■ Dar acceso al apoyo humanitario no debe ser un asunto político, señala Condoleezza Rice
Presionada, la junta militar de Myanmar permite ingreso de la ayuda internacional
■ La cifra de muertos por el ciclón podría llegar a 100 mil, según una diplomática estadunidense
Ampliar la imagen
Conforme pasan los días en el río Pyarmalot, unos 168 kilómetros al suroeste de Rangún, se observan cuerpos flotando (como en la imagen), lo que dificulta las condiciones para los equipos de ayuda humanitaria desplegados en Myanmar, explicó ayer un funcionario de la ONU
Foto: Ap
Rangún, 7 de mayo. El gobierno militar de Myanmar se vio presionado este miércoles a abrir sus fronteras para recibir ayuda internacional tras un devastador ciclón que, según una diplomática estadunidense, podría haber provocado 100 mil muertes.
Estados Unidos, un abierto crítico de la junta militar que ha gobernado a la ex Birmania por más de cuatro décadas, dijo que el acceso a la ayuda humanitaria no debería ser un asunto político.
“Lo que resta es que el gobierno permita a la comunidad internacional ayudar a su gente. Debería ser un asunto sencillo. No es un asunto de política”, dijo la secretaria de Estado estadunidense, Condoleezza Rice, a periodistas en Washington.
El principal funcionario de ayuda humanitaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU) instó a Myanmar a prescindir de las restricciones de visas para trabajadores humanitarios y despachos aduaneros para bienes con la finalidad de permitir que los afectados por el ciclón Nargis, del pasado sábado, reciban ayuda.
La limitada ayuda internacional ha comenzado a llegar y la operación de socorro de la propia junta militar se ha acelerado con algunos helicópteros en la región, pero no se veían caravanas terrestres.
Según The Independent, en la zonas que rodean Rangún, la ex capital, se ha visto a monjes budistas y monjas católicas tratando de reconstruir chozas destruidas auxiliados por habitantes que se refugiaron en templos de ambas religiones, mismos que también resultaron dañados, si bien aún están en pie.
La radio y la televisión estatales de Myanmar, las principales fuentes oficiales de víctimas y daños, reportaron una cifra de muertes actualizada de 22 mil 980 con 42 mil 119 desaparecidos y mil 383 heridos en el más devastador ciclón registrado en Asia desde una tormenta en 1991 en Bangladesh que causó la muerte a 143 mil personas.
“La información que estamos recibiendo indica que podría haber más de 100 mil muertos en la región del delta”, dijo Shari Villarosa, funcionaria de la embajada estadunidense en Myanmar, a periodistas en una conferencia telefónica desde Rangún.
El ministro de Relaciones Exteriores francés, Bernard Kouchner, sugirió invocar una cláusula que señala la “responsabilidad de proteger” de la ONU, para entregar ayuda directamente a Myanmar sin esperar la aprobación de la junta militar en Rangún.
John Holmes, subsecretario general de asuntos humanitarios de la ONU, dijo que sería prematuro, ya que las discusiones con el gobierno, aunque lentas, estaban avanzando.
Richard Horsey, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, relató que 5 mil kilómetros cuadrados se encontraban bajo el agua.
“Con todos esos muertos flotando en el agua puedes tener alguna idea de las condiciones que enfrentan los equipos que están en terreno. Es un importante desafío logístico”, declaró Horsey.
Países de Asia brindan auxilio
Tailandia, China, India e Indonesia han estado enviando suministros de ayuda, y a su vez el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas informó que había enviado cuatro aviones con ayuda que se esperaba que llegaran al país afectado este jueves.