TOROS
■ Los toros deben ser picados para evitar que se acalambren o sufran un paro cardiaco
Hilda Tenorio: estéticamente inferior, el toreo de sometimiento al de lucimiento
■ Tras penosa convalecencia, la novillera michoacana ha vuelto a los ruedos
Ampliar la imagen Bibliófolos taurinos piden que la Plaza México sea declarada monumento histórico para evitar su demolición Foto: Alfredo Domínguez
A la pregunta de si tiene sentido suprimir el castigo en el ruedo a las reses de lidia, la inteligente novillera Hilda Tenorio responde sin titubear:
Cuando en la ganadería de reses bravas se realiza la tienta, procedimiento mediante el cual se valora y clasifica la bravura de los animales, se procede a picar a las becerras antes de torearlas. Se aprecia entonces con qué prontitud y fuerza acuden al caballo, las veces que lo hacen y la respuesta de bravura ante la suerte. La becerra que demuestra bravura ante la pica es seleccionada para cruzarla con determinados sementales y mejorar así la calidad del toro de lidia. Si no mostró bravura suficiente, es enviada al rastro.
Es frecuente observar que ante los primeros capotazos las becerras reaccionan con contracturas musculares en sus extremidades, lo que coloquialmente llaman “acalambrarse”, y si no se soluciona esa alteración el animal, además de no poder desplazarse, está en riesgo de morir por un paro cardiaco. La manera de controlarla es cortando parte de una oreja o picando hasta hacerle un poco de sangre.
En la plaza, cuando se torea un animal de lidia, su embestida suele ser violenta y áspera, generalmente con gran movilidad, condiciones que no permiten hacer el toreo como hoy lo conocemos. El hecho de picarlo una o más veces tiene por objetivo, como en la ganadería, evitar que sufra calambres que, de presentarse, lo dejarían parado y a la defensiva, sin posibilidades de ser toreado. Al igual que en las tientas, permite ver condiciones cualitativas del animal: cómo mete la cabeza, cuánto pelea, con qué fuerza, si se crece al castigo, etcétera, todo ello de utilidad para que el torero pueda entender el comportamiento del animal y determinar la estrategia a seguir para la mejor realización de la faena.
El toreo moderno es la culminación de todo un proceso evolutivo y el arte o calidad de las faenas que apreciamos ahora, corresponden a una serie de factores, desde las condiciones de las plazas, las del propio animal evolucionado, las nuevas suertes, etcétera. Factor determinante para el toreo actual sigue siendo el procedimiento de la pica porque, sin ello, cambiarían sustancialmente el comportamiento del animal durante su desempeño en el ruedo y, consecuentemente, la calidad de la lidia; seguramente exigiendo más técnica y habilidades al torero, que arte y estructuración de la faena. Es decir, se tendría que hacer más que todo un labor de sometimiento y, obviamente, con menos lucimiento.
La cantidad del castigo en varas irá en relación con la fuerza, bravura y aspereza del animal manifestada justamente en la posibilidad de realizarle más quites. En caso contrario, cuando el animal es débil, para conservar la escasa fuerza del toro o novillo, se procede a minimizar el castigo hasta incluso simularlo mediante un puyazo sólo señalado y cumplir con lo especificado en el reglamento. La pica del toro es un recurso más para adecuar su fuerza al mejor desempeño de la lidia. Un castigo excesivo o insuficiente, sólo es entendido en dos posibilidades: como apreciación errónea de las condiciones del animal o como falta de responsabilidad por parte del torero cuando deliberadamente se excede en ello.
Si se suprimiera la suerte de varas, estaríamos entonces ante otras posibilidades de lidia, de seguro menos artísticas. Con ello sería necesario replantearse las posibilidades de las suertes y la estructuración de las faenas –concluye Hilda Tenorio.