■ Niña de fuego, su más reciente disco, “es muy romántico”, incluye rancheras y rumba
Compongo para no odiar y canto para no volverme loca: Buika
■ Preocupada por los niños del mundo, unió su talento al de Javier Limón para dar vida a su nuevo álbum
■ Afirma que al crear una letra no piensa en el estilo; sólo “la llevo hacia afuera”
Ampliar la imagen Hago lo que me suena en la cabeza, expresa Concha Buika
De los problemas que deambulan como una sombra maligna en el mundo, a la cantante Concha Buika le preocupan los que afectan a los niños. Al decir esto, por la mente pasan escenas de hambre, de sufrimiento, de los pequeños africanos, latinoamericanos o asiáticos. Es de ascendencia guineana y nació en Palma de Mallorca en 1972. En entrevista telefónica desde Madrid, España, habló ayer de su nuevo disco, titulado Niña de fuego.
En la portada del álbum, Buika aparece desnuda, “pero eso no importa”, dice. Se despoja de ropa y deja su público a solas con sus sentimientos en éste, su tercer disco. Su talento se hizo patente. En Londres cambió su vida cuando escuchó a Pat Metheny. Comenzó su carrera como solista, formó parte de grupos, dúos, tríos. Con la canción Mi niña Lola asombró y emocionó en el medio: del disco respectivo vendió más de 70 mil copias en España y fue editado en 15 países.
“Artista no es el que canta o pinta, sino el que hace de su vida un arte”, ha dicho la cantautora, quien compone “para no odiar” y canta “para no volverse loca”.
Tras recorrer, entre otros, los escenarios de París, Londres, Nueva York, Tokio, Grecia, Italia y México, donde dejó admiradores (inclusive ha actuado en festivales de diversa índole, como el de cine de Cannes), se presentó en el país en el 35 Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato. De hecho, fue amadrinada musicalmente por Chavela Vargas.
Mezcla de coplas
Concha empezó a trabajar de nuevo con el maestro Javier Limón para dar forma a Niña de fuego.
Las canciones de ambos se mezclan con coplas añejas, rancheras (Volver, volver) o rumba. Como primer single se editó La falsa moneda, tema clásico en el que la voz de Concha y los arreglos de Javier Limón se convierten en tres minutos emocionantes. En México, dicha composición la hizo famosa José Feliciano.
“Lo que pasa con este tipo de canciones –como Volver, volver, de Fernando Z. Maldonado– es que me recuerdan a mi mamá. La llevo siempre conmigo cuando voy de viaje. Este disco es muy romántico, todas las canciones, no solamente Volver, volver.”
Al preguntarle cómo nacieron en ella estas canciones y qué la llevó a grabarlas, dijo que es algo “casi natural; simplemente las saco, las llevo hacia fuera, pero no sé qué estilo he creado ni que nombre; ni qué hago. Eso no me lo planteo; no lo pienso”.
Hay un acento flamenco en algunas piezas, fusión, mezcla, inventiva. Sobre esta característica expuso que tampoco puede precisar cómo se dio esta forma de expresión. “No sé. Los estilos es algo que no tengo muy claro. Lo que me suena en la cabeza es lo que saco, tanto en el flamenco como en el jazz.”
“No entiendo nada del mercado”
Hay piezas que son presa de una melodía suave; otras son rítmicas. “Me gusta… es como más fresco.” Éste es su mundo, el arte. “Del mercado (de la industria) no entiendo nada. Entiendo del arte. Voy haciéndolas y se las doy a mi Mariana, quien es mi mánager. Hago poemas, hago fotos. Le voy dando todo lo que hago. Luego ellos hacen discos y cosas, pero yo no entiendo de eso.
“No es que me aísle. Lo que pasa es que estoy en la casa programando. Si me piden que haga una entrevista, la hago, pero tampoco entiendo nada. Tampoco nunca leo nada de una entrevista que yo haya hecho, ningún video. ¿Para qué?”
Aún no tiene fecha para regresar a México. Lo suyo, pues, es el arte.