■ El apoyo, para jóvenes deprimidos o que consumen drogas

Brinda la UAM ayuda sicológica a sus alumnos ante crítica violencia actual

Con la finalidad de brindar ayuda sicológica y emocional a su comunidad, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) impulsa con éxito desde hace tres años el proyecto Línea de apoyo sicológico por teléfono, en el cual especialistas de esa casa de estudios asesoran a jóvenes con depresión, consumo de estupefacientes o que viven “carencia o exceso de autoridad paterna”.

El proyecto es único en su tipo en el ámbito nacional, explicó Roberto Salazar Guerrero, coordinador del mismo. Éste se desarrolla en las cuatro unidades de la casa de estudios: Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa y Xochimilco.

La institución creó el espacio porque existe “una preocupación institucional por la salud mental de la comunidad, y es algo que requiere trabajo permanente”, señaló Salazar Guerrero.

Debido a que en el país actualmente “vivimos niveles de violencia críticos, derivados de la falta de oportunidades entre los jóvenes”, el académico de la UAM exhortó a otras instituciones educativas, públicas y privadas, a desarrollar modelos similares para la atención de sus estudiantes.

Durante los tres años que lleva el proyecto, el especialista aseguró que la pregunta más frecuente de quienes se acercan a esta atención es “¿qué hago?”, misma que “se devuelve” con el objetivo de que reflexione y analice las causas por las que se encuentra en ese estado.

“Nuestra metodología consiste en preguntar al usuario por qué busca consejo, una respuesta acabada, cuando en realidad desde nuestra perspectiva y experiencia profesional lo importante es preguntarse por qué se encuentra así, desde cuándo y qué factores intervienen, es decir, pensar con nuestros usuarios en dónde están parados y qué les está sucediendo”, explicó.

Agregó que es difícil decir a la gente qué hacer, por lo que se trata de brindarles herramientas para que con éstas encuentren alternativas a sus problemas.

Salazar informó que a lo largo de estos tres años, quienes más recurren al servicio son personas con depresión, con falta de oportunidades, además de jóvenes con carencia o exceso de autoridad paterna.