Número 142 | Jueves 8 de mayo de 2008 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
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Coges y te vas El sexo no se recluye en las habitaciones, la práctica pública entusiasma y excita a muchos. En esta segunda entrega sobre sexo anónimo presentamos los espacios expresamente acordados para la práctica erótica sin compromisos y las nuevas modalidades sexuales impulsadas por la tecnología. Ligar es, por naturaleza, una actividad solitaria que puede ser tanto gratificante como fuente de muchos problemas. Tener sexo con desconocidos en lugares públicos es para muchos una experiencia erótica sumamente placentera, aunque no exenta de riesgos. David recuerda con regocijo la ocasión en que fue sorprendido por policías: “El parque estaba oscuro, como si alguien se hubiera tomado el trabajo de fundir los focos. Había movimiento, hombres que caminaban de un lado a otro por los andadores. Me adentré y vi a uno que me gustó. Me acaricié los genitales y me senté en una banca. Casi enseguida llegó el chavo a sentarse junto a mí. Me la saqué y él comenzó a hacerme un guagüis. A los pocos minutos de la nada llegaron dos policías. El tipo se asustó e intentó alejarse. Uno de los policías fue tras él y el otro empezó a sermonearme. Le dije que no estábamos haciendo nada y me contestó: ‘¿cómo no, si todavía la tienes fuera?’ Yo creo que de nervios me reí. El policía como que se sacó de onda o le caí bien, porque me dejó ir.” Pero para tener sexo con un desconocido también hay otras opciones. Los clubes creados para la práctica erótica conservan cierto encanto subterráneo, pese al carácter restrictivo y menos riesgoso que implica el pago de una cuota. En estos locales es posible tener sexo a casi cualquier hora del día o la noche. Su clientela es más asumidamente gay de la que asiste a cines o baños públicos y, al igual que en éstos, la comunicación verbal es un lujo (Ver Letra S 140, marzo de 2008). Las fachadas nada dicen a los no enterados, por lo que sólo llegan quienes se desenvuelven en “el ambiente”. Puede tratarse de casas o departamentos con varias habitaciones a oscuras o semioscuras por las que deambulan los clientes en busca de alguien que les llene el ojo para consumar el deseo, o bien para integrarse a un grupo de sexosos. En los cuartos oscuros, que son el plus de algunos bares y discotecas gays, la comunicación verbal es prácticamente imposible. La gente entra con el objetivo de tener sexo rápido, pues en las mesas o pista de baile,esperan los amigos. En un antro fuera del Distrito Federal, los asiduos del cuarto oscuro se dividen en dos bandos. De un lado los homosexuales que se ligan y tienen sexo entre ellos, y del otro las “vestidas”, que se disputan a los numerosos “chacales” que fantasean que tienen sexo con mujeres. Román, quien parece concentrado en un video porno, platica que viene “de vez en cuando” a buscar sexo sin compromiso a este cuarto oscuro. Dice que tiene pareja pero, confiesa, él juega el papel activo porque su compañero es precoz. “Lo quiero mucho, pero él ya ni intenta penetrarme porque le da vergüenza venirse rápido. Sí me gusta ser activo, pero pues también me gusta que me la metan.” Según el estudio Los locales de sexo anónimo como instituciones sociales, de Fernando Villamil y María Isabel Jociles, aquí “el encuentro sexual entre dos personas y en privado, si bien no es imposible, sí se encuentra sumamente dificultado, ya que la propia distribución del espacio —no existen espacios excluidos de la mirada de terceros— está reflejando una forma de entender las relaciones sexuales legítimas: los participantes en el encuentro sexual son el conjunto de los presentes, y dura el tiempo en que el local está abierto”. Si te vi ni me acuerdo El toothing, en tanto, es una invitación al sexo sin más objetivo que desahogar la libido de inmediato. Funciona cuando en un área concurrida —un concierto, un congreso o un edificio corporativo, por ejemplo— hay dos o más personas que cuentan con la tecnología bluetooth en sus celulares. El interesado sólo debe dar la instrucción “encontrar otros dispositivos” y el sistema se encargará de localizarlos. Luego debe enviar el mensaje ¿Toothing? Esto sin necesidad de marcar números telefónicos, que además desconoce. El emisor no sabe quién lo lee y el receptor no sabe quién lo escribe. Si el receptor conoce el significado de la pregunta y acepta la invitación, se acuerda el sitio exacto del encuentro: un baño, una oficina… La eficacia de las terapias antirretrovirales,
que ha desterrado la noción de que sida
es igual a muerte; el estigma asociado a
la homosexualidad, que obliga a los hombres
homosexuales a buscar el anonimato;
las modernas tecnologías, que facilitan los
encuentros sexuales en momentos de calentura,
y la juventud de muchos gays, que no
experimentaron los efectos devastadores de
los primeros años de la epidemia, son factores
que han favorecido el sexo anónimo sin protección.
En este tipo de prácticas cada quien
establece sus límites; aunque no hay manera
de eliminar por completo los riesgos de una
penetración sin condón.
• El senador republicano por Idaho de 1982 a 2007, Larry Craig, fue detenido por
“conducta lasciva” el 11 de junio de 2007. El policía encubierto que lo arrestó
contó que Craig le toqueteó con su pie y su mano cuando orinaban en compartimentos
contiguos de los baños del aeropuerto de Minneapolis, lugar que estaba
siendo vigilado por reportes de actividad sexual entre hombres. Pagó una multa
de 500 dólares y renunció a su puesto el 30 de septiembre de ese año.
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