■ Ex cacique de Loxicha preso fue liberado por adelantado; volvió a delinquir y regresó a prisión
“Seis años de cárcel para tanta muerte que sembró Lucio Vázquez se me hace poco”
El proceso judicial que culminó con la detención y sentencia a 40 años de prisión al ex cacique de San Agustín Loxicha Lucio Esteban Vázquez, por el homicidio de Celerino Jiménez Almaraz, en 1997, tardó más de seis años y requirió de la presión de las organizaciones de derechos humanos y de toda la entereza de su viuda, Estela García, para resistir sus amenazas desde su vulnerabilidad como mujer indígena.
A principios de abril, una resolución furtiva de una juez de Oaxaca lo dejó libre, cuando apenas había cumplido seis años de condena. Pero Lucio Vázquez, como título de película, robó, huyó y lo pescaron... otra vez. Eso ocurrió el 7 de abril, por la región del istmo oaxaqueño.
Cuando el pistolero fue detenido por primera vez, en mayo de 2001, su denunciante, Estela García, declaró: “si sentencian al asesino de mi esposo será la primera vez que la palabra justicia tendrá algún sentido en Loxicha. Ahí nunca hemos tenido esperanza en las leyes, que sólo existen de palabra”.
Las amenazas de muerte que Vázquez le hacía llegar desde la cárcel obligaron a Estela a vivir durante años a salto de mata. Muchas otras viudas de los Loxichas desistieron. Ella no. Celerino y Estela tenían 26 años y estaban recién casados cuando un comando de paramilitares, con Lucio al frente, los fueron a cazar a la remota ranchería de Los Limares.
Tres años después –2004– un juzgado estatal determinó que Lucio Vázquez había secuestrado, torturado y asesinado al dirigente de la Organización del Pueblo Indígena Zapoteca (OPIZ) Celerino Jiménez. Se comprobó mediante incontables peritajes y testimonios que no había matado en defensa propia, como alegaba la defensa.
Imposición en la alcaldía
El acusado se había impuesto, como priísta, en la presidencia del municipio por encima de las autoridades indígenas. Fue comandante de la policía judicial federal en San Andrés Loxicha y organizador de los paramilitares conocidos como “entregadores”, responsables de al menos 50 ejecuciones extrajudiciales en esa región durante los años de la guerra sucia, a partir de 1996, que lanzó el entonces gobernador Diódoro Carrasco contra supuestas células del EPR. De las decenas de asesinatos, sólo se denunciaron seis. Y sólo una demanda, la de Estela, perseveró.
Lucio Vázquez apeló tres veces de la pena de 40 años. Los juzgados estatales desecharon tres veces el recurso y ratificaron la sentencia en firme el 12 de febrero de este año. Supuestamente se habían agotado todas las vías del proceso penal. Era cosa juzgada. Tres semanas más tarde, el 4 de abril, una solapada decisión del tercer tribunal del 13 circuito judicial federal otorgó un fallo en favor del cuarto amparo (ya extemporáneo) y Lucio Vázquez Ramírez salió libre, en secreto.
La magistrada que concedió el amparo se llama María Fátima Isabel Sámano. El juzgado federal no dio aviso, como era obligatorio, a la demandante ni a la coadyuvancia, representada por la Comisión Mexicana de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos.
“El 11 de abril me llamaron de San Agustín para decirme que Lucio andaba por ahí, paseándose en el pueblo donde debía tantas vidas, en una camioneta último modelo, como las que siempre traía antes, con tres hombres armados como escoltas. Y andaba repitiendo sus amenazas contra mí. Se me enchinó la piel”, dice Estela García.
“Seis años de cárcel para tanta muerte que sembró Lucio se me hace poco. Yo pasé 11 años escondiéndome de sus pistoleros, sin tener un momento de tranquilidad”, expresa la viuda de Celerino. A finales de los noventa sobrevivió a un atentado. Hace dos años, frente a una casa en Oaxaca donde le daban albergue, hubo un conato de incendio. “Creo que me equivoqué cuando dije que creía en la justicia.”
El 7 de mayo, en Unión Hidalgo, región del istmo, tres sujetos fuertemente armados fueron detenidos después de asaltar a un adinerado comerciante, supuestamente para “cobrar” el rescate de un secuestro. Uno de ellos era Lucio Vázquez, quien ahora está preso en una cárcel en Juchitán.