■ Super Cholita vuela por los cielos andinos y canaliza sentimientos de la juventud boliviana
“¡Evo, milagros no hago!”
■ El cómic, de Rolando Valdez, fue el gran suceso del sexto Encuentro Internacional de Historietas de Altura, que se realizó en La Paz
■ No es perfecta, tiene mucha picardía nacional, definió el autor
■ La chola con superpoderes pronto será lanzada al mercado internacional
Ampliar la imagen En la imagen, Rolando Valdez, autor de Super Cholita, define a su personaje como una superheroína que detesta al imperio, se preocupa por la crisis nacional, la piratería y la posible escisión en su país Foto: Reuters
La Paz, 16 de mayo. Es aymara y vuela alto, pero no es Evo Morales. Tiene enormes poderes, pero no hace milagros: es Super Cholita, heroína del cómic boliviano que ahora se prepara para ir a la conquista del mundo.
La informal mujer de pueblo que vuela con manta y pesadas faldas por los cielos andinos se ha convertido en el gran suceso del sexto Encuentro Internacional de Historietas de Altura, que se realizó esta semana en La Paz.
Su creador, Rolando Valdez, dijo que si bien su personaje tiene sólo un año de vida, los jóvenes de clases populares ya identifican la historieta y llaman “supercholis” a la heroína que, como toda chola, puede ser clasificada como india o mestiza.
“Es alguien como nosotros. Es normal. Ríe, llora, canta, se emociona; es como nosotros, sólo que con poderes”, dice Valdez.
El personaje, de marcados rasgos japoneses, canaliza sentimientos y actitudes de bolivianos de la calle ante la tensa situación política nacional, en el tercer año de mandato del primer presidente indígena del país, Evo Morales.
A diferencia de los héroes clásicos, Super Cholita está lejos de la virtud: roba, habla cual suegra insatisfecha y come “rellenos” (pequeños pasteles) de papa con glotonería, pero tiene superpoderes para ayudar a los pobres.
Más inteligente que cien políticos
Así, en medio de la mofa altiplánica, Super Cholita encarna a alguien profundamente politizado: habla de tú a tú con Morales, detesta al “imperio”, es “más inteligente que cien políticos”, pelea contra la injusticia y le preocupan la piratería, la crisis económica y la posible escisión en Bolivia.
–Evo: ¡Oh!, compañera Super Cholita...(un dibujo de mediocuerpo del presidente Evo Morales), ¡ayúdame a sacar este país adelante! (Evo y Super Cholita, vista de frente de cuerpo entero).
–Super Cholita: ¡Evo, milagros no hago! (Super Cholita dando la espalda a un Evo triste).
Super Cholita tiene novio, un policía, es hija de otra cholita y de un desconocido pepino (tradicional payaso del carnaval de La Paz, que lleva el rostro siempre oculto, a quien en las bromas del occidente boliviano se achaca la paternidad de muchos) y ha obtenido sus poderes de las fuerzas andinas del Tiwanacu (recinto arqueológico).
Valdez dice sobre su heroína: “Super Cholita no es una personaje perfecto, tiene mucho de picardía nacional (roba a la vendedora de papas y se justifica con que ‘a todos les toca la crisis’); es como nosotros, tiene mucho de diversión y mucho de heroína”, dice.
El autor, de 32 años, es auxiliar de enfermería y comerciante, vive en la ciudad más pobre de Bolivia, El Alto. Ha trabajado para la Fundación Solón, conocida por su lucha contra el tratado de libre comercio con Estados Unidos, y ama decididamente lo japonés.
“Nos identificamos con el manga japonés porque allí siempre hay un chico tímido que quiere sobresalir, y la población paceña es un poco así, por eso el dibujo japonés cala mucho”, explica.
La tira cómica japonesa y en realidad “lo japonés” tiene fervientes adeptos entre los que hacen caricaturas cómicas en La Paz.
Mery Nina, por ejemplo, quien inclusive se pinta los ojos como japonesa, presentó en el encuentro su serie sobre niños índigos al estilo japonés: “Tienen el aura azul y no se enferman”, dice.
Luis Enrique Sánchez, estudiante de arte y amante del cómic, está igualmente cautivado por lo de ese país asiático; su revista tiene que leerse de atrás hacia adelante, “como los japoneses hacen”, dice.
Por ahí se alza Super Cholita, con manta y polleras altiplánicas y los ojos al estilo de caricatura de Heidi, para elevar la moral de los tímidos paceños de pueblo y lanzarse pronto al mercado internacional.