■ Pinto personas por lo que son, dice el artista
Rinde testimonio la modelo inmortalizada por Lucian Freud
■ “Me importaba posar, no el dinero”: Big Sue
Ampliar la imagen Sue Tilley, de 51 años, posó para que Lucian Freud pintara el valioso cuadro Trabajadora social durmiendo, 1995 Foto: Cavan Pawson
La modelo que posó para ser inmortalizada en uno de los cuadros más caros del mundo, Benefit supervisor sleeping, de Lucian Freud, el cual vale 36.6 millones de dólares, recibió apenas unos 5 mil dólares por asistir tres veces a las semana durante nueve meses al estudio del artista británico en 1995.
Su historia se dio a conocer este fin de semana en la prensa europea, luego de que su retrato al desnudo dio la vuelta al mundo al ser subastado en una cifra récord el pasado 14 de mayo por la casa Christie’s.
Lucian Freud llama con afecto Big Sue a Sue Tilley. Es una trabajadora social quien confiesa sin rubor que por la calle, de vez en vez, recibe insultos debido a su obesidad. Sus más de cien kilos hinoptizaron a quien es ya considerado el artista vivo más caro del planeta. Freud hizo de ella cientos de bocetos antes de dar a luz su obra maestra.
Tímida, nerviosa, la gran Sue recuerda que se pasó la mayor parte del tiempo dormida, mientras el pintor exageraba sus es-trías en el lienzo. Ahora tiene 51 años, es supervisora de bienestar social (en inglés benefit supervisor, de ahí el título de la obra).
Asegura que cuando ve el cuadro no se reconoce, “sé que soy yo, pero no me encuentro. Lo que realmente me importaba (al posar) era la experiencia, el dinero no fue lo que me motivó”, explicó a la prensa quien se dice gran admiradora de la obra de Freud.
El artista pintó al menos tres retratos de Big Sue, con quien cenó en diversas ocasiones, intercambiando historias y secretos.
Muchos se preguntan por qué la eligió como modelo y mientras algunos responden con rapidez que “por su particular fealdad” o “por su tipo de gordura”, la enorme Sue asegura: “la mayoría de la gente piensa que soy más bella en persona, pues todas, hasta las más delgadas, lucen extrañas en los cuadros de Lucian”.
Las palabras del pintor confirman lo dicho por la espléndida y dulce Sue: “Pinto personas. No por lo que quisieran ser, sino por lo que son”.