una mujer en México; es la versión de la original de Bill Halley y sus Cometas. Era un disco de 78 rpm.”
Gran apoyo de sus amigos
Muchos amigos la han ayudado al facilitarle discos, revistas, recortes de diarios, fotografías. “La mujer va creciendo con la historia del rocanrol en México, con sus declives y sus clímax. Lo que me queda claro es cómo las mujeres, de ser musas, se volvieron músicas; o sea, ya no era la chava clásica que hacía coros. Se vuelven compositoras y ejecutantes de instrumentos, hasta el punto de que graban sus propios discos.
“Ése es un salto cualitativo gigantesco. No es lo mismo cantar Tú serás mi baby, con Baby Bátiz, a lo de hoy, como Vente en mi boca, con Las Ultrasónicas, o Pícate la cola, viejo bastardo, con las chavas de Violenta. ¡Fue un salto grandísimo, a partir de entonces! Y luego vinieron las que vivieron la época jipiteca, que abrieron brecha y les tocó enfrentarse al autoritarismo de sus padres. Vianey Valdés cuenta que no podían salir ni embarazadas ni con pantalones. ¡Es algo que ahora causa risa!”, finalizó Tere Estrada, quien aparte de sirenas habla de tritones, porque ellas no están solas.