Usted está aquí: miércoles 7 de mayo de 2008 Mundo Aumentan a más de 50 mil los muertos en Myanmar por el ciclón Nargis

■ Agencias internacionales de cooperación luchan por llegar a zonas que devastó el meteoro

Aumentan a más de 50 mil los muertos en Myanmar por el ciclón Nargis

■ Más de un millón de personas han perdido sus hogares; arrasadas, grandes áreas de cultivos de arroz

■ Conmina la ONU a la junta militar a eliminar el requisito de visa para los trabajadores humanitarios

Andrew Buncombe (The Independent)

Ampliar la imagen Residentes de Rangún, la ex capital de Myanmar, intentan remover un poste del alumbrado eléctrico que obstruye el paso de vehículos Residentes de Rangún, la ex capital de Myanmar, intentan remover un poste del alumbrado eléctrico que obstruye el paso de vehículos Foto: Ap

Mientras este martes aumentaba la cifra de muertos por el ciclón en Myanmar, que está por encima de las 50 mil personas, testigos hablaron de gente sin techo, hambre y enfermedades que amenazan las áreas más afectadas.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) señaló que más de un millón de personas han perdido sus hogares y que vastas áreas de cultivo de arroz pueden haber quedado destruidas. A menos que suministros de emergencia lleguen al país rápidamente, se teme que más gente morirá.

La junta militar que gobierna al país admitió que al menos 22 mil personas perdieron la vida y 40 mil más están desaparecidas. Sólo en una ciudad costera han muerto 10 mil personas, lo que hace temer que el saldo final del ciclón Nargis se incremente significativamente una vez que los grupos de rescate lleguen a las áreas más aisladas.

Ciudades y poblados de los territorios bajos del delta del río Irrawaddy sufrieron la peor parte de la feroz tormenta. El área albergaba a la cuarta parte de la población del país, de 57 millones de personas, y la zona es de difícil acceso aun en condiciones normales.

Ahora, con la destrucción de caminos y las pocas redes de comunicación que había, los esfuerzos de las agencias de socorro tienen aún más dificultades. El brote y contagio de enfermedades es un riesgo mayor. Incluso en Rangún, la ex capital de Myanmar, no hay electricidad ni agua corriente en la mayor parte de la ciudad

Casi todas las agencias humanitarias internacionales aún esperan que se les den visas para entrar al país donde el movimiento y el acceso están fuertemente controlados. Las pocas que están trabajando en el país se ven obstaculizadas por la falta de comunicaciones, por la destrucción de las líneas telefónicas y la infraestructura.

En un correo electrónico recibido por The Independent, un socorrista en Myanmar escribió: “No es Rangún donde está lo peor, al menos ahí la gente está viva. Hoy un equipo llamó y dijo que había llegado al delta del Irrawaddy; que había 40 mil muertos en la ciudad de Pyin Su la, en Labutta. Cadáveres por todos lados. Mal olor. Nada de agua ni víveres. El gobierno no permite que organizaciones no gubernamentales (ONG) trabajen en zonas donde no tienen permiso oficial. De las 40 ONG que funcionan en el país, sólo cuatro tienen permiso de trabajar en esa zona”.

Equipos de socorro han alcanzado algunas de las áreas aisladas, pero llevar suministros será un reto mucho mayor. “¡Necesitamos agua y alimentos¡”, escribió una mujer que vive en Thigangyun, al norte de Rangún, en un mensaje enviado a la BBC en Myanmar.

Otro testigo de Tunte, al otro lado del río que atraviesa Rangún, afirmó que no ha llegado ayuda. “No he oído que nada haya llegado. Ésta es la ciudad más cercana a Rangún. Sólo hay que cruzar el río Hlaing. Acabo de regresar de ahí y no vi ni escuché nada sobre operaciones de rescate”.

Thin Aye, un hombre cuya casa quedó totalmente destruida y que ahora se refugia con su familia en una iglesia, se rio con amargura mientras escuchaba el radio. “El gobierno dice que están dando arroz a la gente afectada por el ciclón. Están mintiendo”.

Caryl Stern, quien encabeza el Fondo de la ONU para la Niñez (Unicef) en Estados Unidos, dijo a la agencia Associated Press: “Nuestro mayor temor es que lo que siguió al ciclón pueda ser más letal que la tormenta en sí.”

Mientras la ONU urgía a Myanmar a eliminar el requisito de visa para los trabajadores humanitarios, el gobierno británico también presionaba para que el hermético Estado levantara las restricciones impuestas hace mucho tiempo para permitir una respuesta plena a la devastación.

Grupos que luchan por la democracia en Myanmar han advertido que el régimen militar tratará de robarse las donaciones extranjeras. El canciller francés, Bernard Kouchner, cofundador del grupo Médicos sin Fronteras, dijo: “La ONU está pidiendo al gobierno de Myanmar que abra sus puertas. El gobierno de Myanmar responde: ‘Si nos dan el dinero, nosotros lo distribuiremos’, y eso es algo que no podemos aceptar”.

La junta gobernante en el país llevó a cabo una excepcional conferencia de prensa este martes en la capital, Naypyidaw, para revelar que, según las autoridades, la mayor parte de la gente que pereció murió como resultado de la ola causada por el ciclón del sábado. “Esta ola tenía más de tres metros y medio de alto y arrastró e inundó la mayor parte de las casas de los territorios bajos”, dijo Hamhung Hamhung Swe, ministro de Socorro y Reubicación.

“Más muertes fueron provocadas por la ola que por la tormenta… La gente no tenía hacia dónde huir”. El ministro agregó: “En lugar de estar esperando cifras de saldos mortales y de daños, sería más práctico que enviaran ayuda humanitaria a las víctimas lo más pronto posible”.

El régimen anunció también que un referendo previsto para el sábado se pospondrá en las áreas más afectadas, pero causó mayores críticas al insistir en que la consulta se lleve a cabo según lo planeado en otras partes del país.

“Deberían suspender por completo el referendo y dedicar todos sus recursos nacionales a las zonas afectadas”, dijo Debbie Stothard, del grupo de derechos humanos Altsean-Burma, que funciona en el sureste asiático. “Realmente necesitan priorizar y asegurarse de que no muera más gente de frío, desnutrición o enfermedades”.

Richar Horsey, el vocero regional de la oficina de la ONU para Coordinación de Ayuda Humanitaria, dijo que el aeropuerto más cercano a la zona del delta estaba en Rangún, a más de 80 kilómetros de distancia.

“Para los lugares accesibles por tierra, habrá autos y camiones que tendrán que llegar desde Yangún”, dijo a reporteros. “Para las áreas más remotas, los equipos de asistencia buscarán trasladarse en helicópteros o lanchas”.

Gobiernos de todo el mundo han prometido enviar fondos de emergencia. Gran Bretaña anunció que donará unos 9.8 millones de dólares, y el presidente George W. Bush aumentó su oferta de ayuda inicial de un cuarto de millón de dólares a 3 millones de dólares.

El presidente estadunidense afirmó: “Estamos preparados para trasladar a nuestras unidades de marina y ayudar a rescatar cuerpos de fallecidos, encontrar sobrevivientes y ayudar a estabilizar la situación. Pero para hacerlo, la junta militar debe permitir a nuestros equipos ingresar al país”.

Mientras tanto, el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, declaró: “Enviamos nuestras condolencias a las miles de víctimas de esta terrible tragedia. Exhorto al gobierno de Myanmar a que permita a las agencias de cooperación brindar ayuda a los que la necesitan”.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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