“No soy un monstruo”: Josef Fritzl
Viena, 7 de mayo. El padre austriaco que secuestró y violó a su hija durante 24 años en un sótano en Amstetten (este) afirmó en un mensaje que no es un “monstruo”, pues “pude haber matado a mi hija y a los hijos engendrados con ella y nadie hubiera sabido nada.
“No soy un monstruo”, declaró Josef Fritzl, según el texto enviado por su abogado, Rudolf Mayer, al diario Osterreich. “Podría haberlos matado a todos y no habría pasado nada, nadie lo hubiera sabido nunca”, agregó, en referencia a su hija, Elisabeth, y a los seis hijos que engendró con ella, además de un séptimo que falleció poco después de nacer.
Según el mensaje de su abogado, Fritzl defendió que gracias a él, su hija Kerstin, de 19 años, la mayor de la descendencia fruto del incesto, fue hospitalizada. “Si no fuera por mí, Kerstin no estaría viva”, dijo el detenido, de 73 años. Esta adolescente ingresó en el hospital en estado crítico el 19 de abril y su llegada al hospital fue lo que permitió a las autoridades destapar el drama.
Paralelamente, Fritzl fue interrogado el miércoles por primera vez por la fiscal de Sankt Poelten (este), donde el sospechoso se encuentra en detención preventiva.
El individuo “se dijo dispuesto a cooperar y a hablar” con la fiscal, Christiane Burkheiser. El interrogatorio, que duró alrededor de hora y media, se centró en “elementos biográficos personales, así como en su carrera profesional”, agregó el portavoz.
El próximo interrogatorio se haría en dos semanas, puesto que la fiscalía quiere esperar a tener los informes del equipo de investigación.
Éste prosiguió el miércoles el registro del local subterráneo en el que Fritzl mantuvo encerrada a su hija durante casi un cuarto de siglo y donde nacieron los siete hijos.
Fritzl comparecerá de nuevo el viernes ante el juez puesto que el periodo inicial de custodia, de 14 días, finaliza el lunes, día festivo en Austria.
Este electricista jubilado admitió ante la policía haber encerrado a su hija, Elisabeth, ahora de 42 años, cuando ésta tenía 18 años. Durante todo ese periodo, la violó y le engendró siete hijos.
Tres de ellos, entre ellos Kerstin, permanecieron secuestrados en el sótano desde que nacieron hasta hace unas semanas. Los otros tres fueron adoptados por Fritzl y llevaron una vida normal, viviendo con sus “abuelos” en su casa, unos metros más arriba.
El detenido puede ser condenado a cadena perpetua si se demuestra que la muerte del bebé se debió a un homicidio por negligencia. En caso contrario, se enfrentaría a una pena de 15 años de cárcel por violación o 10 años por secuestro, condenas no acumulativas.