■ Última conferencia del representante del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos
Faltan capacitación y controles para que el Ejército combata al narco: Incalcaterra
Ampliar la imagen Amerigo Incalcaterra, ayer en la SRE Foto: María Luisa Severiano
El representante para México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, señaló ayer que el país está viviendo una situación “fuera de lo común”, que preocupa y alarma, por el auge que está tomando la criminalidad organizada, pero apuntó que en la lucha contra el narcotráfico al Ejército Mexicano se le tiene que dar capacitación y poner “ciertos controles”, para evitar casos de violaciones a los derechos humanos.
¿Salida obligada?
Incalcaterra ofreció ayer su última conferencia de prensa al frente de esta representación, ya que dejará el cargo el próximo viernes, lo cual provocó especulaciones respecto de que habría sido el propio gobierno mexicano el que pidió su remoción debido a cuestionamientos del funcionario sobre la situación de los derechos humanos en el país.
Al respecto, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó ayer que sólo la Organización de Naciones Unidas (ONU) puede determinar la movilidad de Incalcaterra. El diplomático fue invitado ayer a la cancillería a ofrecer una conferencia de prensa conjunta con el subsecretario de Asuntos Multilaterales de la dependencia, embajador Juan José Gómez Robledo.
Ahí, Incalcaterra planteó que México todavía tiene retos muy importantes en materia de derechos humanos; habló de que la situación de violencia en el país merece toda la comprensión de la comunidad internacional y se debe combatir con toda la fuerza de la institucionalidad, pero sin violaciones al marco jurídico y a los derechos humanos.
“Jamás hemos dicho que las fuerzas armadas, que el Ejército, tiene que dejar las calles”; lo que se ha advertido es que en esta problemática tan fuerte, que está ocasionando la pérdida de vidas humanas, incluso de inocentes, se requiere “establecer ciertos controles, cierta capacitación” a las fuerzas armadas para evitar peligros de violaciones a los derechos humanos, señaló.
En el mismo tono planteó que el Ejército Mexicano tiene una estructura de seguridad nacional, está preparado para otras funciones y si va a trabajar en la lucha contra el crimen organizado se le tienen que establecer ciertas regulaciones; incluso si se dan casos de violaciones a las garantías por parte de alguno de sus miembros, tendrían que ser jueces ordinarios los que investiguen esto.
Incalcaterra fue interrogado por los medios informativos sobre versiones de que su salida la pidió el gobierno mexicano, a lo que contestó que las relaciones entre México y esta representación de la ONU siempre fueron tratadas de “manera institucional y no personal”. Dijo, sin embargo, que el que se vaya no significa que queden inconclusas las investigaciones de casos como Atenco o Oaxaca, entre otros, ya que esa labor la realizará quien venga en su lugar.
Planteó que cuando se tratan temas de derechos humanos se ha visto, no sólo en México sino en varias partes del mundo, que son normales los malentendidos o fricciones, pero eso siempre se supera, como ya se hizo aquí.
Puntualizó que “más allá de las dificultades reales, que son normales, lo importante es la apertura que existe para abordar la problemática de los derechos humanos”, y que esto sea ya un tema importante en este país.
Al preguntarle cuál es el diagnóstico de los derechos humanos en México, respondió que hasta el momento se puede decir que “ninguna nación se ha graduado” en la materia y este país lo que necesita es transformar en hechos concretos los compromisos que ha tomado a nivel internacional para pasar del papel a la realidad.
A su vez, el subsecretario Gómez Robledo planteó que el año pasado México adoptó un mecanismo de prevención de la tortura para prevenir y sancionar este delito mediante un sistema ágil y facultativo que permitirá “visitas sorpresa” de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos a los centros de detención.