■ Pugnas constantes y maraña jurídica, las constantes en el PRD
Casi dos meses de conflicto y final de película de horror
El próximo viernes 16 se cumplen dos meses de la elección para presidente nacional y secretario general del Partido de la Revolución Democrática (PRD), sin que hasta el momento el proceso esté calificado debido a las constantes pugnas entre los dos principales contendientes, Alejandro Encinas Rodríguez y Jesús Ortega Martínez, y a la insistencia de éste en que se cuenten todas las casillas, aun aquellas con irregularidades.
Desde las primeras horas posteriores al proceso interno del 16 de marzo, Ortega se inconformó con los sondeos aplicados por el Instituto Mexicano de Opinión y Consulta Mitofsky, que le daban a Encinas ventaja de 8.8 y 5.3 por ciento, cifras que contrariaron a tal grado al candidato del bloque encabezado por Nueva Izquierda, quien la misma noche de la elección expresó su “sorpresa absoluta” por los resultados, pues según él tenía ventaja.
Las críticas de Cárdenas
El desaseo en la elección –que Leonel Cota Montaño ha atribuido a Ortega Martínez– fue tal, que Cuauhtémoc Cárdenas convocó, primero, a anular los comicios por “el lodazal y la rispidez con la que se conducen los grupos que se proclaman ganadores”, y la semana pasada llamó a que los ex presidentes del partido, quienes hoy se reúnen con él, encabecen la elección de una dirigencia sustituta.
La crisis del partido, que se derivó de las constantes acusaciones de irregularidades; la injerencia de gobernadores del PRI –de la que han hablado el senador Arturo Núñez y Encinas–, así como las impugnaciones que ambos grupos han interpuesto ante la Comisión Nacional de Garantías y ante el tribunal electoral –en este último caso sobre todo Ortega– mantienen sujeto el proceso a una maraña jurídica.
Desde el 20 de marzo, una vez que venció el primer plazo para concluir el cómputo, el entonces presidente de la Comisión Técnica Electoral (CTE), Arturo Núñez, aseguró que el Partido de la Revolución Democrática había entrado “en una crisis profunda”, de la cual la disputa por la dirigencia nacional “es prueba clarísima”.
Fue en ese escenario en el que Cárdenas pidió anular la elección. Argumentó que se perdió la capacidad de preservar la legalidad estatutaria, que se rompieron sistemáticamente las normas y se quebrantó, de manera absoluta, todo principio ético.
El centro de la pugna en el cómputo, que se mantiene hasta ahora, tiene dos vertientes: la exigencia de Alejandro Encinas de que no se contaran las actas de casillas no instaladas, pero que el 17 de abril “amanecieron” con votos, las que tenían más sufragios que boletas y las denominadas zapato, lo que implicaría “limpiar la elección”, y la insistencia de Ortega en que se contaran todas, incluidas las irregulares. Lo logró el jueves pasado, con el fallo a su favor del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
El retraso en el cómputo de las casillas avivó aún más la crisis. Desde el 23 de marzo, fecha límite para la entrega de resultados nacionales, la CTE alegó que no hubo “condiciones técnicas” para concluirlo, y al día siguiente los dos principales candidatos acordaron destrabar el conteo y definieron –en conjunto con Cota y representantes de la CTE– un “mapa de problemas”, basado en las irregularidades detectadas en las casillas.
A lo largo de los dos meses de conflicto, los gobernadores de Michoacán y de Zacatecas, Leonel Godoy Rangel, y Amalia García Medina, respectivamente, así como el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon, han sostenido diversas reuniones para tratar de aportar una salida, y en diferentes momentos ha participado también Andrés Manuel López Obrador.
En medio de la pugna, Nueva Izquierda, que postuló a Ortega Martínez, ha utilizado al Consejo Nacional para exigir a Garantías terminar el cómputo y, recientemente, para “elegir” un presidente y una secretaria general sustitutos que, ayer, “validaron” el acta de cómputo emitida el viernes por la noche, que le da a aquél la ventaja.
El 5 de mayo, en plena crisis, ambas corrientes “festejaron” el 19 aniversario del partido del sol azteca –NI lo hizo además con una taquiza en el Monumento a la Revolución–, y dos días después Cárdenas propuso una dirigencia transitoria, que sería elegida por el Consejo Político Consultivo, instancia que aún no se integra y que sustituiría al CEN.
A partir de ayer, Garantías tiene cuatro días para recibir las impugnaciones y entrar a la calificación de la elección. Hace mes y medio, en momentos en que la elección se le iba de las manos, Arturo Núñez anticipó “un final de película”.