■ El gobierno federal debe aclarar si hubo presiones para lograr su salida: Álvarez Icaza
Diplomático, Amerigo Incalcaterra elude hablar de por qué tiene que dejar México
■ Si la salida fue forzada por autoridades, sería una mala señal al exterior, dice el ombudsman
El representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, se negó a pronunciarse en torno a las razones por las cuales será transferido a otro país.
Entrevistado en el marco de la presentación del Diagnóstico de los derechos humanos en el Distrito Federal, Incalcaterra se limitó a decir que el cambio “es una cosa normal” y evitó, bajo cualquier circunstancia, referirse a las versiones que señalan que fue el gobierno federal, por medio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el que presionó al organismo internacional para que fuera trasladado: “La noticia es el diagnóstico de los derechos humanos en el Distrito Federal. Ésa es la noticia y espero que se difunda. El diagnóstico es un ejercicio único, repito, no hay que desvalorar esta experiencia, que es un ejercicio que no se ha hecho en ninguna otra parte.
“Por tanto, den a conocerlo; lo otro son cosas normales que suceden en una burocracia como la de Naciones Unidas: se cambió a su representante después de un tiempo y en eso, no hay noticia, señores”, expuso al término de la ceremonia realizada en el centro cultural Estación Indianilla.
Incalcaterra, quien asumió la representación en México en octubre de 2005, dijo que en las próximas horas se determinará la fecha del relevo y su nuevo destino: “No sabemos adónde me van a enviar. Estamos en eso y lo vamos a definir tal vez el día de hoy (ayer)”.
Quien sí se pronunció fue el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Álvarez Icaza, quien además de subrayar que el gobierno federal tendrá que aclarar el asunto, agregó que “no se observa la centralidad del tema de las garantías fundamentales en las acciones del gobierno” federal.
“De ser cierto, es una muy mala señal, una muy preocupante señal que se suma a otras. No se observa el cumplimiento del programa de derechos humanos (que tendrá que realizar el gobierno federal) y ya llevamos año y medio en ello.
“Hace tan sólo unas semanas estuvo en México la alta comisionada Louise Harbour y habrá que tener una buena explicación de qué sucede, porque de confirmarse que hay presiones y que hay otros actores que están involucrados, sería una pésima señal que mandaría un mensaje en el sentido de que no se cumplen los compromisos internacionales y se está más interesado en la foto”, asentó.
Por último, Incalcaterra aseguró no guardar rencor y llevarse “un gran placer” de haber trabajado en México: “Fue un gran honor haber podido participar en este momento histórico y me llevo muchos sentimientos, mucho afecto y un reconocimiento por la riqueza que tiene este país, que es su gente”.