■ Promueve sus últimos proyectos para la región: la Iniciativa Mérida y el TLC con Colombia
Al final de su gobierno, Bush analiza y justifica su política hacia América Latina
■ Descarta que haya reformas en Cuba y advierte sobre las relaciones peligrosas de Venezuela
■ “Hemos sido testigos de una revolución social en nuestro hemisferio”: Condoleezza Rice
Ampliar la imagen El comandante de marines James Terry Conway visitó ayer en un hospital naval en Bogotá a soldados heridos en combates con la guerrilla colombiana Foto: Reuters
Washington, 7 de mayo. Llegando a su etapa final en el poder, el gobierno de George W. Bush promueve sus últimas dos iniciativas en América Latina –el Tratado de Libre Comercio con Colombia y la Iniciativa Mérida– y argumenta que la influencia de Estados Unidos en la región está a prueba en la relación con Colombia, descarta las reformas en Cuba, advierte de las relaciones peligrosas de Venezuela en la región y reitera su compromiso con la “justicia social”.
El presidente George W. Bush, en un discurso sobre la política de su gobierno hacia América Latina en el foro anual del Consejo de las Américas realizado hoy en el Departamento de Estado, en Washington, empezó contando que ayer había tenido una videoconferencia desde la Casa Blanca con tres “líderes disidentes” en La Habana, a quienes calificó de “valientes” que “me inspiraron”. Respecto de las medidas recientemente adoptadas por el gobierno cubano, dijo que no ve en ellas “ningún cambio” y que son “gestos vacíos de reforma”, ya que Cuba sigue gobernada “por el mismo grupo que ha oprimido al pueblo cubano por casi medio siglo”.
Insistió en que hasta que se respeten los derechos humanos, empezando por la liberación de presos políticos, la libertad de expresión y la realización de elecciones libres, se podrá hablar de un cambio real, y afirmó que la política de Estados Unidos hacia la isla “no debe cambiar hasta que el pueblo de Cuba esté libre”.
Al abordar la Iniciativa Mérida, dijo que ha “observado con admiración cómo el presidente Calderón ha tenido mano firme para asegurar que su sociedad quede libre” de narcotraficantes, e instó al Congreso aprobar fondos para esta medida.
En cuanto al tema de la “justicia social”, Bush aseguró que ésta implica acceso a la salud, a la educación, a la lucha contra la corrupción, y a la promoción del libre mercado. Al elaborar algunas de las condiciones impuestas a la asistencia social a estos países, declaró que “no es mucho pedir que un gobierno acepte la economía del mercado” al extenderlo a la asistencia estadunidense.
Culminó con una apasionada defensa del acuerdo de libre comercio con Colombia; se trata, dijo, tanto de una prioridad económica como de un asunto de seguridad nacional. Bush indicó que si el liderazgo de la Cámara baja mantiene su bloqueo a la aprobación de esta iniciativa, “el acuerdo estará muerto”. Aquí repitió que su aprobación es una “prioridad urgente de seguridad nacional”, ya que Colombia es un gran aliado de Estados Unidos, y elogió la “valentía” del presidente Álvaro Uribe.
Señaló que a pesar de tener grandes avances en la reducción de violencia, Colombia sigue bajo “intensa presión” en el área. “Enfrenta un asalto continuo del grupo terrorista conocido como las FARC; a un vecino hostil y antiestadunidense como Venezuela, donde el régimen ha forjado una alianza con Cuba y ha colaborado con los terroristas de la guerrilla, al tiempo que ha otorgado un santuario a unidades de las FARC”.
No pocos de los participantes –representantes de empresas estadunidenses, banqueros, analistas, consultores y diplomáticos con intereses en América Latina– han criticado la falta de atención a la zona por este gobierno, dadas sus “distracciones” en otras partes del mundo, y sobre todo el fracaso de concretar la máxima meta del llamado “consenso de Washington” para crear la Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), pero el presidente, algunos de sus secretarios y diplomáticos aquí insistieron en los “logros” de este gobierno en la región en tonos a veces sorprendentes.
En su intervención más tarde en este foro, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, al evaluar la región durante la administración de Bush, proclamó: “yo diría que hemos sido testigos, nada menos que de una revolución social en la mayoría de nuestro hemisferio en años recientes, y que su causa ha sido la democracia”. Agregó que podría resumir este proceso de cambio como “un tiempo de la inclusión, un tiempo para que la gente se sienta en casa y pueda participar en el destino de sus naciones”. Dijo que “esta revolución ha realineado la política en América Latina. Nuevos líderes han surgido tanto de izquierda como de derecha, líderes responsables democráticos… que trabajan pragmáticamente para ampliar la oportunidad, reducir la pobreza y promover la seguridad”.
Y aseguró que este proceso de democratización “no es un giro a la izquierda, no es un rechazo populista a los mercados y el comercio, sino de hecho es la creación de un nuevo consenso hemisférico… que dice que la democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de América Latina”.
Obviamente mencionó que había “algunas excepciones” en todo esto, y reiteró la postura sobre Cuba expresada por su jefe.
Thomas Shannon, secretario asistente de Estado para asuntos del hemisferio occidental, insistió en que este gobierno ha mantenido la “agenda del libre comercio”, y que a pesar de no lograrse un ALCA, sí se han negociado 10 acuerdos de libre comercio con una fila de países a lo largo de la costa del Pacífico. Afirmó que el acuerdo con Colombia es clave para la presencia de Estados Unidos en América Latina y el éxito del país sudamericano. Subrayó que una Colombia exitosa “cambiará la cara de la región” y sería “un ancla para la democracia, la integración y la estabilidad”.
En otro orden, dijo que la aprobación de la Iniciativa Mérida es urgente, ya que “los cambios tremendos que ha realizado México están amenazados por el crimen organizado”.
Shannon elogió la relación con Brasil y dio la bienvenida a la elección en Paraguay, cuyo resultado consideró como “paso importante” que amerita la “solidaridad” de los países de la región y de Estados Unidos. En cuanto a Bolivia, dijo que Washington favorece la “integridad territorial” del país, y que su crisis es un “asunto interno”.
Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, alabó la expansión económica de América Latina en el transcurso de la última década, resultado de la integración a la economía global, pero advirtió que continúan preocupando qué tan sustentables son estos logros. Identificó que el reciente auge ha dependido demasiado del alza de los precios de materia prima, incluido el petróleo, mientras el sector manufacturero se ha reducido. A la vez, señaló que el crecimiento económico de esta última década ha tenido un impacto limitado en reducir las desigualdades y la pobreza en la región, lo cual ha nutrido las “tensiones sociales”, y expresó su preocupación por el alza en el precio de los alimentos dentro de este contexto.